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Obstáculos en la comunicación: Culpa

Cuando era niño, siempre sabíamos que cuando el perro se escabullía por la casa y se ocultaba de nuestros ojos, pronto íbamos a encontrar un "accidente" en la sala. Cuando uno sabe que le ha hecho mal a alguien y lo ha ofendido, tiene un poderoso elemento de disuasión para tener una conversación íntima y cercana con esa persona; la culpa le produce deseos de huir. Una avergonzada primera pareja se escondió entre los arbustos al oír los "pasos" de Dios en el jardín. Cuando sentimos la culpa de un pecado no confesado, una de las primeras víctimas es el deseo de orar.

Esta es la belleza de la relación con nuestro Dios: que no se basa en nuestro desempeño y conducta, sino en su gracia, es decir, en su decisión de amarnos y perdonarnos de manera incondicional. Jesús vino a esta tierra no para imponerles medallas a superestrellas espirituales, sino a rescatar a necios y avergonzados pecadores como usted y como yo; él dijo una vez: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).

Cuando usted es consciente de sus faltas, cuando su conciencia lo enferma por dentro, cuando está demasiado avergonzado para orar, es el mejor momento para orar y pedir el perdón que fue comprado para usted, para un momento así. La misericordia de Dios es más grande que su pecado; él nunca desprecia un corazón contrito y humillado (Salmo 51:17); de hecho, su especialidad particular es la curación de los corazones rotos y proporcionar descanso a los espíritus inquietos.

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