La función.

38 4 0
                                    

IV

Permanecí en primera fila. Visualizando a niños que acababan de llegar, cada uno se sienta desordenadamente por todo el espacio. Ríen, lloran, pelean, comen dulces; hasta algunos parecen corear una canción para que empiece la obra. Miro al decorado, todavía no aparecen y esto se está empezando a llenar de mocosos y padres ocupados.

Cierro los ojos y excluyo todo el ruido de mi alrededor. Pienso en ese chico, Dark.

Qué extraño me resulta pero qué atrayente. Es como el otro chico, ¿cómo se llamaba?...

-¡Hoooooooolaaaaaa! Muy buenas, chicooooooossss.-grita una voz desde las tablas interrumpiendo mis pensamientos.

Todos responden en coro con un hola, señor Luz.

¿Luz?

-¡No, chicos! ¿Cuántas veces hemos hablado esto? ¡Me llamo Light! ¡Light! Que no es lo mismo que Luz.-responde el títere.

-¡Light, sí!-sobresalto.

Los niños se giran a mirarme y yo sólo desvío la mirada, parezco una rara con casi catorce años entre esos niños de menos de seis.

El títere esboza una risa.

La obra continúa. Sigo pensando en Dark, ese chico con pelo negro, ¿le asomaba algún mechón gris? Habrá sido mi imaginación... se parecía mucho al muchacho que me encontré en la calle y me asustó. No se semejaban en el físico ni el rostro, sino unos ojos y una esencia parecida.

¿Y qué hace sonándome un nombre como el de Light que no lo he conocido en mi vida?

La función acaba, y los niños, contentos, se van con sus padres por diversos caminos, se queda toda la callejuela en silecio.

Nate y Luan salen de debajo de las tablas y me sonríen. Después se miran con cariño. Parecen dos almas iguales, hermanos. Se quitan el sudor de la frente y dejan sus títeres. Nate coge una botella de agua y se la pasa a Luan, que él la coge con gratitud.

-Ha estado bien.-suelto.

-¿Bien? Jaja.-se ríe Nate.

-¿Qué pasa? ¿No te ha gustado Grace?-Luan dice con tono triste.

-No, no, no. O sea, bien para críos de unos cinco años y que comen arena, para ese público sí.

-¿Y tú no eres una cría?-Nate me mira con burla.

-Tengo 13 años, para que te enteres y voy a cumplir 14. Además, seguro que más madura que tú soy.-respondo con enfado.

-Jaja, qué pequeñita. Te llevo dos años, que tampoco es mucho, pero, yo a tu edad jugaba con mis muñecos.

Le miro con una mirada furtiva. ¿Qué? ¿Me viene antes con el papel de chico amable y ahora va de esas? Pues si él quiere jugar a hacerse el mayor. Yo también puedo, idiota.

-Para, Nate. Encima que ha venido a ver tu estúpida obra.-le advierte a su hermano.

Nate enrojece y desvía la mirada al suelo avergonzado.

-¿Su obra? ¿Tú has hecho esta obra?-pregunto, mirándole.

-Sí, yo quería hacer una de princesas, castillos y dragones, pero no. Mi hermano quería una de un chico llamado Light y su gemelo, Dark. Vencían a monstruos y tenían poderes para salvar, al final, a una doncella muy parecida a ellos.-responde Luan, recogiendo el decorado.

Nate me mira sonrojado, cabizbajo ayuda a recoger el decorado y después le pega un puñetazo a Luan en el hombro.

-¡Ah! Duele, tonto.-le grita y se sube a la furgoneta con una sonrisa en la cara.-Adiós, doncella Grace-me guiña un ojo- nos veremos pronto, sigue visitándonos.-me lanza un beso y se van.

Me quedo ahí, pasmada, en la callejuela vacía y sin vida donde hace media hora había niños riendo y donde dos hermanos negados hacían reír a ese grupo con muñecos hechos de trapo.

Esbozo una sonrisa.

-Nate...-susurro.

Voy caminando dirección a casa, mientras que algo o alguien vigila desde lo alto de un árbol, mirando, protegiendo.



ÖJÖSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora