Un tobogán sin escalón. [Parte I]

295 15 0
                                    

  

Después de dos años de aquella tarde todo había cambiado, mi madre me había obligado a preparar mis maletas y subirme a ese avión de mierda que me tiro lejos de Londres, volviendo a mi país natal donde nada de paz reinaba, conocí a mi hermanito y tuve que empezar una nueva escuela de mierda. Me mantenía al margen, había perdido todo mi carácter sociable y me enfoque solamente en terminar la escuela.

Sin amigos, y mucho menos sin una relación sentimental.

Terminando la secundaría mi mamá me dio la posibilidad de irme a vivir sola a una ciudad para poder estudiar la carrera de abogacía, y aunque la carrera en si no me gustaba una mierda, cualquier escusa para irme lejos de mi madre y de mi "padre" era valida, así que, -literalmente- arrojé mis cosas adentro de mi maleta y partí a mi nueva vida.

Es sí no era nada de otro mundo, el departamento era lindo, bastante lindo, no era grande pero estaba yo y con eso bastaba para llenarlo de olor a cigarrillo y llenar las paredes de estrellas rotas. Nadie me decía que tenia que hacer, a nadie le importaba a que hora llegaba por la noches ni mucho menos en que estado llegaba.

De Matt no sabía nada y aunque me moría por contactarlo, me concentraba en una botella de alcohol y en una linea recta que me hacía olvidarme de el por momentos. A pesar de que estaba bajo mi responsabilidad me faltaba algo, ese calor, el calor de los cariños, ese hogar que te hacía regresar cuando afuera hacía frió y el cielo estaba gris. No un techo, un hogar, lleno de amor y apoyo. Del cual solamente había tenido una vez y no fue exactamente con mi madre...

Es increíble como puedo estar tan rota y disimularlo bien.

Increíble como me sigue importando tanto una persona después de tanto tiempo, amarlo tanto y no poderlo sacarlo de mi mente ni de mi corazón. Me sentía rota sin el, el tan solo recordarlo, imaginar como sería mi vida con el, si nada de esto hubiera pasado, si nuestro amor mutuo hubiera quedado intacto ¿Que sería? Si no hubiera partido, si el me hubiera seguido queriendo ¡¿Porque el no me amaba de la forma que yo lo hacía?!

Entonces ¿Que había sentido por mi todo este tiempo? ¿Sintió algo de lo que me dijo alguna vez? ¡Ahora estoy tan insegura de todo lo que me dijo! Pero insegura o no, mi mente retorcida me dice que todavía me quiere y que vaya a buscarlo. Pero no, mierda no, si el no lucho no intento nada, demonio yo si lo intente, al menos yo lo intente.

Y es horrible, porque todo el dolor me lo quede yo, el seguramente habrá echo su vida, tal vez y ahora es padre o se esta por casar o algo de lo que seguramente yo no quiero enterarme.

¡Y es que lo amo tanto! Juro, juro, juro por mi vida y los cosmos que nunca ¡NUNCA! Voy a poder reemplazarlo con alguien, estoy segura de que el, es o era el amor de mi vida, es con el que estaría dispuesta a esperarlo una eternidad para que me ame, y también se, que si el alguna vez llega a venir a buscarme no dudaría ni dos segundo en perderme con el, pero siempre y cuando el venga a buscarme, a decirme que lo espere, porque yo, yo, ya estoy bastante humillada para humillarme otra vez de esa forma y avergonzar de nuevo a mi herida y enferma mente.

Cada vez que llama mi madre para saber como estoy termina por decirme que tendría que ir a un psicólogo, que tiene miedo de que haga algo raro ¿Que puedo llegar hacer? Si soy una cobarde de mierda, soy cobarde por no querer olvidarlo, por no querer superarlo, por volver a querer a otra persona y olvidarme de el ¡Yo no quiero eso! No quiero conocer jamás a otra persona que me haga sentir lo que el logro en mi, ni que otras manos puedan tocarme como las suyas, ni probar otro labios con tanto amor como yo probaba los suyos y nunca, jamas encontrar unos ojos tan profundo como los suyos, nunca voy a encontrar el universo disperso en unos ojos, porque solamente encuentro ese universo, ese infinito deslumbrador en los suyos, en sus hermosos ojos, esos faroles que me guiaba y que a la vez hacían perderme como ninguna. Donde me sentía protegida y amada si le miraba fijo.

Cada noche, totalmente en un estado de inconsciencia pienso en el y le pido a Dios que lo cuide, que lo haga feliz, porque si el es feliz yo lo soy, aunque no de la manera que quisiera, pero todo por el y su bienestar.

Y aunque la paso drogada para no pensarlo, es inevitable, recordar el ruido de su risa, de sus ojos mirándome o sonriendo... Lo tengo tan, pero tan patente en mi mente que me desespero porque no se que tengo que hacer, siento un total vació en mi pecho, un constante nudo en la garganta y unas miserable ganas de que me pise un colectivo con 15 pasajeros.

Era como si al frente de mi ojos, de mi nariz había un tobogán, solo tenía que correr subirme y bajar, que el aire me purificara dentro, poder ser feliz, pero cuando corría, lloraba, sonreía y llegaba al  tobogán, no tenia escalón, no había posibilidad de subir.

A veces creo que soy feliz. Como cuando estoy en la facultad tirando mi cabeza hacía atrás y tapándome la boca, mientras rió a carcajadas, por una broma que alguien hizo. Pero entonces el día se hace noche y mi sonrisa despreocupada se convierte en una inexplicable tristeza, graba en mi cara como un tatuaje. Y me acuesto pensando en todas las cosas que me gustaría poder decir y en todas las cosas que tengo miedo de admitir, incluso en mi mente.

Es en las noches como estas que me doy cuenta de soy varias cosas. Soy triste y feliz, extrovertida y tímida, rebelde y tranquila. Pero sobre todo me doy cuenta que estoy vacía.

Pero si, estoy bien.

Bien hundida.

ROPE [Segunda temporada consejero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora