Capitulo I "El Comienzo"

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Esta es la primera vez que hago algo así espero y les agrade...

P.D: me gustaría que si tienen una opinión constructivas son bien recibidas.

P.D 2: la chica que aparece en esta parte es española por si no entienden el porque de algunas palabras y aquí les dejo esta sencilla historia.  

Era una tarde en el pueblo de Huamantla, Tlaxcala. Un pequeño niño de 7 años de edad, de piel blanca y cabellos castaño, vestía una camisa de manta blanca, al igual que unos pantalones cortos color besh rondaba por el mercado del lugar haciendo algunas travesuras, cuando es detenido por una niña de aproximadamente 12 años, la cual vestía una camisa blanca, con bordados color rojo, al igual que su falda larga y con una faja en la cintura color negra era de piel blanca y cabello rubio recogido en una hermosa y larga trenza y sus ojos eran de color azul.

-Ana, suéltame quiero seguir jugando-le contesto el niño un tanto molesto

-Pedro sabes que a Doña Soledad no le gusta que andes a estas horas por el pueblo y solo, ya regresemos a casa-le comenta la chica.

-Pero Ana...-

-Pero nada, vamos-

Los niños iban caminando por las calles del pequeño pueblo el sol se escondía detrás del cerro y se aproximaba el anochecer, cuando Ana escucha hablar a dos mujeres.

-no creo que sean capaces de hacer tanto arguende por pequeñeces- comento una de las mujeres.

-no está bien hay que demostrar que nosotros no somos esclavos de nadie me oye, de nadie-

Ana y Pedro llegan a una gran casa con un portón grande de madera, al entrar se ve un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores y olores, en el centro del jardín se encuentra una hermosa banca de madera, al entrar a la casa encuentran a una mujer anciana sentada en una mecedora en medio de la sala, tejiendo.

-Abuelita – grita Pedro al entrar.

-Hola mi niño ¿Dónde te avías metido? Me tenías con el alma en un hilo, igual tu Ana, no me vuelvan a dar esos sustos.- dijo la anciana al ver a los niños, abrazando al más pequeño de ellos

-Claro que no Doña Soledad-le dice la niña en forma de disculpa.

-Por favor Ana dime abuela o por lo menos háblame de tu, recuerda que ya eres parte de esta familia- le dice la anciana con una voz dulce y tierna.

Ana solo agacha la cabeza y con voz baja contesta

-Are el intento-

-bueno alístense para cenar-dice la mujer

-si- contestan ambos niños saliendo de la habitación

-Ana, espera, quisiera hablar un momento contigo- la anciana detiene a la niña, haciéndola regresar a la habitación.

-sí que os sucede-contesta la niña regresando de la puerta.

-Ana veras ya ha pasado un tiempo desde que llegaste aquí, y entiendo que no te sientas tan cómoda, ha sido un cambio muy radical y en especial para una niña de tu edad y la verdad me gustaría que si hay alguna preocupación o para cualquier cosa aquí estoy para apoyarte, ya eres parte de esta familia y tu como Pedro y Mateo son lo único que me queda. Yo quise mucho a tus padres y prometí frente a sus tumbas que velaría por ti lo que dios me permita de vida-

Dijo la mujer en un momento de melancolía y tristeza, Ana estuvo a punto de sacar algunas lágrimas, pero fuerte levanto su mirada y con una ligera sonrisa afirmaba lo que decía la mujer.

-Gracias por su apoyo Doña Soledad-dijo la pequeña.

-Descuida hija, aunque tú y Mateo no sean de mi sangre los quiero como si lo fueran-sonrió la mujer al decir eso a la niña

La Leyenda del Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora