「Capítulo 2」

414 42 23
                                    

Distrito 20
21:48
Agosto

La noche parecía caer más rápido de lo que pensaba. Estaba dando mis vueltas por el distrito, siempre moviéndome por los callejones y techos. Hace algunos años, antes de que empezara a ser la Momia Negra, había tomado clases de parkour y escalada, así que confiaba en que no me caería desde la azotea de algún edificio. Obviamente no elegía edificios tan altos, y mi fiel pistola de gancho me acompañaba en cualquier caso.

La noche se notaba fría, pero por mi traje me era difícil sentirlo. Hasta ahora reinaba la tranquilidad y las calles de la zona central seguían tan llenas como siempre, los autos pasaban sin preocupación al igual que las personas. Nadie apuraba a nadie y nada apuraba a nada.

Pasé por los callejones que estaban cerca de un parque ya casi solitario. En uno de ellos, me encontré con el primer Ghoul de la noche, que estaba acorralando a una pequeña niña que calculé no tendría más de seis años.

—Qué hermosa pequeña tenemos aquí, ¿eh? —El Ghoul se acercaba a la pequeña con una sonrisa que no me agradaba.

—Déjeme ir, por favor... —la niña sollozó.

—Vamos, eres una nenita tan tierna y hueles tan delicioso. Tal vez podríamos jugar un poco, ¿qué dices? —Podía notar perversión en sus ojos mientras avanzaba.

—Pero yo no quiero jugar...

Entonces supe que tenía que entrar. Bajé, saltando de pared en pared para no caer directo al suelo.

—No deberías tratar así a los menores
—dije a espaldas de él. Ambas miradas se dirigieron a mí—. Es más, ni deberías acercarte a pequeños.

Al terminar de hablar, dio una sonrisa que se me hizo muy molesta.

—Vaya, vaya. La Momia Negra, la salvadora del distrito veinte. ¿Qué anda haciendo usted por aquí, señorita?

—Cazando imbéciles como tú —respondí sin rodeos.

Soltó una carcajada.

—Supongo que ya conocías a mi amiga, ¿verdad? —preguntó.

—Ah, ¿la Ghoul? Sí, a ella le gustaba mucho comer y pelear. ¿No me equivoco, cierto?

Volvió a reír, pero sin humor.

—Te metiste con los Ghouls equivocados, Momita.

—¿Ah, sí? ¿Y tu otro amigo? ¿Le di tanto miedo que te dejó solito? —me burlé, ya con mis espadas en mano y mi bolso al lado.

Su expresión se volvió sombría y sin sentimientos.

—Ya verás, perra.

Sacó su kagune, un Bikaku con forma de cola de dinosaurio y púas al final de esta, de un color azul verdoso. No pude evitar molestarlo.

—¡Tal parece que a alguien le gustan los dinosaurios!

—¡Púdrete!

Me atacó con su kagune, el cual esquivé fácilmente saltando hacia la pared y luego impulsándome en esta. Llegué hacia él y le enterré una espada en el pecho. El Ghoul gritó de dolor y aproveché de esos segundos de distracción para correr detrás de él y saltar para cortarle la cabeza.

Esto fue más fácil y rápido de lo que pensé. Supuse que era bueno para comer, pero malo para la pelea.

Me acerqué a la pequeña que se veía aterrorizada por la imagen del Ghoul decapitado.

—Oye, ¿estás bien? —Me agaché a su altura y puse una mano en su hombro.

En el momento en que me miró, me abrazó tan fuerte que parecía una pequeña lapa. Le correspondí el abrazo enseguida.

Wanderers •東京喰種•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora