"Enséñanos a orar", le pidieron una día a Jesús sus discípulos (Lucas 11:1). Ahora, no es que no estuvieran familiarizados con el concepto de elevar sus palabras y sus pensamientos a Dios en el cielo; seguramente en el hogar, siendo niños, los padres les habían enseñado oraciones. Cada Sábado habían encendido velas y habían orado; cada Pascua habían comido el cordero, habían escuchado una vez más la historia de la milagrosa redención divina de su pueblo, y le dieron gracias a Dios por las cosas maravillosas que había hecho a su favor.
Asistían siempre a la adoración en la sinagoga y conocían los rituales del templo; pero cuando vieron cuánto tiempo le dedicaba Jesús a la oración, la frecuencia y la intensidad con que hablaba con su Padre, supieron que estaban perdiendo algo importante. Quisieron que su vida de oración hiciera por ellos lo que evidentemente hacía por Jesús.
¿Cómo obtenía tanta fortaleza de esos momentos? ¿Por qué estaba siempre tan renovado? ¿Cómo podrían aprovechar ese consuelo y esa energía celestiales?
¿Comparte usted ese anhelo? ¿Cree que su vida de oración es a veces frustrante? ¿Forzada? ¿Escasa? ¿Confusa? ¿Inexistente? La Biblia está llena de historias y pasajes que nos pueden inspirar y guiar a una mejor vida de oración. Este librito le traerá una voz de aliento tomada de la Palabra, cada día de su mes. ¡"Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17)!
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Enseñame a Orar!
AcakEscucha Dios siempre nuestras oraciones? ¿Cuales son las causas por las que no recibo lo que pido? ¿Que áctitud debemos tener al orar? A veces me pregunto; si Dios escucha mi oración, porque las cosas no me salen como quiero? O no me llegan en el ti...