Porque somos jóvenes

4 DE MARZO

CAPÍTULO 8
Las reglas del juego acaban de cambiar.

*Brooke*
Lunes, primer día de la semana, y primer día de clases, lo odio... Estaba nerviosa, muy pero que muy nerviosa. Sería el primer día de instituto después de la fiesta y aún tenía la mente en blanco referente al tema de la fiesta. Me daba miedo llegar al instituto y enterarme de que en la fiesta me hubiera tirado a cuatro o cinco chicos, de verdad estaba muy nerviosa.

Baje a la cocina para desayunar.
—Buenos días —dije sentándome en la barra.

—Hey —Ian se sentó a mi lado.

—Hola —mamá nos dio un beso en la frente y se sentó delante de  mí.

—Buenos días, hoy tengo una reunión muy importante —se quejó papa abriendo el periódico.

—¿Cómo os fue en casa de MacKenzie? —preguntó mamá haciendo que casi escupiera mi zumo.

—Bien —le intente sonreír cosas que no fue del todo bien ya que me salió una mueca extraña.

—¿Quién va a llevarte al instituto Brooke?— pregunta mamá.

—Madison.

—¿Pero Madison no iba a la universidad?

—Se ha cogido un año sabático, y nos lleva porque el instituto le queda a camino del gimnasio —el claxon de un coche se oye fuera de la casa —Adiós —me despido y salgo corriendo al coche.

*Rydel*

El fin de semana fue malo, malo, muy malo. No recordaba que había pasado el sábado por la noche y el domingo tuviera que estar consolando a Mac por lo que había hecho en la fiesta, que nadie recordaba y además... lo menos esperado, el beso de Ian el cual, si tengo que ser sincero, me gusto... y mucho.

Brooke subió al coche corriendo.
—¿Qué te pasa? —preguntó Madison.

—Tu solo arranca —le ordenó Brooke desesperada.

Nadie habló hasta que diez minutos después, Madison rompió el hielo.

—¿Qué tal vuestro fin de semana? —pregunto Madison con una sonrisa traicionera.

—Vete a la mierda —le contesta fríamente Mac a su lado.

—Solo era una broma —dice arrepentida.

—Tus bromas no es que sean de las mejores —Madison frunció el ceño mirando a la carretera. 

Estábamos entrando al instituto.

—No es mi culpa que el sábado decidieras emborracharte y abrirte de piernas al primero que se te cruzó por delante —le suelta Madison con odio.

Tanto Brooke como yo abrimos la boca soltando un mini grito.

—A veces eres una estúpida gilipollas —le suelta Mac con los ojos brillantes. Se saca el cinturón y cuando el coche está para aparcar, sale con el coche en marcha y se dirige a paso largo hacia la puerta del instituto.