CAPITULO 16. COBARDE

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MILES

Tenía mucho tiempo sin salir a correr, todas mis lesiones están curadas y los puntos fueron retirados así que estaba listo para hacerlo. Perdí la noción del tiempo, miro el dispositivo que indica los kilómetros recorridos, marca 7 kilómetros. Debo regresar. Necesitaba descargar la rabia contenida de la noche anterior. Tate nunca respondió el mensaje, y eso no es lo peor, no regresó a casa. Eso solo significa una cosa: pasó la noche con el idiota de Erick. Me hierve la sangre solo de pensar en eso, los celos y la envidia recorren mis venas. ¿Por qué tiene que estar con él y no conmigo?
Ya lo sé, por mi culpa.

Troto los 7 kilómetros de regreso al edificio, subo al ascensor donde un cansado Cap duerme una pequeña siesta. No debería despertarl,  pero necesito que me diga si volvió Tate. Aclaro mi garganta esperando que con eso despierte. En cuanto lo hago, abre sus arrugados párpados y me ofrece una leve sonrisa.

- Miles, luces horrible – espeta el viejo

- Mejor no me hagas hablar de cómo luces tú –replico en tono de broma

- Viejo y todo, tengo una larga lista de chicas detrás de mí – dice orgulloso

- De eso no hay duda, Cap – sonrío.

- ¿Qué tal tu día? ¿alguna novedad? –pregunto serio.

- Si te refieres a que si he visto a una morenaza con ojos destellantes y hermosa sonrisa subir a mi nave, la respuesta es no – me dice con rodeos.

- No, solo buscaba ser amable contigo, Cap - miento.

- A mí no me cortas con ese cuchillo de cartón, Miles. Recuerda que yo también fui joven y sé reconocer el amor cuando lo veo. –Es cierto, los mejores consejos de mi vida los he escuchado de la boca de Cap. Es un verdadero amigo.
Bajo del ascensor y camino hasta mi apartamento. Saco una botella de agua de la nevera y la destapo, luego de tomarla en su totalidad me deslizo en el suelo justo al lado de la puerta, en el mismo lugar donde pasé toda la noche esperando a Tate. Escucho un ruido proveniente del pasillo, me levanto rápidamente y pego mi oreja a la puerta. El sonido de unas llaves tintineando me confirman que efectivamente alguien va a entrar. Abro la mía con cuidado y suspiro al ver que solo es Corbin.

- Miles ¿me estás acosando? – espeta él sarcástico

- ¿Para qué quería acosart,  tonto? – le respondo irritado. No estoy para sus jueguitos.

- Tranquilo, Miles, no te enojes; solo bromeaba. Pasa, necesito contarte algo – camino detrás de él y me siento en el mueble más grande, él tira su maleta al suelo y camina hacia la cocina. Vuelve con dos cervezas y me ofrece una, la tomo por cortesía, no por que quiera tomarla.

- ¿Y bien? habla – me dice señalándome con su cerveza.

- ¿Qué hable? Tú me dijiste que me tenías que contar algo – Corbin a veces desvaría un poco.

- Ah eso, puede esperar. Creo que lo que tú me tienes que decir es más relevante ahora mismo – él en verdad es muy inteligente y perspicaz, solo le gusta hacerse el tonto.

- ¿qué quieres que te diga, hombre? – le digo levantando los hombros y colocando mis palmas hacia arriba.

- ¿Qué viniste a hacer en San Francisco? –Él es un zorro astuto.

- A trabajar, Corbin, eso tú lo sabes.

- No – grita levantándose del mueble - Viniste por ella, Miles, admítelo de una maldita vez. –Me apunta con el dedo índice

- Sí, Corbin, vine por ella – confieso. Me levanto del mueble imitándolo y camino de un lado a otro como una bestia enjaulada–. No he podido dejar de pensar en ella desde que se fue de California. Ni un día. Verla ahora con ese monigote de Erick me está matando lentamente. No sabes cuánto me duele.

UGLY LOVE: FOREVER YOU (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora