Capítulo VIII

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Mi visión se empañaba, ya no podía ver con claridad. No podía moverme, mi cuerpo no respondía. El dolor de mi costado se extendía por todo el cuerpo. Como también le sucedía a mi hermana. Siendo gemelas, si algo la afectaba a una, también le afectaba a la otra. Esta conexión siempre estuvo presente. Por ello, lo compartíamos todo. Su dolor era el mío también. Y era demasiado. Sentía las costillas quebradas, la sangre escarlata recorriendo mi frente, la cual posiblemente, ni fuera mía. La cual posiblemente no fuera mía, porque, el dolor era entumecido por sí mismo y ahogado por la sensación de vacío. Mi hermana no se movía. Y yo tampoco.

Un tercer cuerpo apareció de las sombras. Se acercó a mirar, pero mis ojos ya se cerraban. No podía ver, pero si era consciente de mi alrededor.

-No debía ser ella- dijo una voz masculina. Agudicé mi oído, ya que susurraba.- Tómale el pulso, a ver si esa sigue viva. No sé que le habrá pasado a ésta, no fue herida.

-Le tomaré el pulso para asegurar, sseñor- siseó una voz femenina.

Uno de los dos se me acerca y me toma de la muñeca.

-Está viva- dijeron a la vez las figuras que se habían acercado mientras se alejaban. Sus voces sonaban lejanas, desfiguradas, no podía distinguirlas. Podría ser que por alguna "X" razón, estuviera alucinando.

-Esta grave- susurran. A estas alturas, comenzaba a perder la conciencia, sólo escuchaba pedazos de la conversación.- ¿Curación?... Si... Haré eso. Arregla la escena... Nadie puede saber que estuve aquí.

Una gran nube negra me acorraló a mí y mi gemela. Sentía trabajar algo doloroso dentro de mi cuerpo. Éste comenzó a tener convulsiones incontrolables.

-Ssssenñor- siseaba la figura más cercana- Ssigue consssciente...

-¿Ella o la otra?

-Usted sabe quién.

-Muy cierto. Un simple "shock emocional"-dijo quitándole importancia- no la dañará. Ambas son fuertes, lástima que sólo una sea de utilidad.

-Ahora, haz que olvide- agregó.

El ambiente se fundió en silencio y la oscuridad me tragaba, me daba la bienvenida con los brazos abiertos...

***

El ambiente se sentía pesado. Podía respirar pesadamente la humedad de la cerrada habitación. Estaba oscuro. No sabía  si mis párpados estaban abiertos o cerrados. Simplemente estaba oscuro.

Mis extremidades me pesaban. Intenté incorporarme, sin embargo, no lo conseguí. Me mantuve despierta mirando lo que supuse, era el techo, sumida en la oscuridad. Podía escuchar mi respiración llenar el silencio de la habitación, junto con el leve ruido de la circulación de mi sangre.


No sé cuánto tiempo pasé allí. Pero concentrada o no, en el momento en el que la puerta se abrió, fue inevitable que la leve luz que se colaba de en lleno en mis ojos  me dejara  prácticamente ciega.

-Ya despertó- dijo un hombre de bata blanca- Buena tardes, señorita Carter.

-Hmm... - gemí. No recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido. No podía recordar mi nombre si quiera.

- No intenté hablar más de lo necesario- me recomendó  el hombre. La puerta ya había sido cerrada, y la luz ya no se colaba, sin embargo las luces artificiales de la habitación comenzaban a encenderse lentamente para no provocarme otra ceguera. Una vez que la habitación estuvo bien iluminada, un grupo de personas, de batas blancas, se adentraron en esta silenciosamente. Ellos me inquietaron. Sus miradas recorrían mi cuerpo, analizando todo lo que se topaban y anotaban absolutamente todo.

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⏰ Last updated: Feb 18, 2016 ⏰

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