BROKEN [Jos Canela]

Canela José

CAMILA.

La primera vez que conocí a Jos, tengo que admitir, pensé que era gay. Todos piensan que lo es la primera vez que lo ven.

No, no es porque actúe diferente o hable distinto, aunque no creo que tenga algo que ver.

Es su "hoodie". Siempre la lleva puesta en invierno y cuando puede en primavera. En verano utiliza algo similar, una playera (tengo que admitir, al principio, pensé que era una blusa) del mismo estilo.

También lleva un phonecase un poco...femenino.

De nuevo, no creo que tenga nada de malo, tampoco creo que el que utilice cosas femeninas lo convierta automáticamente en gay. Pero...nunca lo he visto alrededor de chicas...

Bueno, José nunca está alrededor de nadie. Siempre está pegado al teléfono, siempre mensajeando o hablando por éste.

Lo que me llevó a la conclusión de que él fuera gay es sus visitas seguidas al psicólogo de la escuela.

Siempre que llego, José está yéndose, siempre con los ojos irritados y la mirada baja.

Sé que algunos padres no aceptan los gustos de sus hijos y los mandan con un psicólogo creyendo que de ésta forma se van a "curar".

-Camila -el doctor me llamó, haciendo que apartara mi vista de José.

Comencé a caminar pero me detuve a medio camino para volver a verlo. Pero José ya no estaba.

Entré a la habitación de siempre. Blanca, amueblada con solo un escritorio, un librero, un sillón y una silla.

-Parece que te interesa el joven Canela.

-Se equivoca -me reí.

¿Cómo podría interesarme José? Es decir, en la vida me haría caso.

A menos que me opere.

-José Miguel es un chico apuesto ¿no te parece?

-Pues... -me encogí de hombros.

La verdad es que nunca le he prestado la suficiente atención a José. Siempre anda con la cabeza gacha o con el gorro de su hoodie puesto... es difícil verle la cara así.

-Empecemos con nuestra sesión.

Asentí y me recosté en el cómodo sillón blanco.

***

Corrí lo más rápido que pude justo antes de que cerraran el cerco de la prepa.

Le sonreí al prefecto que me miraba con desaprobación y corrí nuevamente para llegar a mi salón de clases.

Llegué al mismo tiempo que la maestra y sólo para hacerme sudar, la profesora corrió al salón de clases y se detuvo enfrente de la puerta. Me sonrió divertida y me abrió para que pudiera pasar.

-Que no se repita Torres.

Murmuré una respuesta para la profesora y me acerqué a mi grupo de amigas para sentarme.

Tenía el mismo lugar: segundo asiento de la última fila. Tenía a una amiga a un lado y la otra frente de mí. Todo estaba muy bien diseñado para que pudiéramos hablar sin ser molestadas.

-Hemos estado viendo los diferentes tipos de obras literarias ¿Correcto?

-¡No!

-Fue pregunta retórica, Valdez. -la profesora rodó los ojos.