「Capítulo 6」

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La adrenalina era lo único que sentía dentro de mi cuerpo. Ni el sudor, ni el dolor de mis pies por la corrida o el de mis hombros por chocar con tanta gente. El edificio en llamas, siendo destruido por el peor clan Ghoul, era mi único blanco fijo, lo único en que me concentraba. Alrededor no existía nada más.

A pesar de saber que estaba corriendo como alma que lleva el diablo, mi mente seguía en blanco, como si no quisiera reaccionar. Los gritos de la gente no los escuchaba y sus rostros se me hacían irreconocibles, como si al pasar solo viera borrones.

Seguramente estaba sumergida en alguna especie de trance, donde cada parte de mi cuerpo hacía lo que quisiese, y lo único que pudo sacarme de ahí fue un agarrón en mi brazo que hizo que casi cayera de espaldas.

-¿Qué demonios crees que estás haciendo?

Enfrenté a quien me detenía, tal cual gato engrifado. Iba a gritarle que me soltara cuando su voz ronca y sus peculiares rasgos hicieron que mi mente lo reconociera. Ayato Kirishima me observaba con un semblante serio, casi de reproche.

-Tengo que ir. Tengo que ir allí -fue lo único que atiné a decir en mi desesperación, y comencé a hacer fuerza para que me soltara y me dejara avanzar.

-Tú estás loca. -Me tiró de vuelta hacia él, y mi espalda chocó contra su pecho-. Ni creas que te dejaré ir.

Sus brazos se amarraron a mi cintura y tiró de mí hacia la misma dirección que iba el asustado mar de gente. Pataleé como una niña para librarme de él, pero su fuerza era increíblemente mayor a la mía y conseguía mantenerme prisionera.

-¡No seas idiota, Rin! -me reprochó por mi resistencia-. El perímetro ha sido cerrado de todos modos, no podrás pasar.

-¡¿Entonces por qué todavía me retienes?! -le solté con enfado, y al obtener solo su silencio como respuesta mi irritación aumentó.

Así que, para finalmente soltarme, tuve que recurrir a pisotear violentamente su pie y, apenas sus brazos se aflojaron, usé de mi delgada contextura para escabullirme por debajo de sus brazos.

Eché a correr al segundo en que comprobé mi libertad, con Ayato detrás, quien no dudó en perseguirme pisándome los talones.

A lo lejos vi la barrera de policías que rodeaban toda la cuadra del edificio, conteniendo reporteros y ciudadanos que solo querían ver qué ocurría. Pasé entre todos ellos, esforzándome para llegar al borde de la barrera solo para luego ser detenida por un policía.

-¡Lo siento, señorita, no puede pasar! -exclamó el hombre.

A pesar de que era capaz de golpear todo aquél que se me pusiera en frente, él era un oficial de la ley y debía contenerme si no quería mayores problemas.

Sin embargo, eso no me calmó para nada, al contrario.

Ayato llegó a mi lado, volviendo a tomarme del brazo para asegurarse de que no volvería a escapar. Esta vez su apretón fue más suave.

-No puedes hacer nada, Rin.

Lo miré llena de angustia, sabiendo que en este mismo momento sus palabras eran correctas. Y me pregunté de qué servía tener las habilidades de Momia Negra y ser conocida como la «Heroína del distrito 20» si al final, ahora mismo, era solamente Rin Watanabe; una ciudadana común y corriente que no tendría oportunidad contra un Ghoul.

Volví a fijarme en el interior del perímetro. Más cerca de la entrada del edificio se encontraba un escuadrón de policías listos para abrir fuego apenas viesen un movimiento enemigo. La batalla se estaba llevando a cabo adentro y de lo único que éramos testigos los que se encontraban afuera era de los gritos y de los sonidos de los quinques al ser usados. La puerta había sido bloqueada y nadie tenía la oportunidad ni de salir ni de entrar.

Wanderers •東京喰種•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora