La chica de la fiesta

Capítulo 10: ¿Estás vivo?

Capítulo 10: ¿Estás vivo?

«Editado»

Alexa

Llegué a casa cargada de bolsas de la compra. Las dejé todas en la cocina y subí a mi habitación. Me quité la ropa del trabajo ya que hoy había tenido turno de mañanas y me puse unos pantalones negros de algodón y una camiseta holgada gris.

Bajé a toda prisa a la cocina de nuevo y comencé a sacar las cosas de las bolsas para guardarlas en los armarios. Minutos después entró en la cocina mi padre, rascándose un ojo y bostezando.

- Cuando he terminado de trabajar he ido a comprar algo. Casi no quedaba comida.- le expliqué.

- Estoy haciendo algo muy mal si cuando yo me despierto tú ya has vuelto de trabajar y de hacer la compra.

Chasqueé la lengua y miré a mi padre con reproche.

- No digas eso. Eres un padre genial.

Él murmuró algo que no entendí pero lo ignoré y comencé a ordenar cosas del frigorífico para que cupieran las demás.

- Dentro de poco será tu cumpleaños.- comentó mi padre.

Gruñí.

- Lo sé.

- Y eso no es algo bueno porque...- papá dejó la frase en el aire para que yo la completara.

Sonreí. Me encantaba que intentara comprenderme en todos los aspectos. Había algunos padres que no intentaban comprender a sus hijos y solo pensaban que su opinión estaba equivocada. Pero mi padre no. Él no era así. Él siempre quería ver todo también desde mi punto de vista para que nuestra relación fuera mejor.

- ¿Qué hay de bueno en estar muriéndose?- le lancé una pregunta retórica aún mientras ordenaba la comida.

Mi padre soltó una carcajada.

- Con 19 años no deberías preocuparte por eso. Cuando tengas mi edad...

- Casi 20.-le corregí- Y tú aún eres joven.

- Como tú digas, vieja. -se burló- ¿Crees que tu hermano vendrá a felicitarte?- preguntó esperanzado.

Me frené en seco y la docena de huevos que llevaba en la mano estuvo a punto de caérseme.

- No.-respondí cortante.- A no ser que necesite dinero. Entonces sí, se pasará por aquí.

- Del...

- ¡Ni se te ocurra!- lo señalé con el dedo y grité para que no terminara lo que pensaba decir.

Suspiró.

- Alexa... Es tu hermano.

Mi padre era un hombre inteligente y para nada ingenuo. Pero respecto a mi hermano se volvía muy crédulo, incluso algo tonto. Y odiaba eso.

- Solo por sangre. Por lo que a mi respecta, no tengo nada más que ver con tu hijo. ¿No te das cuenta? Sólo viene una vez cada 'x' meses para pedir dinero para comprar Dios-sabe-qué.

- Pero...- volví a interrumpirlo.

- Pero nada. Ni siquiera visita a mamá...-bajé mi tono de voz, pero él me oyó.

- Bueno, tú tampoco.

Me giré hacia él incrédula y apreté los puños.

- ¡Eso es totalmente mentira! Es injusto, ¡no me puedes echar en cara eso! Voy a hablar con mamá una vez a la semana y siempre que mis trabajos me lo permiten.- lo señalé con un dedo acusatorio- Eres tú quien aún sigue queriéndola pero no mueve un dedo por ella.