Broken Neverland [Peter Pan Modern!AU]

11

Nibs estaba muy asustado. Otra vez, él y sus amigos se quedarían solos en casa. Al despertar esa mañana Peter no estaba allí y tampoco Wendy.

A él se unieron los demás niños y de igual manera, entraron en pánico en medio de la gran sala de estar.

Solo lograron dormir unas cinco horas, que no era ni la mitad de lo que duraban las noches en Nunca Jamás. Aunque la luz de la enorme luna entraba por los espacios entre tablas de madera en las ventanas iluminando así de manera desigual algunos espacios de la sala de estar, la casa estaba a oscuras.

— ¿Nos ha dejado? —Pregunta la voz de Tootles, aferrándose con fuerza al brazo de Sightly, quien se mantenía de pie con un fuerte gesto de firmeza.

— Ella jamás haría eso. —Responde Nibs volviendo la mirada al otro chico— Ella nos quiere.

— Eso es ridículo. —Desde la escaleras, Curly alzó su voz. A su espalda tenía una mochila con el mismo contenido que se llevaron Peter y Wendy.

Había llegado un par de horas atrás. Tras una larga noche en el refugio y los laboratorios clandestinos de la ciudad volvió a su hogar pues ya era momento de unirse a Peter en su camino a la tierra de los Picaninny antes de que saliera el Sol. La casa estaba totalmente sola, pero Curly sabía que los Niños dormían.

Cuando despertaran encontrarían una pequeña bolsa de lana con proviciones: agua, algunas frutas, dos grandes rodajas de pan y un par de pasteles de carne, pues Curly no podía llevarles más. Toda la carne provenía de los Picaninny y ellos tampoco podían dar una cantidad que cubriera todas las necesidades de Nunca Jamás. Aquellas proviciones les serviría para los tres días que estarían sin Peter. Al subir las escaleras, dejó su mochila sobre el último escalón y se dirigió a una de las puertas.

La habitación de Peter era un lugar donde nadie, excepto su dueño, podría entrar. Curly sabía la razón pero por su propio bien no la mencionaba nunca. Estando allí lo único que hizo fue tomar la chaqueta de cuero que estaba sobre la cama. Pero que, para su sorpresa, ahora estaba en el suelo. Algo había pasado en esa habitación pues la cama estaba desordenada, la chaqueta en el suelo y.. aquella fotografía antigua no estaba escondida bajo la cama. ¿Por qué razón ya no estaba oculta? ¿Qué pasaba por la mente de Peter?

Curly no quiso pensar más en eso. Sabía bien de todos los problemas de su amigo. Le conocía ya desde hace mucho tiempo y sabía que él no volvería a los recuerdos de su pasado en un momento tan crucial como este.

Finalmente se coloca la chaqueta porque, después de todo, era de su propiedad. Un regalo de su padre. Sintió de repente comezón insoportable en sus muñecas cuando la tela roza sus cicatrices. Intentó con todas sus fuerzas ignorar el dolor mientras bajaba por las escaleras y tomaba su mochila. Sus ojos divisaron a los cinco niños juntos luciendo confundidos. Les escuchó hablar y no dio crédito a sus oídos.

— Esa chica llegó aquí hace unos días, ¿cómo pueden decir que les quiere? No la conocen, ni ustedes a ella. —Rápidamente cruza la sala de estar, esquivando los colchones sucios en el suelo y los dos sofás dañados hasta quedar frente a Nibs

El niño le tenía miedo a Curly pues era increíblemente alto, con una mirada aterradora y el ceño fruncido todo el tiempo que le hacía parecer intimidante. Claro, Peter también lo era pero bien sabía Nibs que él era como un hermano mayor y solo buscaba protegerles.

Curly nunca se apartaba de Peter por ser su mano derecha, pero no tenía ese tipo de conexión con los Niños Perdidos. Sin embargo les apreciaba y como él, sufrieron mucho siendo muy jóvenes. Pero él era más un guerrero que un hermano mayor.

Nunca nadie dio su vida por Curly, excepto quizá Peter. Siendo mitad Picaninny, Curly se prometió a sí mismo agradecerle de cualquier manera posible, pues su cultura valoraba mucho la vida de todos sus habitantes. Eso incluía cuidar de los Niños si era necesario.