Justo antes de llegar a la,entrada oeste del patio A un guarda me empuja fuera de la fila, a regañadientes los demás reclusos me dejan pasar, amenazados por las escoltas.
Caminamos por un sendero pobremente iluminado por la luz del alba matutina, el guarda me hace apretar el paso clavandome la punta de su fusil en la espalda.
-¿Hacia donde nos dirigimos,oficial?- pregunto, puesto que desconozco el lugar donde noa encontramos.
-Ordenes superiores, recluso. Limitate a guardar compostura, en unos momentos estaras con el alcaide.- me contesta, impasible y resuelto - ¡Camina mas rapido, no le gusta esperar!
Unos cuantos minutos, puestos de vigilancia y rejas despues me encuentro en la sala de espera del reformatorio. Jamas habia estado tan lejos de los demas reclusos, incluso de mi propia celda. ¡Que aire tan diferente se respira en este lugar! , el mismo guarda que me condujo hasta este lugar viene hacia mi y para mi sorpresa comienza a quitarme las esposas y me entrega un cambio de ropa.
-Samuel Robinson, anda a cambiarte esos harapos; a partir de hoy no se te llamara "recluso"- me dice, con una actitud mas comprensiva que cuando veniamos de camino.
Extrañado tomo la ropa y entro en el cuarto que me indica y me quito el uniforme de la prision; de un rojo ladrillo, desgastado y deshilachado de las mangas y perneras y estampado con mi numero de recluso :0004. Luego de ponerme la ropa - unos pantalones de vestir azul marino de raya diplomatica y una camisa de maengas corta de un blanco impoluto y unos zapatos mocasines negros - salgo del cuarto, dandoseme la instruccion de entrar a un despacho imponente al final del corredor me encamino hacia él.
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La vida de un recluso
FantasySamuel Robinson siempre fue un tipo problematico, luego de pasar toda su adolescencia en un reformatorio obtiene su libertad, sin embargo estar mas de una decada desconectado de la sociedad provoca que cuestione si merece estar libre. Aun asi inten...