Después de ver esa escena, Harry salió de la habitación sin decir nada más, dejándome allí sola.
Al ver que ya no volvía, salí rumbo al cuarto y trate de dormir, luego de casi hora y media, pude conciliar el sueño.
Al otro día desperté gracias a Mónica, tan pronto como abrí los ojos, abrió su exagerada boca.
-Arriba, hoy tendremos que tomar tus medidas y elegir tus conjuntos.
Callé y asentí, lave mi rostro y salí.
Es increíble como ya me estaba acostumbrando a ese lugar, aunque a decir verdad, aun no había pasado nada, solo vivía, dormía y comía, aun no ocurría lo mas terrible.
Estuvimos gran parte de la mañana tomando medidas y eligiendo los colores que mas combinaban con mi piel y mi nuevo color de cabello junto a Mónica y Lindsay yo no tuve voz en la elección, solo me miraban y luego volvían a murmurar entre ellas como si yo estuviese ahí.
Nos fuimos y a la media hora ya habíamos llegado, justo a la hora del almuerzo, moría de hambre, tanto así que aunque me dieran de comer arroz quemado, yo estaría tan feliz como si fueran langostas y caviar.
Cuando ya estaba en el cuarto Harry apareció.
-Mañana comenzare contigo.
-¿A que te refieres?
-Mañana lo sabrás.
-Harry...digo, Sr. Styles, ¿hasta cuando me tendrán aquí?
Harry soltó una carcajada sarcástica y luego hablo: -Para siempre, bonita. Olvida tu antigua vida, ya no existe, no volverás a tenerla.
-No lo haré.
-¿Que no harás? -su rostro se tornó serio sin una pizca de humor.
-No seré una ... Puta.
Harry me tomo del cuello y me lanzo contra la pared, su rostro había tomado un color rojo, sus ojos brillaban de impotencia y debo admitir que su expresión me dio escalofríos.
-Tu aun no entiendes, no tienes opción, tu eres de mi propiedad, debes hacer todo lo que yo desee, tu no tienes voz, no me interesa lo que quieres o pienses, tu haces lo que yo digo.
Me soltó y caí al piso, él salió y yo quede sentada llorando porque en el fondo sabía que él tenía razón, la vida que conocía y que había tenido ya no existe, tampoco existirá. Nunca más.