Capítulo 3

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Eran las cuatro de la tarde y _____ y Armin caminaban por los pasillos, en busca de Eren y Mikasa.

—¿Seguro que estarán en su cuarto?—preguntó _____ incrédula.

—Sí —respondió Armin con seguridad—. Me dijeron que irían a dormir un poco después de comer.

—Vale.

_____ se adelantó.

—Armin, vete bajando que ya los aviso yo.

—De acuerdo —sonrió y se desvió a las escaleras.

Ella llamó a la puerta. Al no obtener respuesta, volvió a llamar. Y de nuevo, nada.

—Sí que tienen el sueño profundo —pensó.

Llamó por tercera vez, más fuerte. No obtuvo respuesta, pero la puerta se abrió un poco. Aprovechando la situación, empujó la puerta y asomó la cabeza.

—Chicos...

_____ cerró la puerta de inmediato.
Dentro del cuarto no estaban durmiendo, no. Eren le estaban dando fuerte a Mikasa en la postura del perrito.

—Bueno, al menos no soy la única que se divierte —susurró mientras caminaba—. Me alegro de que Eren por fin haya espabilado —rió dulcemente.

Cuando salió al exterior, se encontró a Armin apoyado en la pared.

—¿Dónde están Eren y Mikasa? —preguntó después de levantarse.

—Etto... Es que tenían un sueño tan profundo que no los puede ni despertar —rió nerviosa—. Supongo que en un rato bajarán.

—Bien.

Ambos sonrieron.

—Bueno, ¿qué nos toca hacer? —cuestionó ella cuando empezaron a andar.

—Nos toca alimentar a los caballos y comprar la comida.

—Alimentar a Jean y comprar la comida. Entendido —alzó el pulgar.

Armin se rió.
Ambos decidieron ir primero a hacer la compra.
Una vez llegados al mercado, compraron todo lo necesario.

—Sigo diciendo que deberían mandar a más gente para hacer la compra. Las cestas pesan mucho —se quejó _____.

—Lo sé. Pero hay días peores.

_____ suspiró.

—¡Oh! ¡Mira, mamá, mira!

Una niña junto a su madre pasaron por su lado. La niña señalaba a un grupo de mariposas que revoloteaban cerca de la floristería.
_____ sonrió con morriña.

—Son preciosas —pensó en alto.

—Tienes razón —afirmó Armin—. Antes, dentro de la muralla María, había cientos de ellas.

—Sí. Lo recuerdo.

—¿Vivías dentro de la muralla María?

—No. Vivía dentro de la muralla Rose —mintió—. Pero mis abuelos sí que vivían dentro de ella. Y cuando los iba a visitar, me tumbaba en el campo con mi hermano y las observaba.

_____ volvió dibujar esa sonrisa morriñenta.
Continuaron caminando de vuelta al cuartel, cuando una mariposa se posó sobre la nariz de Armin. Él cerró un ojo y dejó la cesta. En cuanto la dejó sobre el suelo, la mariposa salió volando de nuevo.

Al regresar, subieron directamente a la cocina para dejar la compra. Luego, fueron a los establos para alimentar a los caballos.
Justo después de llegar apareció Jean.

{Cancelada} Sólo soy otra alma herida. [Novela corta/Lemon/Levi y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora