Capítulo 17: Campamento (1 "El viaje")

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Al salir de la igesia nos dirigimos directo a casa, sí, nos dirigimos, eso hace referencia a los padres de Miguel, Miguel y yo, todos en el coche, escuchando canciones de la iglesia, hasta llegar a mi casa.

Cuando mamá escuchó lo de "campamento juvenil de la iglesia" sonrió y dijo que por supuesto que podía ir. Le dirigí una mirada severa, ya más tarde tendría tiempo para reclamarle que me deje ir a una cosa que ni siquiera sé de qué trata, pero no poder quedarme en la casa de algunos amigos por el fin de semana.

Los padres de Miguel se dispusieron a pagar el costo de mis pasajes, y que no debía preocuparme por nada más que el ir preparando mis maletas para el campamento. Además, como algo "especial" me dejaron toda la organización de los tres días que se aventuraban, así que prácticamente sé lo que sucederá a grandes rasgos.

(Programa en la imagen)

A lo que parece no será algo tan aburrido, tomando en cuenta que dicen que el lugar es muy bonito, pero eso no le quita el punto de que fui engañada para asistir.

Cuando los padres de Miguel se fueron mamá me abrazó, diciendo que sabía que estar con Miguel a final de cuentas traería algo bueno, aunque dudo de eso no la interrumpí, no quería arruinar la alegría que se reflejaba en su rostro.

Después de eso decidí subir a mi habitación, ya que cenamos con Miguel y sus padres. Estoy exhausta, de todo en general, de este día, de esta semana, de lo que sucedió en los últimos meses... de mi vida a final de cuentas.

Decido ponerme mi pijama más ridículamente infantil, (sí, esa que parece más un disfraz de conejo rosa con zanahorias por bolsillos), para sentirme cómoda al menos por un momento, sin embargo cuando cruzo mi habitación y volteo hacia mi ventana descubro a una persona cruzada de brazos observándome con mucha atención.

¿En serio no tiene nada mejor que hacer que fastidiarme?

Su sonrisa se expande por su rostro cuando me inspecciona de pies a cabeza.

"No tenías algo más tierno que ponerte". Escribe en una libreta con un marcador.

"No era para tener público". Respondo en el cuaderno que tenía al lado.

"Trata de empacar otras cosas para el campamento". Leo con dificultad.

"Ja, ja. Si piensas que es sencillo porqué mejor no vienes y haces las maletas por mí". Creo que eso último no lo pensé antes de escribirlo.

"¿Estás retándome?" Automáticamente noto el grave error que cometí. Me agacho para tomar el marcador y escribir.

"Solo estaba siendo irónica, ni siquiera lo pienses". Pero cuando he terminado de escribir ya es demasiado tarde, pues Miguel ya no se encuentra a la ventana.

Por favor no....

Me meto en la cama con mi pijama y me abrazo del primer peluche que encuentro. Intento dormir, pero mi intento no es lo suficientemente largo, pues escucho mi ventana del jardín trasero resonar.

¿En serio?

Salgo molesta de la cama, sin la menor duda de lo que se trata.

Cuando abro las cortinas veo a Miguel trepado por la escalera de emergencia que hice hace tanto tiempo.

Le hago una ademán con la mano, indicando que se marche, pero ya sé que es muy imposible que él me preste atención en algo. Niega con la cabeza y sonríe con picardía.

Abro la ventana, pues sé que no se irá por más que se lo pida.

-- Te tardaste. - se queja al entrar.

EL HIJO DEL PASTOR (N.C.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora