Capitulo 25

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Narra Vegetta

Gane como rey.

Termine con Yuya.

Rechace al amor de mi vida.

Perdí a mi mejor amigo. A todos mis amigos.

¿Y qué hago al respecto? Nada. Nada de nada ¿Por qué? Porque soy un maldito cobarde que no es capaz de luchar por lo que quiere, un tonto que se concentra más en lo que piense la gente  que de lo que él mismo siente.

Me odio. Me detesto ¿Cómo una persona tan maravillosa como Willy pudo fijarse en semejante basura como yo? No merezco su amor ni sus lagrimas. Lo trate como mierda cuando eso es lo que yo soy, fui un mal amigo, una mala persona. Le negué que lo amaba cuando realmente muero por sus besos, por sus sonrisas, porque me diga que me ama tanto como yo lo amo. Él es perfecto y yo un asco.

-¡Samuel!-escuche como alguien me llamaba desde la puerta sacándome de mis lamentaciones-¡Samuel, abre ahora mismo!!

¿Quién coño era? No reconocía esa voz de nada.

-Quien quiera que seas vete, quiero estar solo-le grite.

-¿Ya no recuerdas ni a tu ex-novia?

-¿Yuya?

Fui corriendo a abrirle la puerta con la sola intención de saber si era ella y vaya que si era. Se veía furiosa ¿Qué hace aquí?

-Pero...

-Antes de nada-me interrumpe-Se que no entiendes que hago aquí-vaya ahora lee mentes-Pues vine porque estoy preocupada, nadie a sabido de ti en semanas, ya no sales, no comes y no me lo niegues que de sólo verte lo sé-me acaricia suavemente la mejilla y su cara de enfado pasa a una comprensiva-Mírate ¿Qué paso con ese chico fuerte y alegre que solía ser mi novio?-río un poco con tristeza- Estas sufriendo tanto. Él realmente debía de gustarte.

Con esas palabras logro que miles de lagrimas salieran de mis ojos dándome una apariencia seguramente lamentable. Me sentía roto, herido, y todo por mi propia mano. No pude evitar abrazarla fuertemente en busca de consuelo. Ella sólo me correspondió y acaricia suavemente mi espalda.

-Lo amo, lo amo mucho. Lo extraño. No quiero perderlo. No quiero que me deje-decía entre sollozos y ella solo me abrazaba más fuerte.

Me sentía cansado, muy cansado. Tanto física como mentalmente. No medí cuenta cuando empece a errar mis ojos y todo se volvió obscuro.

Desperté. Wooow... hace mucho que no dormía así de bien. Intente levantarme, pero un peso a mi lado me lo impidió ¿Yuya? De repente volvieron a mi los recuerdos de aquella tarde. Los colores me subieron de inmediato a la cara. Que vergüenza haberme comportado así frente a una chica. Volví a mirarla, se veía tan tranquila. 

¿Qué horas serán? Vaya... son casi la 13:00. Espero que a sus padres no les importe que se halla quedado a dormir conmigo...

-Yuya-intentaba despertarla-Yuya.

-¿Qué? ¿Qué paso?-dijo viendo todo a su alrededor.

-Nos quedamos dormidos.

-Oh no, no, no, debo llamar a mis padres-dijo y salio corriendo del cuarto.

Una vez solo me recosté de nuevo en mi cama a pensar en todo lo ocurrido al igual que en este ultimo tiempo.

Ahora es cuando agradezco el haber conocido a Yuya porque no sólo gane un gran empleo sino que también una gran amiga. Sin embargo, y sin menospreciar el trabajo de Yuya, hay alguien a quien de verdad necesito ver pues sé que sólo él podrá ayudarme a sobrellevar esto.

Me ama?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora