4.- Nuestro primer beso

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-Gracias por el té, Haru.

Después de mi confesión y la de Makoto en el puerto volvimos para casa. El ambiente no estaba como para seguir corriendo. Makoto se avergonzó un poco por su reacción, a pesar de que yo estaba la mar de contento por la respuesta. La verdad es que no me la esperaba en absoluto, creía que se sorprendería y no sabría que responder para no dañar mis sentimientos, pero no fue así para nada. La vuelta a mi casa se hizo algo incomoda, ya que ninguno de los dos sabíamos que hacer o decir. Sin embargo al llegar a casa parecía que nada hubiese ocurrido. Supongo que nuestra relación ya era muy intima y tampoco tenía por qué dar un cambio muy drástico.

Ahora estábamos los dos sentados en el escalón de la ventana que daba al jardín de mi casa. Había ido antes a preparar té y ya lo había traído, así que no hacíamos otra cosa nada más que beber en silencio. Yo al menos estaba esperando a que Makoto rompiese el hielo y empezase a hablar, de todas formas, lo mío nunca fue empezar conversaciones que no fuesen totalmente necesarias. Pasaron cinco minutos antes de que dijese algo.

-Haru, ahora se supone que somos pareja o algo así, ¿no?

-Se supone que sí, si los dos estamos de acuerdo no veo por qué no.

-Entonces, deberíamos hacer las cosas que hacen las parejas, ¿verdad?

Sus orejas se empezaron a poner algo rojas y miraba hacia el vaso de té mientras tocaba el borde con sus dedos, parecía que estaba bastante nervioso al hablar de estas cosas. Aunque yo tampoco podía negar que los colores no se me estuviesen subiendo en ese momento.

-Si te sientes incomodo podemos seguir como hasta ahora hasta que estés preparado, tampoco quiero acelerarte a hacer algo que no quieres hacer. El que se ha confesado desde un principio he sido yo de todas maneras.

-No te preocupes, no estás acelerando nada, de todas formas yo también te he correspondido y la verdad es que me has quitado un peso de encima cuando has dado el primer paso. No me importaría hacer las cosas que hacen las parejas ahora mismo, simplemente me da la impresión de que sería algo extraño después de ser amigos tanto tiempo.

Empezaba a relajarse, su sonrisa era menos tensa y ya no acariciaba tanto los bordes del vaso como antes.

-¿Deberíamos probar?

-¿Qué es lo que deberíamos probar?

Apoyé el codo en la rodilla que tenía doblada y me tapé la boca con la mano, me daba bastante vergüenza pedírselo, aunque tenía ganas de probarlo. Miré hacia otro lado y cogí aire.

-Si deberíamos probar a besarnos.

-¿¡U-un beso!?

Parece como si esas palabras estuviesen rebotando ahora mismo en su cabeza en un intento por asimilarlas. Su cara se puso roja y parecía que no sabía dóndemeterse. Yo también estaba algo nervioso, pero parece que a él le afectaba bastante más esto que a mí, aunque Makoto nunca había sido de los que actuasen de forma calmada frente a cierto tipo de situaciones.

-¿Quieres probar?

-Qui-quiero.

-Entonces ven aquí.

Apoyado en su manos y sus rodillas en el escalón se acercó a mí, casi parecía un gatito. Me giré hacia él y puse mis manos en sus mejillas. Cerró los ojos tan fuerte como pudo, casi parecía que estaba haciendo fuerza para no abrirlos. Su expresión no era para nada relajada, se notaba que estaba nervioso. Yo intenté calmarme, no tenía por qué preocuparme, al fin y al cabo era el primer beso para los dos y con Makoto tenía mucha confianza. Acerqué su cara a la mía poco a poco mientras cerraba los ojos y relajaba mis labios. Cuando estábamos lo suficientemente cerca empecé a sentir como sus labios rozaban los míos, poco a poco fui presionándolos más y más. Contuve la respiración, no sabía cómo podía seguir desde aquí así que simplemente aparté mi cara. Abrió los ojos mientras respiraba por la boca, estaba rojo y me miraba con los ojos entreabiertos. Aunque no me estuviese mirando a un espejo, probablemente yo tenía esa misma expresión ahora mismo.

-¿Qué tal? ¿Ha estado bien?

Movió la cabeza de arriba abajo, parecía que se había quedado sin palabras.

-¿Nos damos otro?

Volvió a mover la cabeza, así que hice lo mismo que antes, una y otra y otra vez hasta que ya parecía que estaba satisfecho. Supongo que, como yo, debería estar cansado de aguantarse tanto tiempo sin poder tener nada más que una amistad. Aunque ahora ya no era así, podíamos hacer lo que siempre habíamos querido hacer, aunque pareciese raro hacerlo después de tanto tiempo siendo solo amigos.

-Debería ir a comprar los ingredientes para la comida ¿Qué te gustaría comer?

-¿Y si hacemos curry?

-¿Hacemos?

-Me gustaría ayudarte...

-Eres un desastre en la cocina.

-Por favor.-Juntó las manos enfrente del pecho y sonrió mientras guiñaba un ojo.

-Está bien, no me puedo negar a eso. Pero tendrás que seguir mis instrucciones al pie de la letra.

-Está bien, está bien.

Al rato volvimos de hacer la compra, aprovechamos también para comprar los ingredientes de la cena y así no tener que dar dos paseos hacia el distrito comercial. Fuimos para la cocina y colocamos los ingredientes que no íbamos a usar de momento, los que si íbamos a utilizar los dejamos encima de la encimera.

-Lo primero que tienes que hacer es cortar la zanahoria con cuidado, procura no cortarte. Yo mientras me ocuparé de lo demás.

Empecé a cortar el resto de las cosas y a preparar el fuego, sabía que Makoto era muy lento cortando cosas y en la cocina en general, por eso le encargué solo una tarea.

-Haru.

-¿Qué pasa?

-Me he cortado.

Me volví hacia Makoto para ver la escena. Se había cortado el dedo con el cuchillo y la sangre estaba saliendo del corte y deslizándose por su dedo.

-Dame la mano que la ponga debajo del grifo.

Me tendió su mano con la sangre goteando, rápidamente abrí el grifo y dejé correr el agua por encima. Cuando ya parecía que no había sangre lo cerré.

-Espera mientras voy a por el botiquín, aguanta chupándote el dedo, así taponas la herida o al menos la saliva ayuda.

Cuando volví con el botiquín le desinfecté la herida y le puse una tirita.

-Haru, sabes cuidar muy bien de las personas.

-Vivo solo, lo normal es que sepa hacer cosas como estas.

-Aún así me alegro de tenerte a mi lado.

-No digas esas cosas así, ¡tan de golpe!

Me dio un poco de vergüenza lo que dijo, pero me hacía muy feliz lo que había dicho.

-Ahora siéntate, no quiero que te pase otra cosa así, yo acabaré de hacer la comida.

-Tengo muchas ganas de probarla, sabiendo que es de Haru seguro que está delicioso.

-Solo espera en silencio a que esté lista.

Seguí cocinando, pero notaba la mirada de Makoto clavándose en mi nuca y estaba algo inquieto.

-¿Por qué miras tanto mientras cocino?

-Solo estaba pensando que Haru estaba adorable con el delantal y que encima está cocinando solo para mí. Me siento muy feliz.

-No-no es para tanto.

-Haru.

-¿Qué?

-Te quiero mucho.

-Yo también te quiero.

Cuando acabé empezamos a comer. Fue muy agradable poder comer con él de esta forma, estar a su lado me hacía sentir a gusto y tranquilo. Espero que podamos estar así por mucho, mucho tiempo.


Desde que te conozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora