14:27 CUATRO DÍAS ANTES

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CAPÍTULO 1
Mensajes

*Brooke*
Eran las 14:27 de la tarde de un bonito día de finales de febrero cuando la mayoría de los teléfonos de los que estábamos en el pasillo del instituto empezaron a vibrar o directamente, a sonar con tontos sonidos de pajaritos, campanas y entre esos horrorosos sonidos la canción de Toxic de Britney Spears. Y todos ellos, aunque los móviles fueran de personas que no tenían nada en común entre ellas, el contenido del mensaje enviado sí.

Era un mensaje claro y corto con información demasiado precisa y con un mensaje que hacía dar un salto a las hormonas de todo adolescente.

"Fiesta en mi casa el sábado a las 10h.

Llevad alcohol.

– Finn"

Todo el mundo en Jackson conocía a Finn Withmore, el quarterback del equipo de fútbol americano, el chico más popular del instituto y uno de los más deseados por la población femenina del instituto, y entre toda esa gente, mi mejor amiga, MacKenzie que solo hacía que suspirar por él, como ahora recostada en las taquillas con los libros en el pecho y observando como Finn hablaba con alumnos que iban a ir a la fiesta.

— Ya, Mac, despierta —peté los dedos delante sus ojos y ella volvió a la realidad.

— Mira que eres mala Brooke, ¿por qué no me dejas soñar despierta con Finn Withmore?

— Sabes que soñar despierta es malo para la salud— le lancé una mirada acusadora— por que llega un momento en que no sabes si tu sueño es real o ficticio o al revés. 

— Hay Brooke... cállate ya y déjame soñar, y además tú también estás colada, o sea que no me vengas con quejas y berrinches porque yo sé que es ser invisible para el chico que te gusta y tú, por lo menos, has hablado con el chico que te gusta.

Y era verdad, yo, Brooke Taylor estaba enamorada ni más ni menos que el chico más inteligente de Jackson, y aunque fuera el más inteligente, el chico era guapo, muy, muy guapo, era atractivo, con ese pelo marrón claro y esos ojos verdes que parecía que podían ver atreves tuyo.

Me callé al ver que MacKenzie tenia toda la razón del mundo.

— Y además, Finn tiene novia, la Sasha esa, como la odio— dijo apretando su puño con fuerza.

— Mejor vallamos a comer, me estoy muriendo de hambre y Rydel ya debe estar esperándonos.

Caminamos por los largos pasillos repletos de taquillas hasta la cafetería.

Hoy había espaguetis a la boloñesa, mis preferidos y los de MacKenzie, las cogimos un plato una botella pequeña de agua y una manzana y nos pusimos a la cola para pagar.

– Serán 15$– dijo.

Pagamos la comida y fuimos a nuestra mesa de cada día, ahí estaba Rydel con sus gafas de pasta negra y su melena hacia atrás, era un chico flacucho y un maníaco del orden.

— Hola Ry— saludé. 

— ¿Has recibido el mensaje de Finn?— preguntó MacKenzie entusiasmada. 

— Y quien no lo ha recibido— dijo poniendo los cubiertos al lado del plato— Me pregunto cómo ha conseguido nuestros números de teléfono.

— ¿Qué no es obvio?— refunfuño Rydel mientras limpiaba la boquilla de la botella.

— Seguro que le pidió a algún de los hackers del instituto que le ayuden. 

— No creó que la palabra correcta sea "pidió" sino que soborno— comió un poco de su ensalada y sé ajusto las gafas.

— Bueno, no importa, pero tenemos que ir, es el acontecimiento del año. Es el primero en convidar a gente que no sea del trono —la sonrisa de MacKenzie ya no podía agrandarse más. 

— Eso es algo bueno, pero al fin y al cabo el chico no deja de ser Finn Withmore, el quarterback del Jackson Hills, el chico más popular del instituto. Finn desprecia todo aquel que no sea de su posición, que no esté en el trono o alrededor de este— nos miró por primera vez desde que llegamos.

— No hables así de él —se quejó MacKenzie— Finn es un buen chico. 

— ¡Claro! —saltó sarcástico Rydel— Se me olvidaba que estas locamente enamorada por ese estúpido— sonrío con malicia. 

— Cállate. A veces eres un capullo— dijo MacKenzie enfadada.

— Me lo acostumbran a decir, pero la frase que le acompaña es, "... eres un perdedor niñito de mami, friki de mierda" después me tiran contra las taquillas— sonrió falsamente.

Rydel a veces lo acosan por los pasillos. No era ni más ni menos que Ky Collins el chico malo del instituto Jackson.

— Eh... —intenté calmarlos —no discutáis por favor. Además, no pienso ir a la fiesta al igual que Ry.

— Brooke, nunca he dicho que no quisiera ir —respondió —Pero vamos, estamos en último año y aún no hemos ido a ninguna fiesta, ya es hora de ir a alguna, aunque sea la de Finn Withmore— suspire resignada acabando mi plato.

Aunque quisiera ir, no podría, con los padres que tengo eso seria imposible.

— Vamos Brooke, vas a ir a la fiesta quieras o no. Aunque te tengamos que arrastrar— concluyó MacKenzie. 

— No voy a ir y ya esta— dije recogiendo mis cosas para irme. MacKenzie me cogió del brazo y me hizo sentarme en mi silla otra vez.

— Vas sí o sí— dijo MacKenzie. 

— Aunque quisiera no podría, mis padres no me dejaran ir— hice una mueca.

—  Vas a ir, te vas a escapar y vamos a pasar una noche fantástica. 

—¿A sí? ¿Y cómo me marcho de mi casa sin que nadie se entere?— preguntó.

— No te preocupes, tengo un plan— dijo Rydel de pronto.

Porque somos jóvenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora