The birth of a legend. (Leon Goretzka)

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14 de julio del 2018.

El ambiente estaba cargado de suspenso en el Estadio Olímpico Luzhnikí, puesto que se estaba disputando la final del mundial entre: la Selección Alemana y la Selección Rusa, no obstante, no era la primera vez para la Selección Alemana, ya que hace cuatro años habían ganado su cuarta copa del mundo, pero, aun así sus aficionados seguían rogándole a Dios porque el último gol entrase a la portería. Y es ahí donde entraba yo, un joven jugador amante del fútbol, perteneciente a la magnífica alineación Alemana, portando con orgullo mi uniforme blanco con rayas negras, delante de mi camiseta sobre mi pecho se encontraba el escudo de nuestra federación de fútbol Alemán, del lado izquierdo estaba escrito Adidas en negro y atrás estaba mi apellido: Goretzka y el número ocho como dorsal, mis botines eran de color blanco con tres rayas negras a sus lados, en eso consistía el uniforme de nuestro país.

Se podía escuchar los gritos de los aficionados, sentir la emoción y la adrenalina correr por mí cuerpo era increíble. Miré al frente y vi que el portero Ruso de uniforme completamente negro me miraba con una enorme sonrisa en sus labios, cerré mis ojos y suspiré, fue entonces, que recordé aquella primera vez que había pisado una cancha, yo apenas era un niño: "que aún no sabía dominar el balón" pero que a pesar de todo seguía divirtiéndose, todos los gritos habían desaparecido: "era como si no hubiese nadie además de mí en el estadio", en cuanto escuché él silbato del árbitro, desperté, abrí mis ojos y miré de nuevo al frente, mi corazón estaba aún más acelerado que al principio: "por un momento llegué a pensar que se saldría de mi pecho", pero aun así nunca perdí la calma, visualicé hacia donde iría el balón, corrí un poco y pateé. -Dios que entre- Rogué. Dirigí mi mirada hacia donde el balón se dirigía, el portero se levantó lo más que pudo, pero sus intentos fueron en vano puesto que la pelota había pasado sobre su mano, haciendo el gol ganador del partido más importante del mundo.

Los aficionados se levantaron y gritaron muy fuerte, mis compañeros corrieron hasta mí gritando y celebrando, una fuerte corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, no podía creer lo que hacía unos segundos había sucedido.

-Vamos hermano, celebra!- Escuché decir a uno de los muchachos, seguido por risas. - ¡Serás una leyenda!- Esas frases retumbaban en mis oídos, había cumplido mis sueños, esos mismos sueños que de niño siempre imagine. Esos mismos sueños que me obligaron a salir de casa a la edad de diecisiete años: Era tan solo una mañana principios de inviernos, cuando besé la mejilla de mi madre, sus ojos y los míos estaban cubiertos de lágrimas, recuerdo que me dijo: -Serás grande Leon- Mientras besaba de nuevo mis mejillas, yo tan solo tomé mi maleta y salí en compañía de mí padre. Aquel día no solo dejaba mi hogar, sino, que también dejaba de ser un adolescente. Ese mismo sacrificio me hizo el hombre que hoy en día soy.

Todos seguíamos celebrando nuestro triunfo, mientras que los rusos lloraban, me acerqué a uno de ellos y lo abracé. Sabía perfectamente cómo se sentían, pero aun así debían sentirse orgullosos de ser: el segundo mejor equipo del mundo. Sí, todos tenemos derecho de ganar luego de haber luchado como lo hicieron ellos, pero no siempre es como lo esperamos. Cuando escucho aplausos, miró a mi alrededor y veo como todos en el estadio se detuvieron un momento y comenzaron a aplaudir a aquellos grandes rivales que hasta el último minuto no se rindieron.

Las personas de la seguridad nos habían abierto un pequeño espacio entre las gradas para poder subir y buscar la copa que ahora nos pertenecía. Por alguna extraña razón mi corazón estaba aún acelerado y la adrenalina estaba a millón. -Muchacho, ¡cálmate!- escuché, seguido de las risas de mis compañeros de equipo. Suspiré e intente tranquilizarme, pensando en ella: en sus ojos marrones, en su cabello castaño oscuro, en sus labios y en aquella tierna sonrisa que hacía que me derritiera. Lena Müller, ese era su nombre, el nombre de aquella mujer que con su sonrisa y su mirada me atraparon. Antes de conocerla: soñaba, respiraba y hablaba: Fútbol, mi vida solo giraba en torno a él, esa era mi vida luego de que Annie Boateng rompiese mi corazón.

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