reemplazarle

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-¿Cómo sabías dónde estaba? – le pregunté a Liam, con desgana. La verdad, ahora mismo no tenía ganas de nada, sólo quería estar con él.

-Es sábado ____, sé donde hacen las comidas tus padres – giré mi cabeza levemente y lo miré. Él me sonrió, pero volví a fijar mi vista en la cerradura. Que por más que lo intentara, la llave no entraba -. Déjame – me arrebató las llaves de la mano, y con un suave movimiento abrió la puerta -. No estás para nada, ¿eh? – me dijo comprensivo, dejándome pasar para que luego él cerrase la puerta.

-No Liam, no estoy para nada. Sólo quiero llorar – hice de mi cara un puchero.

-Ponte cómoda, yo te espero en el comedor – me tiré encima suya.

-En serio Liam, no sé qué haría sin ti. Eres el mejor – le besé en la mejilla y subí rápidamente escaleras arriba.

Realmente si no estuviera Liam, yo no sé que sería de mí. En estos momentos no tendría a nadie. Sólo a esas chicas que se hacen pasar por mis amigas y a mi hermano. Aunque de él ahora mismo no quiero saber nada.

Me daba igual que luego viniesen las limpiadoras y que yo estuviese así, quiero decir, con el pijama. Es con la ropa en la que más cómoda estoy, viviría con ella puesta si no quedase en ridículo. Tengo pijamas de todo tipo: sexy, pegados, cortos y largos, de invierno y de verano. Pero hoy pegaba unos pantalones anchos y largos, y una camiseta básica blanca de tirantes. Encima, mi lacia bata color azul.

Bajé y lo vi sentado esperándome, viendo la televisión que la había encendido como si fuera su casa. Y en realidad, es su casa. Siempre está conmigo cuando estoy mal por ellos. Osea, todos los días. Intento ser fuerte, no recordarlos, pero tantos años juntos hace que lo pase mal. Sin esas risas con Zayn, sin esos cotilleos con Ángela y sin todo ese tiempo con Harry, con esos ojos, con esa sonrisa, con ese cuerpo, con él.

-Liam… - comenzó de nuevo mi llanto. Él se levantó y vino corriendo hasta mí -. Esta vez ha sido peor… No lo soporto más, no puedo seguir fingiendo – le abracé lo más fuerte que pude.

-Ven, vamos a sentarnos – me cogió de la mano y me condujo al sofá -. ¿Qué coño han hecho ahora?

-Nada – sollocé -. Siempre soy yo.

-No ___, ellos se pasan mucho.

-¡Pues normal! Imagínate que fueras ellos, ¿te portarías bien conmigo?

-Yo contigo me portaría bien siempre – intentó calmarme. Rápidamente me reacosté, puse mi cabeza en sus piernas mientras él estaba sentado.

-Liam… Nunca podré olvidarlos. ¿Sabes qué me ha pasado? ¿SABES QUÉ ME HA PASADO? – me levanté y me senté al lado suya, mirándolo fijamente.

-A ver…

-Me he imaginado a Harry en Jason. ¡Pensaba que era Harry en vez de Jason! Y no se paracen en nada. Harry es más alto, más guapo, sus ojos son más claros, su sonrisa es la más bonita, su… Su cuerpo es delito. Y le besé. Besé a Jason pensado que era Harry, y no sabes cuánto me gustó.

-¿Y…?

-Y todavía sigo enamorada de él. Ningún chico del equipo puede reemplazarle – comencé a llorar -. No he tenido ningún novio estable porque a todos los comparaba con él, sólo rollos de una noche.Y no soy feliz con eso.

Liam sólo me miraba apenado, intentado comprender todo lo que me pasaba y lo que pasaba por mi cabeza. Por un momento me callé, pero quise sacar eso que pasaba durante estos meses por mi cabeza y que no he podido decir porque los “odiaba”.

-¿Sabes que Ángela seguía teniendo la foto que más me gusta de nosotras dos? ¿Sabes que llevaba puestos sus tacones y me encantaba esa sensación? ¿Sabes que Zayn me salvó cuando uno estuvo a punto de hacerme no se qué en el callejón del anfiteatro? Y no pude abrazarle en esos momentos porque me odian y yo supuestamente los odiaba. Y cada día me siento peor – me abrazó.

-Espera – se separó de mí -, ¿que fuiste al anfiteatro? ¡Te dije que no fueras!

-Pero Liam…

-Pero Liam nada. ¡Has dicho que estuvieron a punto de hacerte algo! – se levantó bruscamente del sofá.

-Lo siento… - bajé la mirada -. Fue por Louis.

-Ya, ya sé que fue por él – se volvió a sentar, pasando sus manos por su pelo desesperadamente -. ¿Sabes cómo estaríamos si te huviese pasado algo?

-¿Estaríamos? – dejé de llorar.

-Yo me entiendo – dijo apartando su mirada, hacia el otro lado del comedor.

-No, explícate.

-¿Sabes que cada día me llaman los asquerosos esos para saber como estás? – volvió a mirarme.

-Pe-pero s-si me odian – tartamudeé, no daba crédito a lo que escuchaba.

-Igual que tú. Ellos hacen igual que tú – respiró profundamente -. Ellos aparentan que te odian, que quieren matarte, que te desearían lo peor, pero por dentro… Se preocupan por ti.

-No-no me lo creo – dije, atónita.

-Es la verdad. Les digo que siempre estás mal, me dicen que al día siguiente intentarán no portarse así, pero lo que le hiciste fue mucho. Y ellos sufrían demasiado con que tú ni siquiera le pidieras perdón.

-¿En serio Liam? ¿EN SERIO? – me levanté -. ¿Por qué no me lo has dicho antes? ¿POR QUÉ? – lloré e intenté tranquilizarme -. Desde cuando. ¿DESDE CUANDO TE PREGUNTAN PARA SABER CÓMO ESTOY? – grité, con la voz más que ronca.

-Desde Septiembre. Desde siempre.

-Genial – mi voz se rompió -. Genial… - me derrumbé.

soldado del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora