Capítulo 20

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  Ya era de noche y estábamos los tres en la habitación de los gemelos. Estaba exhausta, no daba más y por una razón desconocida sentía unas ganas incontrolables de llorar por tiempo indefinido. Pero no iba a darles el lujo de verme llorar, no, iba a ser fuerte y demostrarle a mis hermanos que ya no era la bebé que dejé en Argentina. No de nuevo.

-Ally, ¿Estás bien? – preguntó Finn.

-Sí. – mentí.

-Ally te conocemos desde que naciste. ¿Qué te pasa? – preguntó ahora Jack intentando controlar su ira.

-Jack cálmate. – dijo Finn.

-¡¿QUE ME CALME?! – gritó Jack descontrolado. - ¡ALGUIEN LE HA HECHO ALGO A ALLY! ¿Y VOS ME PEDÍS QUE ME CALME? ¡EN QUE PUTA CABEZA CABE ESO FINN!

-Jack estoy bien... Enserio lo digo.

-Ally confiá en nosotros, por favor. – dijo Jack desesperado.

-Jack tiene razón Ally. Si alguien te hizo algo, tenés que contarnos. – dijo Finn en tono protector.

-Gracias por preocuparse por mí pero ya estoy grande para ocuparme de mis problemas yo sola. Les agradezco de todo corazón lo que hacen por mí pero creo poder yo sola. – dije intentando contener mis lágrimas.

-Ven aquí Ally. – dijeron al unísono y me abrazaron. Ahí no hubo esfuerzo válido para no llorar. Todo lo que me había estado conteniendo salió de mí sin permiso. Parecía que un tsunami invadía mis ojos.

-Todo va a estar bien Ally. No te preocupes. – dijo Finn acariciándome el pelo y apretándome más contra sí.

Estuve toda la noche así en brazos de mi hermano. Ellos me dejaron dormir en su pieza porque no tenía ganas de volver a la mía. Amanecí acurrucada en una de las camas y uno de mis hermanos hecho un ovillo en los pies de la misma. A esta hora de la mañana intuía que era Finn porque era su cama y además Jack estaba todo desparramado en la otra cama, cosa que Finn nunca haría.

Me levanté y caminé hasta el baño. Me vi en el espejo y tenía los ojos hinchados, tanto como si me hubiesen dado un puñetazo. Ver esa imagen me dieron ganas de llorar pero para disimular me metí en la ducha.

Habían pasado treinta minutos desde que me había metido a bañar y no podía dejar de llorar, estaba a mitad de una crisis nerviosa incontrolable y odiaba no saber el por qué. La única vez que lloré tanto fue cuando creí que iba a perder a mis padres y a Jack en ese puto accidente de avión.

-Ally ¿Está todo bien ahí? – preguntó Finn en tono preocupado. No contesté pero seguí llorando. – ¿Ally?– Lloré aún más.

Me cubrí con una bata por si quisiese entrar ya que ni fuerzas para hablar tenía. Mis predicciones fueron ciertas.

-Voy a entrar. – dijo seguro de su decisión. Yo estaba en posición fetal en la esquina del baño. – Ally ¿Qué pasa? – no podía hablar. – Ey – dijo en tono dulce y me arropó en sus brazos.

-Ayer... - comencé balbuceando.

-¿Ayer qué? – insistió.

-Ayer... Ayer pasó algo antes de ir a clases. No sé si fue un sueño o fue la realidad pero me está matando. – Finn tragó duro. – Mi compañera de cuarto se llama Ellie Swan. Ayer sonó mi despertador media hora antes de lo que debería y me percaté de que su cama estaba intacta. La busqué por toda la habitación y no la encontré. Al salir de la pieza, la encontré corriendo por el pasillo y decidí seguirla. Ella se dirigía a una especie de casa que hay en el alambrado que delimita el campus nada más que no es visible por la cantidad de árboles que hay. En fin, la seguí hasta allí y me quedé mirando por la ventana desde un punto en el que ella no pudiese verme. Un hombre le dijo que daba por sentado que ella vendría. Ella de mal humor le contestó que hablara ya y le preguntó también para qué la había levantado tan temprano. El hombre le dijo que necesitaba que vigilara a alguien y también que sabía muy bien quién era. Lo que me acuerdo después de eso es que me bloquearon la respiración y que todo se volvió negro y cuando desperté, estaba en mi cama y Ellie estaba en la de al lado. Por eso no sé si fue realidad o sueño. – dije y comencé a llorar de nuevo.

¿Y AHORA QUÉ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora