Pasmados

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Deja las llaves en su portafolio, mientras lo cierra se encuentra con su anillo de bodas. Diablos. Se lo quita del dedo anular y lo observa meticulosamente, No sabes cuanto te extraño piensa y las lágrimas amenazan con salir por sus ojos. No comienza a repetirse una y otra vez, ojalá no hubiera visto el anillo, así tal vez no se hubiera acordado de su reciente pérdida y estaría concentrado para trabajar, pero no, su estúpida mano tenía que posarse delante de sus ojos, recordándole, siempre recordándole. Guardó el anillo en su portafolios y lo cerro con fuerza aunque no fue su intención. Tal vez no debió haber salido de casa, aún era muy pronto, había gente que lo necesitaba en casa y el hospital lo habría entendido perfectamente. Pero eso sólo era su miedo hablando, en realidad estaba bien que volviera al trabajo, estaba bien que siguiera adelante
-Doctor Macavik?- pregunto una enfermera cuyo nombre desconocía, era nueva probablemente o su memoria ya comenzaba a fallar, cualquiera de los dos, no era importante en esos momentos.
En esos momentos no importaba que tuviera el corazón destrozado, que su madre estuviera enferma e internada en el hospital y tampoco importaba que no conociera el nombre de la enfermera lo importante era Charlotte Hudson.
Dios pensó, la niña ni siquiera era una mayor de edad, pero dios. Si fuera una de esas personas que juzgan los actos de los demás mandaría a la chica a la cárcel, pero había dos problemas con ese pensamiento a) no era la clase de persona que juzga a los demás y b) si mandaba a Charlotte a la cárcel probablemente mataría a muchos prisioneros y el Estado lo culparía por las muertes y por haber puesto a una chica tan peligrosa con los demás.
Simplemente asintió y le agradeció a la enfermera, se levantó y se encaminó al cuarto de Charlotte.

Había más de veinte guardias armados en la puerta, todos se veían un poco tensos y cuando el llego, uno de ellos, el que se veía más musculoso y alto, se acercó a el
-Doctor Macavik, soy Walden, yo estaré con usted en todo momento.
-Se podría decir que mi vida esta en tus manos?
-Si doctor, son manos expertas, militares, sin errores.
-Walden, lo único que pido es que no olvides que no estamos tratando con un asesino cualquiera que mata por dinero o por desesperación.
-Doctor?- pregunto Walden y al notar su voz temblorosa se recompuso al instante, el doctor asintió para que prosiguiera- no lo olvidaré y gracias por recordármelo.
Otro guardia abrió la puerta y fue entonces cuando la vio.
Dios.
Por un momento se olvido de que era una psicópata y pensó que era una especie de belleza desconocida. Nunca había visto a alguien con tanta sed de sangre en los ojos ni tanta pasión en sus moviemientos.
No podía llamar a lo que estaba haciendo bailar, era más como una lucha, pero lo hacía con tanta gracia y elegancia que se quedo pasmado por unos momentos. Y luego recordó las fotos, recordó el cadáver, recordó la cara del chico cuando lo supo y se pregunto como algo tan hermoso podía causar tanto daño

Multiple PsicopathsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora