El asentamiento en Irh aiia y los Dioses Fundacionales

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«Formado los nueve continentes, Erthum decidió descansar en Irh aiia, en donde se maravilló con los animales que habitaban los valles, las zonas altas de las cordilleras, los ríos y el mar. Los bosques, llanuras, campos y cañones enamoraron al Dios Protector, quien luego de explorar el continente sentenció "Esta tierra es en verdad rica y bella, digna de mi creación, por ello he de bautizarla como Irh aiia, la Tierra de los Divinos, lugar en que he de erigir mi reino, en las alturas del monte más imponente para tener allí a mis hijos y legarles el poder que he recibido de mi padre. Aquel monte que corone esta bella tierra he de bautizarla como Wallhor, el imponente". Ahora bien, dicho esto, el alma de la Tierra escaló el Wallhor y al llegar a la cima reunió grandes cantidades de nubes esponjosas con las que dio forma a un castillo de grandes muros y torres, hecho que claro le llevó largo tiempo y produjo grandes fatigas hasta que se logró concluir, siendo bautizado entonces como el Divino Paraíso.

Hecho esto, Erthum descansó en su morada, desde donde contempló toda su creación y reflexionó "Esta tierra que he creado es perfecta para tener a mis descendientes, ya que mi encomienda ha sido llevada a cabo tal como mi padre me lo ha ordenado. De ahora en adelante han de ser mis hijos los que tengan que cumplir con los sagrados designios del Dios Creador". Ahora bien, haciendo uso de sus poderes, el alma de la Tierra hizo una gran fuente en la que reunió agua y tierra para formar una figura de barro antropomorfa, a la cual posó su dedo índice en lo que se suponía ser la frente y dijo "Que éste sea mi hijo, portador de la ciencia y el poder, sabio entre los habitantes de Irh aiia y el resto del mundo, heredero de mi trono tras mi partida. Impartirá justicia entre sus hijos y los míos, pues con el conocimiento que le he de entregar como herencia deberá proporcionar castigos o absoluciones. Será conocido bajo el nombre de Imper, el dios de la ciencia y el poder en Lengua Irhyianí"...»

- ¿Imper fue el primer hijo de Erthum entonces? –pregunté.

- Exactamente, muchacho –dijo Robegger.

- Pero si Erthum crea a Imper. ¿El Dios Protector ya no tendría más parte en el mundo? –le dije con curiosidad.

- No exactamente, déjame seguir relatándote la historia y verás –dijo el anciano.

«En tanto esto ocurría, Júpiter, el mayor de los Planetas, favoreció al hijo de Erthum y así fue entonces como el dios del poder y la ciencia cobró vida y dijo "¡Saludos, padre! Agradecido estoy de que me hayas dado la vida y me comprometo a cumplir con tu voluntad para serte de agrado y recibir tu bendición", a lo que el padre contestó "Tus actos hablaran en tu nombre, hijo mío, no necesitas hacer nada para agradarme, pues eres tan solo mi sangre y todo cuanto hagas lo has de realizar porque bien conoces mis planes al igual que todos quienes habitan este mundo. Se buen paladín y da por cumplido tus votos". Acabado el dialogo, Imper se inclinó respetuosamente ante su progenitor, quien luego le hizo un ademán para que se sentase a su diestra y luego el Dios Protector reunió otro poco de agua y tierra en la fuente para crear otro ser antropomorfo, esta vez femenina, dulce y agradable a los ojos. Terminado esto, Erthum posó su dedo índice en la frente de la mujer y dijo "Que ésta sea mi hija, quien ha de ser fértil entre mis hijos y dará a luz a su progenie que ha de habitar el mundo y tendrán su propia descendencia. Ella llevará la semilla de la vida y la heredará entre las mujeres para que estás puedan procrear y así formar sociedades que sean gobernables en pro de su bienestar y sus intereses propios. Será conocido bajo el nombre de Vita, la diosa de la vida en Lengua Irhyianí". Pronunciado ello, Venus favoreció a este nuevo ser en creación, quien despertó y sus ojos se encontraron con los de Imper, enamorándose ambos en el acto. Vita dijo entonces "¡Saludos, padre! Agradecida estoy de que he hayas dado vida, la cual he de regar entre mi progenie para que ellos tengan la posibilidad de maravillarse con el acto de la concepción", a lo que Erthum contestó "Sinceras son tus palabras y humilde ha sido tu promesa, te he dado la libertad como principio y por ello no tienes el deber de poblar, pero si de al menos dejar a un heredero que perpetúe tu legado". Tras esto, Imper se desplazó a la diestra de Vita, momento en que el alma de la Tierra pronunció "Ante mi se encuentran mis dos hijos, poder y sangre, ciencia y naturaleza. Ustedes han de preservar la vida y el conocimiento, pues al ser fértiles tienen la capacidad de traer al mundo descendencia y compartir con ellos todos sus saberes para que aprendan a convivir con su entorno y en comunidad, gobernando con bases y no por simple capricho, pues quien tome el control por la violencia y actitudes egoístas tendrá menos éxito que quien lo hace por la sabiduría, pues con su experiencia sabrá impartir justicia y orden sobre su grupo". Dicho esto, los hijos le hicieron reverencia y se dirigieron a sus respectivos puestos junto al padre, Imper a la diestra y Vita a la izquierda.

Los Mitos de Iraya: La Condena de la Inmortalidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora