(Aileen, 16 años)
Nada más salir encontré a Maia apoyada en la barandilla, desde la cual se podía observar a los alumnos que caminaban por el pasillo de la planta inferior; sin embargo ella no estaba mirando al pasillo inferior, sino que tenía la mirada perdida en algún punto del corredor que atravesaba nuestro pasillo.
Me acerqué e intenté seguir su mirada para averiguar si estaba observando a alguien en especial o si tan solo estaba pensando en sus cosas; sin embargo no pude satisfacer mi curiosidad, porque nada más apoyarme en la barandilla, ella advirtió mi presencia y me preguntó:
-¿Siguiente clase?
-Química -respondí segura, lo había revisado nada más salir por la puerta de Literatura.
-Bueno es un paseíto, pero tranquila no es tan largo como el anterior- dijo al ver mi cara de agotamiento.
-Normal que aquí todos tengáis prisas, con estos horarios que os marean de un lado para otro -dije en broma, aunque la verdad es que sí que me estaba cansando de tanto paseo de un lado para otro.
-¿Y qué tal se te ha dado literatura?-dijo mientras andábamos hasta la clase de Química.
-Bien, supongo -comenté sin saber qué decir- La verdad es que Irène Kirsten es bastante maja.
-Ya te lo dije, no suele presionar mucho a los nuevos -dijo ella corroborando mi información.
-He conocido a una chica llamada Vivienne, me ha regalado un dibujo, creo que es bastante bueno -dije sacando a flote la conversación que había tenido hace tan solo unos minutos con Vivienne.
-¡Vaya! Me alegro por ti, dicen que si haces un amigo el primer día vas bien -dijo animándome, supongo que Maia pensó que si no hacía amigos me iba a pegar a ella y que en parte se alegraba por eso.
-Yo creo que más bien fue ella la que se hizo amiga de mí, pero aún así, si es verdad lo que dicen entonces igual yo no voy tan mal como pensaba -dije con algo de esperanza.
-La verdad es que Vivienne es buena compañía -dijo volviendo al tema de mis amistades- En su día ella también me regaló un dibujo.
-Sí, bueno respecto a eso... -de repente Maia paró haciendo que yo dudara si habíamos llegado a nuestro destino final.
-Esta es, la clase de química -dijo con suavidad- ¿Quién es tu profesor?
Volví a mirar el horario.
-Marcus Finnicky -contesté.
-Bueno, no está tan mal -repuso Maia- No es malo, pero no le verás poner fe en ti si no ve un poco de interés y esfuerzo. ¡Así que más te vale prestar atención en sus clases!
-Tampoco iba a ponerme a lanzar aviones de papel ¿sabes?-dije un poco a la defensiva, para mostrarle que quería encajar bien en mi primer día.
-Bueno, vale; yo solo te digo como es el profesor para hacerte una idea de cómo tienes que actuar con él -replicó ella dándome una explicación que no esperaba- Y ahora ves entrando que ya llegamos más tarde que de costumbre.
Mientras caminaba hacia la puerta del aula, me di cuenta de lo poco que realmente conocía a Maia y a su manera de pensar sobre cada circunstancia.
Crucé la puerta de madera para encontrar una clase un poco pequeña para la asignatura que allí se cursaba, pero que aún así conservaba un buen tamaño. A lo largo del aula se distribuían mesas y detrás de cada cual un par de sillas respectivamente; para ser sinceros, la verdad es que no me hacían ninguna gracia los sitios en parejas. En la parte delantera de la sala se encontraba un escritorio ocupado por un hombre de mediana edad, que ya peinaba alguna cana; llevaba unas gafas de lente gruesa, una camisa a cuadros naranja y unos pantalones marrones como recién planchados. Detrás de él, una pizarra con algunas fórmulas previamente garabateadas a tiza nos aguardaban.
Aunque el profesor ya estaba en la clase, la lección todavía no había empezado, lo cual me proporcionó tiempo extra para sopesar dónde me sentaría. Por suerte, todavía quedaba una mesa con ambas sillas vacías. Me senté y empecé a sacar mis libros cuando, casi en el último momento antes de que sonara el timbre que marcaba el inicio de la clase; un chico de pelo revoltoso se sentó en el sitio contiguo al mío. Casi sin reaccionar, sonó el timbre y Marcus Finnicky se dispuso a pasar lista.
Ahora me sentía intrigada por el chico, por lo que esperé disimuladamente a que llegara su nombre en la lista.
-Ethan McGonhagan -pronunció ásperamente Marcus Finnicky.
Y sucesivamente, la mano del chico se levantó y posteriormente bajó en retirada. Observé de reojo como Ethan dibujaba en una esquina del libro una especie de prototipo mecánico de pertenencia a una máquina desconocida para mí. Y de repente yo:
-Aileen Walcott -volvió a decir Marcus mientras, a continuación, yo levantaba mi mano- ¿Alguien nuevo en clase? Bien, ya veremos cómo se te da la química -comentó él descuidadamente.
A diferencia de Literatura, en esta lista no había no había ningún Aiden Wallace, ni siquiera había alguien detrás de mí así que ahora, como siempre había sido, era de nuevo la última de la lista. Al cabo de un rato, Marcus ya había explicado la lección y por parejas turnándonos, debíamos observar las muestras que había en los microscopios.
Dejé que Ethan fuera el primero en mirar, para luego mirar yo.
-¿De qué instituto vienes?-me preguntó descaradamente, pero al ver mi expresión continuó explicándose- Te lo pregunto porque yo también vine nuevo el año pasado y a lo mejor te conocía de algo.
Sonrió amablemente, pero aún así yo quería empezar aquí de cero y no podía permitir que nadie supiera nada de mí.
-Dudo mucho que te suene, vivía al otro lado del país -contesté, aunque era una mentira piadosa, la verdad es que solo había cambiado de instituto- Creí que no venía mucha gente nueva a este instituto -comenté cambiando de tema.
-Bueno, puede que en el programa general no. Pero es bastante probable que, si perteneces a donde creo, en el nuestro casi todos los años llega un pequeño grupo de alumnos nuevos -dijo él.
No entendí a qué se refería con "el programa", y así, la lista de dudas de hoy iba creciendo considerablemente. Intenté obtener alguna respuesta, pero entonces Marcus nos miró y no nos quitó los ojos de encima hasta que finalmente terminó la clase.
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El Camino del Bosque
Teen FictionAileen Walcott no tiene una vida fácil, en el instituto ella es solo una más y no recibe demasiada atención. Pero tras encontrar algo en lo que finalmente parece sobresalir, un increíble suceso la golpea. Tras él, Aileen tiene que volver a rehacer s...