CAPÍTULO 6
Una resaca imperial*Brooke, Rydel y MacKenzie*
Brooke estaba teniendo uno de esos sueños donde ella era una superhéroe y tenía que salvar al mundo de un monstruo, demasiado parecido a Ky Collins, el matón del instituto, cuando una voz suave y unas manos demasiado agitadas la estaban haciendo volver a la realidad.
—Brooke despierta, Brooke —dijo una voz cada vez más clara —Brooke despierta, despierta, vamos Brooke, despierta —dijo Madison sacudiendo el cuerpo de Brooke —Brooke despierta.
— Mmm... —se quejó aún con los ojos cerrados y con un dolor de cabeza ascendiendo.
—Vamos Brooke, despiértate ya —volvió a decir Madison —es casi la una de la tarde y MacKenzie y Rydel aún no han vuelto a casa, eres la única que ha vuelto, vamos Brooke tienes que ayudarme a encontrarlos —el dolor de cabeza de Brooke parecía que no podía ser más dolorosa hasta que de alguna forma su cabeza se convirtió en un infierno un montón de martillos en la cabeza y gritos ensordecedores.
—Vamos Brooke —repitió Madison.
—Callate —susurró, el dolor era insoportable —me duele la cabeza —el dolor aumento mientras hablaba —mm... —se quejo.
Estaba a punto de llorar por el dolor— me... du... duele —dijo apenas.
Madison cogiendo una cosa de la mesita de noche— te, esto te aliviará el dolor.
Madison le dio un vaso de agua y pequeñas pastillas que las pudo diferenciar a la primera: ibuprofenos.
Brooke frunció el ceño —¿por qué... hay —se quejo y se tocó la cabeza —me... das ibup...rofeno —preguntó con los ojos cerrados por el dolor.
Madison alzó una ceja —por si no te has dado cuenta tienes resaca, y en tu caso debe de ser de las buenas —le extendió el vaso.
—No grites.
— No grito, estoy hablando normal.
— Pues no hables— se quejo mientras se tomaba las pastillas y el vaso de agua.
— Bueno tenemos un problema.
— ¿Tenemos?— preguntó sin entender.
— Sí, tenemos, tanto tú, como yo. Es la una de la tarde y MacKenzie y Rydel aún no han llegado, mamá viene a las dos y estoy preocupada porque era su primera fiesta y aún no han vuelto y no me cogen el teléfono ninguno de loa dos, y... y...
—Shhh... —la silenció Brooke con los ojos cerrados —no hables. Solo vallamos a buscarlos.
Madison ayudó a Brooke a levantarse de la cama e ir al baño de la habitación de MacKenzie a cambiarse.
Cuando se miró al espejo por poco suelta un grito de horror. El maquillaje estaba todo corrido, el pelo todo enmarañado y tenia unas ojeras que con un poco de suerte no le llegaban al suelo y lo que era peor su cuello, que al igual que su clavícula, estaba llena de manchas marrones y rojas, estaba espantosa.
Se puso la ropa con la que vino ayer a casa de MacKenzie, antes de la fiesta, antes de la resaca, antes de todo.
Cuando salió ya vestida con unos pantalones negros y una camiseta gris y con su pelo más o menos presentable en una coleta alta.
Madison la esperaba sentada en la cama de su hermana menor con una mirada preocupada y con el ligero tic que tenia en el pie cuando estaba nerviosa.
—Chica —dijo Madison con asombro mirando su cuello —ayer si que te lo pasaste bien.
—No recuerdo nada, así que vamos a buscarlos —dijo Brooke y salieron por la puerta.
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Porque somos jóvenes
Teen FictionNuestros tres protagonistas: Rydel, Brooke y MacKenzie, Ellos no pertenecen al trono, ni a centímetros, se acercan a él. Ellos, son unos del montón, de los invisibles. Pero... ¿Qué pasaría si un día decidieran escaparse de casa y vivir una noche lo...