6.- ¡NO PUEDO ESPERAR HASTA CASARME!

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No logré conciliar un sueño tranquilo durante varias noches. Una profunda depresión me mantenía sudando, soñando pesadillas y sobresaltándome. Imaginaba que yo era un niño abortado; luego pensaba que me casaba con Jessica y que nuestro hijo se materializaba en medio de nosotros cuando hacíamos el amor. Mi aspecto general desmejoró mucho. Tuve intensa fiebre y se me formaron enormes ojeras. Sin embargo, el día de la cita con el doctor JungHee me corté el cabello, me duché, me rasuré cuidadosamente y preparé mi mejor camisa.

Llegué media hora antes y entré al consultorio con paso lento; El recepcionista estaba hablando por teléfono. Simuló no verme pero creí adivinar en sus movimientos una ligera mueca de turbación.
Estábamos solos en la sala de espera. Me paré frente a su escritorio mirándolo a la cara. No era tan llamativo como LuHan pero sí mucho más elegante que ninguno de los chicos que conocía.

—Hola —le dije apenas colgó el teléfono—, tengo una cita con el doctor a las dos.

—Claro. Llegaste un poco temprano, ¿verdad? Puedes tomar asiento mientras se desocupa.

Obedecí con naturalidad.

—¿Cómo te llamas? —pregunté.

—BaekHyun.

—Es un nombre fuera de lo común.

Se encogió de hombros.

—A mí no me parece así. Lo he escuchado toda la vida.

—¿Sabes por qué llegué tan temprano?

—Mhhh.

—Para preguntarte cómo te llamabas... y para disculparme por mi tontería del sábado. Casi no pude dormir pensando en el café derramado.

—Ah, no tiene importancia. Algunos pacientes se ponen muy nerviosos en su primera cita.
Sentí el alfiler del bochorno atravesándome la lengua. Baekhyun era demasiado suspicaz para dejarse impresionar por mis galanterías, pero lo verdaderamente curioso del asunto es que, lejos de desear conquistarla frivolamente, sentía por ella la respetuosa admiración que inspiran las personas de quienes quisiéramos ser amigos. Me enojé conmigo mismo por mi pésima actuación y simulé leer una revista.

Poco después de las dos una pareja joven salió del privado. Detrás de ellos el doctor Park me saludó. Me puse de pie para tenderle la mano.

—Pasa —me invitó—. ¿Cómo siguen las molestias?

Caminé detrás de él y me cercioré de cerrar bien la puerta antes de contestar.

—Peor. El ardor de las llagas es intolerable. No soporto el roce de la ropa. Además, ahora siento un intenso dolor al orinar. Aquí están los análisis.

El médico abrió el sobre y se hundió en su sillón para leer.

—Lo que me imaginaba. Se trata del herpes símplex virus 2, aunque hay presencia también de un organismo llamado chlamydia trachomatis.

Extrajo un recetario de su cajón y comenzó a escribir.

—Es preciso administrar antibiótico —comentó en voz baja, como para sí—, eritromicina, oxtetraciclina, doxiciclina, aciclovir.

—¿Me curaré por completo?

—De la uretritis sí. Del herpes, tal vez. Es decir, en la mayoría de las personas jamás se presenta un segundo brote, pero en otras...

—¿Y de ahora en adelante contagiaré a todas las personas con las que tenga relaciones?

—No. Cuando las pústulas desaparezcan, el virus se hallará latente en uno de tus nódulos y no será contagioso. Únicamente podrás transmitirlo mientras las vesículas sean visibles, en caso de que vuelvan a brotar.

Jóvenes en delirio. [ ChanBaek // BaekYeol ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora