3.- Las palabras que quería escuchar

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Bajé del dormitorio cuando ya había acabado de vestirme y de hacer la cama. Haru se había quedado haciendo el desayuno. Eso lo dejaba en sus manos, porque yo y la cocina no nos llevamos muy bien, la verdad. A lo mucho puedo hacer tostadas, y aunque Haru me haya intentado enseñar muchas veces, no hay manera.

El olor del desayuno salía de la cocina. Huevos, tostadas, zumo y... caballa, no sabía si en mi casa había caballa si quiera, pero Haru se las apañaba para hacer caballa incluso en medio del desierto.

-La caballa no podía faltar ¿no?-Entré por la puerta y fui a sentarme.

-Es bueno comer pescado, además tenemos que comer para tener energía para las competiciones.

Haru se había puesto el delantal de mi madre para cocinar, después de tanto tiempo viniendo a casa no le daba vergüenza ni cocinar ni coger cosas prestadas por un rato, lo hacía de forma natural, casi como si él fuese uno más de la casa. Estaba colocando el resto de los platos en la mesa junto con los cubiertos. Cuando acabó, se quitó el delantal y lo colgó en su sitio luego se sentó a desayunar.

-Haru, da la impresión de que eres un amo de casa.

-Vivo solo, es normal que sepa hacer bien estas cosas.

-Da la impresión de que en el futuro serás un buen marido.

-La verdad es que no me importaría cocinar para alguien que quisiese todos los días.

-La persona que se case contigo seguro que será muy feliz.

-Bueno, tu también sería un buen marido, eres muy atento y bueno con los niños además de muchas cosas más, aunque no sepas cocinar.

-Tendré que encontrar a alguien que sepa cocinar para que nos complementemos.

-E-eso sería lo ideal.

La conversación llegó a un punto en el que ninguno sabíamos que decir. Por lo que acababa de decir, la persona que mejor se complementaría conmigo sería él, pero tenía que quitarme la idea de la cabeza, eso simplemente había sido pura casualidad.

-¿Te gusta alguien, Makoto?

-¿Eh? ¿A-a qué viene esa pregunta?

-No, por nada, me da la impresión de que estás enamorado, pero me puedo equivocar.-Miró hacia un lado y siguió comiendo

-La verdad es que sí me gusta alguien, es alguien que me lleva gustando mucho tiempo y bueno, a mí me parece muy buena persona, aunque a veces sea algo callada.-Miré al plato y luego lo miré a él, se veía algo molesto por lo que acababa de decir, quizás por no haberle hablado de esto antes.

-Ah, entonces estaba en lo cierto.

-Y a ti, Haru ¿Te gusta alguien?-No es que fuese lo que más ganas tuviese de preguntar, pero no sabía cómo seguir con la conversación.

-A mí también me gusta alguien.-Temía esa respuesta.

-¿Y cómo es la persona que te gusta?

-Se podría decir que tiene una personalidad cálida.

-¿Qué se supone que significa eso?

-Pues... es alguien con quien puedes hablar con tranquilidad y que sabes que siempre estará ahí cuando lo necesites.

Me empecé a preocupar un poco, nunca había visto a Haru hablando con mucha gente que no fuésemos las personas del club, pero aunque siempre estábamos juntos parecía que había sacado tiempo para intimar con alguien más. Lo que al principio era preocupación poco a poco me fue empezando a molestar, entendía que Haru podía enamorarse de quien quisiese pero aún así estaba molesto.

Desde que te conozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora