Night Changes

Capítulo #4

He terminado de bañarme y estoy eligiendo que vestir.
No soy muy fan de las fiestas o salidas a clubs, así que me decido por un simple vestido rojo y unas zapatillas de tacón negras.

Cuando estoy terminando de aplicarme mi labial escucho el sonido de un claxon, volteo a ver mi reloj y marca las 8:03.
Agarro mi bolso y en él meto mi móvil, dinero, y algunos otros objetos personales. Bajo las escaleras con un poco de prisa y cuidado de no caerme, agarro las llaves de mi casa y al momento escucho el sonido de unas voces, hago la cabeza hacia atrás y veo la tv prendida con Penny sentada en el sofá.

-Hola...- hablo primero, porque creo que no se ha dado cuenta de que estoy aquí.
-Oh, hola Hannah, ¿cómo estuvo la escuela?
Me dice desanimadamente y sin despegar la vista de la tv, sonrió ante su actitud y contesto.
-No estuvo mal, voy a salir con los chicos, y llegaré un poco tarde.

Digo vacilante y no escucho respuesta alguna pero alcanzo a ver un pequeño asentimiento de cabeza por su parte, así que giró y camino hacia la puerta.
Sé que el hecho de lo que paso en la mañana no cambia nada entre nosotras pero pensé que se comportaría diferente.
Dejo de pensar en aquello al ver el a mis amigos a unos cuantos metros de mí saludándome, sonrió y camino hacia ellos.

Me subo al auto y le sonrió a través del retrovisor a Derek, Dalí se sienta junto a mí lo que hace que parezca que el chico castaño de enfrente es nuestro chofer, y río ante mi pensamiento. Pero como si Dalí leyera mi mente, habla.
-Muy bien Jaime, llévenos al nuevo club que está en el centro de la ciudad. Y que sea rápido, o le digo a mi papi que te despi...

-JA-JÁ, que graciosa, ahora una de las dos pásese adelante o no conduciré.

Empiezo a reír y salgo del coche, lo rodeo por delante y me subo en el asiento delantero. Escucho el motor rugir, y entonces Derek acelera.

Llegamos al club nocturno del que Derek había estado hablado durante el trayecto. El lugar es grande, con luces por todas partes haciendo llamar la atención, y sí que es llamativo, pienso. La gente esta formada en una larga fila para poder acceder al club.
Bajo del carro y logro ver por el rabillo del ojo a Dalí salir de él también, caminamos junto a Derek y cuando me empiezo a desviar para ir a formarme siento un ligero apretón en el brazo y alguien jalándome, volteo para encontrarme con Derek.

-¿A dónde vas, Han?
-Pues a formarme, tarado- una leve risa brota de sus labios y después me dice que no es necesario hacer cola.
Empiezo a caminar siguiéndolo y con Dalí a un lado mío.
Llegamos hasta dónde hay un guardia y entonces supongo que estamos en la entrada del club. Escucho a Derek decirle algo a el de seguridad y enseguida abre la cadena que nos separa de la entrada y nos dedica una sonrisa, más para mí que para mis otros dos acompañantes.
Me siento algo incomoda por su específica atención hacia mí por lo que empiezo a caminar, siguiendo a Dalí.
Cuando ya estamos dentro del club noto que realmente es muy diferente a como pensé que era.
Desde adentro el club se ve muchísimo más grande, hay luces de colores neón por el techo y un segundo piso con barras para evitar, supongo, accidentes de la gente ya alcoholizada.

-HAN, VEN AQUÍ- escucho la voz de Derek, un poco más fuerte de lo normal debido a la música, y veo como alza un brazo indicándome que los siga.

-¿Y?, ¿te gusta?
-Es lindo, me gustan las luces- le contesto a Dalí mientras me encojo de hombros.
-Dios mío, que amargada eres- empieza a inspeccionar el lugar con la mirada hasta que encuentra lo que sea que estaba buscando -ven, vamos por unos tragos.- sujeta mi brazo y me jala hacia la larga barra de cristal que esta a unos solos pasos de nosotros.
Últimamente eso de jalarme para que los siga o les de mi atención se les está volviendo una fastidiosa costumbre, parezco perro.

-ME DAS DOS VODKAS CON ARÁNDANO, POR FAVOR GUAPO.- Dalí le dice al chico que atiende, y le guiña un ojo mandándole un beso, haciendo que este se ruborice. Ay, pobre chico, ahogo una risa y cuando el bartender regresa y nos da los tragos habla.

-Estos son por cortesía de la casa.

Veo las copas y notó un papelito en la mía, el chico se va y cuando alcanzo la bebida tiendo el papel y veo pequeños números seguidos en él.
Empiezo a carcajearme y le pego en el hombro a Dalí.

-Auch, ¿qué diablos te pasa?
-El chico le dio el número equivocado a alguien- le digo sin poder dejar de reír, parece que ella no ha captado hasta que extiendo el papel hacia ella y entonces lo nota y empieza a reír, acompañándome.

-Wow, que vengan por estas locas y que se las lleven al manicomio, por dios- escucho a decir a un Derek ya tomado pero controlado, y eso sólo hace que las carcajadas aumenten.
Después de unos segundos la risa empieza a ceder. Es muy tonto que riamos tanto por algo tan ridículo, pero Dalí es muy payasa y tiene una risa contagiosa.

-¿BAILAMOS?- les digo y ambos asienten así que empezamos a caminar a la pista de baile.
Llegamos y entonces Derek empieza a mover las piernas y manos fingiendo ser un robot, río ante su ridículo baile y veo a Dalí hacer lo mismo, me encojo de hombros y sigo los pasos de mis amigos al ritmo de la canción.
Durante todo el rato bailamos de manera extraña y poco sociable, algunas personas se nos unen y otras nos miran raro. La verdad es que no me importan los demás, yo sólo me dejo llevar por las canciones imitando a mis dos estúpidos preferidos.
Después de un largo rato de bailar, reír y tomar, mis piernas se sienten cansadas y quiero irme.

-DALÍ, ¿DÓNDE ESTA DEREK?
-AHÍ VIENE.
Volteo y alcanzo a ver a Dek con una chica caminando hacia nosotros.
No es una niña muy atractiva de cara pero tiene un gran cuerpo, como a él le gustan.
Cuando Derek ya esta cerca le digo que quiero irme y entonces nos salimos del club los cuatro, sí, porque al parecer la chica, que ahora sé que se llama Rubí, vendrá con nosotros.

Cuando llegamos a mi casa Dalí se baja conmigo y nos despedimos de Derek.

-¡DALE LO QUE QUIERE, TIGRE!- grita Dalí junto con un intento de ronroneo, pero debido al alcohol que ha ingerido no le sale como lo había planeado, la chica sentada junto a mi amigo se ruboriza y la veo tensarse, haciéndonos reír a ambas mientras Dek nos dedica una mirada de pocos amigos.
Ambas empezamos a reír más fuerte y entonces el auto acelera y lo vemos desaparecer por el camino.

Camino con Dalí hasta mi casa, abro la puerta y empezamos a subir hasta mi cuarto. Me acuesto en la cama junto a mi amiga y en menos de un minuto caigo en un sueño profundo...

******
-¿Mamá?- digo desconcertada al ver un delgada mujer rubia acostada en el piso rodeada de un pequeño charco... ¿rojo?
Empiezo a caminar confundida y vuelvo a llamar.
-¡Mamá!- grito y mis pasos se vuelven más veloces, corro y corro, gritando su nombre. Parece que cada vez está más cerca pero a la vez lejos, siento que mis piernas me fallan y no hacen lo que les ordeno, quiero ir más rápido pero no puedo... no puedo llegar a ella. Las lágrimas empiezan a salir con urgencia y ahora todo se ve borroso debido a ellas. Sigo corriendo sin parar, no pienso en cuán cansada me siento, sólo en que quiero encontrarme en dónde ella está. Parece que paso una eternidad corriendo pero por fin lo logro. Me quedo callada por un momento, me pongo de rodillas y temerosa de mis acciones jalo del hombro a la delgada mujer que tengo a tan sólo unos centímetros.
-¿Mamá?...- digo en un susurro casi inaudible y consigo voltearla por completo, dejándome así una perfecta vista de su cara, su nariz y hermosos ojos azules... azules pero sin ese brillo de vida, sin ese brillo a causa de la bala que esta atravesada en su entrecejo.
-No... no- empiezo susurrando y suelto un chillido.
-¡NO!, ¡MAMÁ NO!

El sonido tan familiar que escucho interrumpe mis sollozos. Volteo y me encuentro con su silueta... y una bala en el suelo.

******

-¡HANNAH!, ¡HANNAH!, CARAJO DESPIERTA- son las primeras palabras que escucho y entonces abro los ojos al mismo tiempo que me levanto para quedar sentada en la cama.
Siento el sudor recorrer mi frente y una gota de él resbalando por mi barbilla.
Levanto la vista y conecto con los ojos de la pelirroja que me ha despertado. Empiezo a llorar y en una fracción de segundo siento sus brazos alrededor de mi, ahora caliente, cuerpo.
-Tranquila, todo esta bien, ya paso, sólo fue una pesadilla- la escucho susurrar.

"Una más" agrega mi subconsciente.

Me quedo en silencio, con la mezcla de lágrimas y sudor recorriendo mi rostro, y pensando en que desearía que las cosas fueran diferentes.