Había unos cuantos trabajadores en la habitación, por lo que estaba confundida sobre qué clase de preguntas podría hacer Jonathan con tanta gente alrededor. Él pareció darse cuenta de mis pensamientos.
- ¿Qué? ¿Acaso creíste que pediría un cuarto de interrogatorio para mí solo y que iría llamando uno a uno a los testigos?-. Hizo un gesto negativo con su dedo índice.- Así no funcionan las cosas, dear.- Que hubiera empezado a decirme palabras en inglés solo significaba que se estaba divirtiendo. Sin poder controlarme, me molesté un poco.-
"¡Esto es serio!", quise gritarle. "No te tomes esta situación como un juego, Jonathan. ¡Cielos! A veces comprendo por qué no tenías amigos en la universidad". Pero permanecí callada.
- ¿Entonces qué harás?-. Le pregunté de mala gana.-
- Querrás decir, "¿qué haremos?".- Me corrigió.- Hay alguien con quien me gustaría charlar, pero necesito que tú hables con ese muchacho de allá.- Me señaló discretamente a un joven alto y desgarbado que, se notaba, no había pegado el ojo en toda la noche.-
- ¿Yo? ¿Qué se supone que haga hablándole yo? ¿Acaso no eres tú el hijo del detective que hace las preguntas aquí?-.
Él rió por unos segundos.
- Eso sonó como el título de una novela. "El hijo del detective", por Victoria Palacios. Aunque, en realidad, su cargo es de Inspector.- Se detuvo al ver mi cara de enojo.- Calma. Acércatele y busca conversación. Trata de que te mencione a Tatiana o a Melanie. De ser posible, pregúntale sobre cómo se llevaban éstas.-
- ¿Por qué él hablaría de eso conmigo?-.
- Si yo acabara de pasar por una noche tan asquerosa y una chica linda me hablara, seguramente me animaría a soltar un poco la lengua. Ya se te ocurrirá qué decirle.-
Sin esperar a que yo dijera más, se alejó al otro extremo de la habitación. Me acerqué lentamente al mueble donde estaba el muchacho alto y esperé unos minutos antes de sentarme también. Él tenía la cabeza apoyada pesadamente sobre el espaldar, suspirando continuamente como si aquella espera fuera una agonía. Me costaba pensar en cómo iniciar una conversación. ¿Qué debía decir? "¡Hola! ¿Qué sabes de la gente que se envenenó anoche? Una locura, ¿eh?".
A un par de pasos de nosotros, vi a Silvia (¡Qué bueno ver un rostro conocido!) colando un poco de café y ofreciéndole a algunas personas. El mal humor de todos era evidente, pero la caliente bebida les animaba a no actuar tan maleducadamente como habrían deseado realmente. De pronto, se me ocurrió qué decir.
- ¿Quieres que te busque un poco de café? Están sirviendo por allá.- Le pregunté al muchacho, que pareció notar mi presencia de repente, como un fantasma del más allá.-
Se restregó los ojos con las manos y emitió un sonoro bostezo.
- Bueno, no me caería nada mal. Gracias.- Sin embargo, no dio muestras de querer levantarse de su asiento.-
Fui a buscar dos vasos pequeños de café negro. No había azúcar. "Demonios", pensé. Habría preferido no beber entonces, pero después el chico se preguntaría por qué le había ofrecido la bebida. Decidí que tendría que empujarme mi vaso a la fuerza.
- No hay bolsitas de azúcar.- Le anuncié, pasándole uno de los vasos.- Parece que ni siquiera los locales como este pueden estar siempre bien abastecidos, ¿verdad?-.
- ¡Ha! Suele pasar.- Me sonrió y me dio las gracias por el café antes de darle un largo sorbo.- Aunque a mí no me molesta tomarlo sin azúcar, y ahora me podría ayudar a despertarme. Estoy muerto del sueño.-
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El Confesionario #JustWriteIt #FreshStart
Mystery / ThrillerUna dramática puesta en escena por parte de la actriz más famosa del momento deja a su paso una extraña y sospechosa serie de muertes. Antes de viajar fuera del país, Victoria presencia el escalofriante suceso, lo cual, junto con la extraña desapar...