La mañana es tranquila, el sol de principios de junio nos brinda un agradable calor, lo suficientemente bueno para salir con los amigos.
La música de mi reproductor inunda la habitación de sonidos interesantes, siempre he sido fanática de los conciertos clásicos, tarareo las melodías mientras intento ordenar mi habitación (palabra clave: intento). Mi madre tenía mucha razón, mi cuarto estaba más desordenado que corral de puercos, tengo serios problemas con el orden.Un ruido molesto y constante interrumpe mi tararear, tal ruido proviene de la ventana.
-- ¿Acaso se supone que tratas de quebrarme la ventana? - reclamo al abrir la ventana, que da a la ventana de mi vecino y mejor amigo, Clane.
-- Solo si se supone que tenemos nuevos vecinos. - contesta sonriente.Extiendo lo más que puedo el cuello para confirmar la afirmación de Clane, y, evidentemente me encuentro con un camión de mudanza estacionado justo enfrente de mi casa.
Clane imita mi acción y ambos nos quedamos sorprendidos, no hubo ningún nuevo en al menos los últimos doce años, cuando llegó Santiago, otro de nuestros amigos.-- ¿Quiénes crees que sean? - pregunto, volteando a ver a mi mejor amigo.
Clane se encoje de hombros mientras continúa observando el camión. Contemplo al muchacho que tengo enfrente, ha cambiado mucho al crecer, hasta hace un par de años parecía ser mucho menor que yo, ahora creció de tal manera que se encuentra en posición de llamarme "pequeña", su piel blanquecina y delicada de infante se ha reemplazado por un tono bronceado de cuando viajó a la playa, aún no ha perdido el tono dorado, pero le sienta bien, resalta sus ojos azules intensos y su cabello castaño claro. Aún conserva su aspecto campirano, porque su familia viene de Texas, y algunos veranos va para allá a visitar a sus abuelos.
-- Parece interesante. - comenta luego de un rato, dejo de mirarlo y vuelvo a ver el camión.
-- ¿Qué te parece una carrera rápido hasta el camión? - propongo.
-- Estupendo. - contesta alegre.
-- Uno... dos... tres!Ante la exclamación de la cuenta dos media vuelta y bajo corriendo con todas mis fuerzas, paso por la cocina a toda velocidad, dándole unas palmadas a mamá antes de salir.
-- Mamá, voy a salir. - informo al pasar junto a ella.
-- No regreses tarde. - condiciona antes de que desaparezca por la puerta.Al salir de casa noto que Clane aún no ha salido, así que me apresuro aún más. Cuando llegó al camión veo salir apresurado a Clane de su casa, pero ahora se encuentra bien peinado y con una chaqueta diferente.
-- No es justo. - reclama, apoyándose en el camión -. Mi mamá no me dejó salir sin haberme arreglado antes.
-- Oye, ese no es mi problema, amigo, anótalo a mi favor.A regañadientes Clane saca de su bolsillo un arrugado cuadernillo de anotaciones.
-- Un punto más para Liz Sara. - comenta ligeramente molesto.
-- Sigo destrozándote, ¿verdad?
-- A ver... - se pone a contar los puntos anotados -. Solo me llevas por 45 puntos, no estoy tan lejos.
-- Te estoy haciendo pedazos, amigo. - le digo riendo, hace cuatro años que tenemos esa lista, y siempre he ido a la cabeza.Haciendo un gracioso puchero vuelve a guardar la libreta en su bolsillo, en caso de que tengamos otra competencia.
-- ¿Quiénes crees que sean? - pregunto con la mirada fija en los trabajadores que sacan los muebles y cajas del camión.
-- No tengo ni la menor idea, tal vez sean los nietos o bisnietos de la señora Rosa.Ella era una anciana muy dulce y cariñosa que vivió en la casa del frente durante más de 50 años, era la vecina con más antigüedad del barrio, nos conocía a todos y siempre nos regalaba golosinas. Prácticamente asistió a todos nuestros nacimientos y cumpleaños; nunca conocí a una mujer tan amable como ella, fue como la madrina de todos nosotros. Ella falleció hace un par de semanas, la familia doliente la veló un par de horas en su sala y luego se la llevaron a un rancho en las afueras de la ciudad, donde creo que vivía toda la familia, nunca los conocimos, no tuvimos la oportunidad, supongo que serán ellos los que vienen ahora.
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EL HIJO DEL PASTOR (N.C.)
SpiritualLiz Sara es una muchacha de 17 años, vive aparentemente feliz, cuenta con muchos amigos, se entretiene bastantate y es muy graciosa, sin embargo oculta un pasado triste que aún encadena su alma al rencor. Un día llega a su barrio José Miguel, que re...