I'm not perfect. (Erik Durm)

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Las lágrimas corrían por las mejillas de Christiane Schütz mientras las gotas de lluvias caían sin cesar; ella tan sólo se encontraba acostada en su cama recordando las últimas palabras que había dicho, esas misma palabras que le habían roto el corazón no sólo a ella sino que también a Erik Durm, esas palabras que no eran ni siquiera  lo en verdad sentía, pero ya no había vuelta atrás. Esas palabras eran las misma que hicieron que terminaran con un hermoso y tierno amor, ese amor que un veintiocho de Diciembre ambos llegaron a profesar aquella hermosa noche con un cielo estrellado, aquel día sus ojos brillaban, el le había regalado una hermosa pulsera de oro blanco con un corazón como símbolo de su amor.

Fue un treinta y uno de Diciembre que no pudieron estar juntos, pero que aun así no perdieron la comunicación, a las doce de la noche fue el quien la llamo diciendo que la extrañaba y recordando así cuan especial era para él; la familia de ambos estaban muy alegres porqué adoraban ver felices a sus hijos.

Pero, ¿quienes eran ellos?

Ella una mujer delicada, enamoradiza y alegre, con un corazón tan romántico que muchos pensarían que estaba loca. El por otro lado un joven divertido, amante al fútbol con un gran futuro prometedor como jugador. Pero que aun así ambos se enamoraron no de lo que él o ella tenían, sino porque ellos veían más allá de su corazón.

Fue un catorce de enero que el fue dado de baja en el equipo donde jugaba por desgarre en el aductor, pero eso no la detuvo para estar a su lado aunque desde la distancia ella siempre estuvo pendiente ya que el vivía en Dortmund, Alemania y ella Cambridge, Massachusetts terminando su postgrado como Doctora en la Universidad de Harvard.

Aquellos días el los había aprovechado para ir a verla, pasar tiempo juntos y divertirse. Al marcharse, seguían con su noviazgo a larga distancia, ambos se llamaban a una hora que no fuese tan tarde tanto para ella como para él; las risas, las bromas, los te quiero no faltaban, aunque fuese por teléfono ambos seguían divirtiéndose.

-Prometo que daré lo mejor para poder estar juntos- Dice Christiane.

Con el paso de los días, se fueron convirtiendo en meses; ambos seguían llamándose, pero esta vez: Felicitaban a sus madres en sus días especiales, al igual que en el día del padre, cumpleaños de alguien de su familia y hasta por supuesto en sus cumpleaños, para ellos se había convertido en algo importante para ellos.

No toda la familia de ella lo conocían, pero ella si conocía toda la familia de él; ella tan sólo estaba esperando el momento indicado para presentarlo al resto de la familia. Ella siempre lo había soñado y nunca lo había logrado.

¿Cómo se conocieron? Era la pregunta ideal.

Ella se encontraba de vacaciones en Dortmund con su familia puesto que su padre y hermano son Borusse, fue en un partido donde Erik era titular, sólo bastó una mirada para que su historia de amor comenzará.

Al principio ella pensó que no era cierto, que no era una historia de amor cómo la que sucedía en los libros que anteriormente había leído, pero Erik le demostró todo lo contrario, el había entado a su corazón tan profundo que nada iba a sacarlo, imposible? Claro, pero siempre hay que creer.

Su padre estaba feliz porque su hija lo era y serio a su vez como todo padre; al principio pensó que era un sueño y que  su yerno era un futbolista, pero luego regresó a la realidad y vio cuanto Erik quería a su hija, el hermano de ella y Erik competían, pero aun así se querían como hermanos, la madre de ella lo quería como si fuera su hijo. Con la familia Durm no habían pasado ni siquiera medía hora y todos la querían, consideraban y decían que era perfecta para el pequeño Burmin, como suelen llamarlo sus amigos.

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