¡Aquí les traigo un nuevo capítulo! ¿La razón del por qué son tan cortos? Lo confieso, voy escribiendo sobre la marcha. No tengo ni idea de como continuará y terminará la cosa. Como ya he dicho voy sobre la marcha, cojo el ordenador, me pongo a escribir y publico. Sí, sé que nada bueno puede salir de esto, pero ya se verá.
¡No olviden dejar su comentario y su voto si les ha gustado! ^o^
XOXO, aroussPOV Simon
—¿Y bien? ¿Qué te parece? —preguntó Clary.
El piso no era el más lujoso que había visto Simon, pero como mínimo era acogedor y quedaba cerca del instituto. Era una primera planta de un edificio algo antiguo pero bien conservado. Sencillo y discreto, pero a Simon le encantaba. El piso tenía lo básico, un dormitorio, una cocina, un comedor y un baño. Nada más. Entre todos lo habían amueblado, así que el estilo era muy variopinto. Desde las cortinas oscuras de Jace, pasando por los cuadros de Clary, las sobrias alfombras de Alec y los muebles de última moda de Isabelle. Todos habían aportado su granito de arena.
—Es asombroso —logró articular Simon.
—Bien, porque ve a saber tú cuánto tiempo vas a estar aquí —se mofó Jace.
Clary le golpeó el brazo y le ofreció una mirada de disculpa a Simon a lo que él se encogió de hombros. Estaba más que acostumbrado a que personas arrogantes con cierto instinto de superioridad se metiesen con él. Simplemente había aprendido a ignorarles, nunca traía nada bueno enfrentarse a ellos. Y menos cuando probablemente su masa muscular doblaba la suya.
—Vamos, Simon. Te enseñare tu habitación —se ofreció Isabelle.
Ese cuarto era el único que no estaba decorado. Entre esas cuatro paredes blancas desnudas solo había una cama, un armario y una mesa. Bien. Así podría decorarlo como a él le gustase. No es que pensara que la casa había quedado fea, pero siempre había creído que la habitación reflejaba a cada persona el cómo era, así que quería decorarla él mismo.
Podría poner el nombre de su banda en grande, aunque esta cambiara más de nombre que de otra cosa. Definitivamente no iba a colgar posters con chicas desnudas como tenían sus amigos. Eso prefería dejarlo en la intimidad de su ordenador. Y quizás si...
—Siento lo que ha pasado, Simon —la voz de Isabelle interrumpió sus pensamientos—. De verdad, yo no quería...
Isabelle se había quedado sin palabras, algo extraño en ella. Simon sabía que en parte la culpa también había sido suya por beberse lo primero que le ofrecieron, así que no podía reprocharle nada. Ella lo había llevado a esa fiesta con toda la buena intención del mundo.
—Isabelle... —empezó a decir Simon.
—¡Chicos! ¿Vamos a por unas pizzas? Me muero de hambre —dijo Alec desde el comedor.
—Claro —Isabelle aprovechó la interrupición de su hermano para deslizarse fuera de la habitación y fuera del alcance de las palabras de Simon también.
Agh, maldita cobarte, pensó Simon. Podía enfrentarse a un demonio sin temor alguno pero a la hora de hablar con él le rehuía.
Las cosas entre ellos dos no siempre habían sido así. En realidad, a penas hacía una semana que sabía de ella y de todo su mundo. Pero por alguna razón se sentía extrañamente familiarizado a todo.
Ya en la pizzería, mientras hacía cola, le invadió un especie de deja-vu. Recordó como hacía unos días, él mismo había estado haciendo cola para llevarse la suya cuando se había encontrado a la chica de los ojos oscuros del la noche de la discoteca. En ese preciso instante había pensado que era otra alucinación de las que constantemente tenía, pero en el momento en que ella se había acercado, amenazante, a cantarle las cuarenta, cualquier posibilidad de alucinación lo había abandonado. Él había intendado hacer las paces con ella invitándole a una pizza y ella a la siguiente noche había aparecido en la puerta de su casa, exigiéndole que la acompañase a una fiesta. ¿Cómo sabía dónde vivía? Ni idea. Secretos de cazador.
Y ahora estaba igual, solo que era un vampiro diurno, amigo de cazadores de sombras. Todo muy normal.Su móvil vibró, y la pantalla se encendió mostrando la entrada de un nuevo mensaje. Era su madre. Lo ignoró. Llevaba todo el día recibiendo mensajes suyos, preguntándole si ya se había instalado en su nueva casa, como estaba, si había hecho la compra, si esto y si lo otro. Le había costado convencer a su madre de que lo dejase marchar de casa, para ella seguía siendo el bebé más lindo del universo entero pero cuando a consiguió convencerla de que necesitaba algo de independencia y que si no le dejaba irse iba a fugarse de casa, ella se emperró en ir a visitarlo a él y a los supuestos amigos con quienes compartía piso. Genial, iba a ser totalmente genial presentarle a sus nuevos amigos.
Siquiera sabía qué había hecho para merecer eso. Era friki, sí, y como buen friki debería estar emocionado por todo esto, pero no. Quizás era un mal friki...
—Y por la tarde deberíamos llevarlo a ver a Magnus... quizás dentro de su cabeza encuentre algo —oyó decir a Alec.
—¿Dentro de mi cabeza? —Simon se metió en la conversación—. ¡Yo no quiero que me abran la cabeza! Puedo ser un vampiro especial, pero no creo que si me abriesen la cabeza sobreviviese. Me niego a...
La mano de Jace le cerró la boca sin mucha delicadeza.
—¿Vampiro especial? Por favor, por ahora solo eres un subterráneo nivel 1. Y yo, como guerrero superguay de nivel 9, pienso matarte lenta y dolorosamente como no dejes de hablar tan alto.
Vale, eso parecía una conversación normal entre frikis. Pero Simon estaba seguro de que no dudaría en cumplir su amenaza, así que asintió y Jace lo soltó.
—Bien, ahora vamos. Me estoy muriendo de hambre.
—Tú siempre tienes hambre —Isabelle puso los ojos en blanco hacia su hermano.
Alec se levantó la camiseta y observó sus abdominales con desinterés.
—Este cuerpo no se alimenta solo, ¿sabes? —le revolvió el pelo y salió con las cajas de pizza.
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Cazadores de sombras: Un amanecer diferente
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si Clarissa Morgestern hubiese nacido dentro de la familia de cazadores de sobras de la que pertenece? ¿Hubiese sido todo diferente? Con casi toda seguridad, sí. Adéntrate en esta historia basada en la saga de Cassandra Clare, Cazadore...