Día 6 y 7: El director

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- Todavía tienes chance de tomar tu vuelo, ¿sabes?-.

- Vete al infierno, Jonathan.-

Odiaba cuando se ponía bromista.

Me sentía cansada, pero al mismo tiempo no sentía que pudiera parar de investigar y ahondar en el asunto en el que ya estaba metida junto con mi amigo. Sin embargo, ahora él parecía tan tranquilo que me frustraba. Eran ya pasadas las doce del mediodía y nosotros estábamos en un café de Altamira, como si no hubiera pasado nada.

- ¿A qué se debe tanta violencia?-. Rió, al tiempo que le daba un gran mordisco a un bizcocho de zanahoria.- Solo acabo de recordar que tienes un trabajo allá. ¿No se preguntarán por qué has faltado tanto?-.

- Estoy trabajando desde mi computadora.- Le respondí.- No siempre tengo que ir a la oficina.-

- ¡Cierto! Las maravillas de trabajar en el área de la computación. ¡Qué útil!-.

- Aunque igual debería echarle una llamada a mi jefe.- Admití.- Pero tú has sido el que me ha pedido colaboración. ¿Qué se supone que harás con los vasos del café? ¿Y por qué estamos en un café?-. Mi voz sonó más malhumorada de lo que hubiera querido.- Se me abrirá un hoyo en el estómago de tanto que he tomado.-

- El otro no tenía azúcar.- Dijo él con simpleza.- Creí que preferirías este. Y esos vasos irán directo a mi espacio de trabajo.-

Tenía que admitir que, ciertamente, aquél café estaba mucho mejor que el que me había servido en el teatro, pero no veía cómo eso iba a ayudarnos con el caso. Me reproché mentalmente. Aquello no era un juego, y yo no era una detective.

- ¿Los examinarás tú mismo?-.

- Sí.-

- ¿Tienes permiso para eso?-.

- ¿Tú tenías permiso para llevártelos?-.

"Eso quiere decir que no", pensé. ¡Rayos! Con razón lo odiaban en la comisaría. Me pregunté si podían apresarme por manipular evidencia sin permiso. Aunque... eran vasos de café. No eran precisamente "evidencia".

- ¿Qué se supone que haremos ahora?-.

- Me alegra que preguntes.-

Jonathan sacó del bolsillo de su chaqueta un pequeño block de notas y un lapicero. Tenía ya anotadas algunas anotaciones que no alcancé a leer completas; parecía esperar que yo le dictara algo.

- Primero que nada, Victoria, seré sincero. Ese asesinato me pareció fascinante desde que me enteré que había sucedido, y mucho más fascinante me pareció el hecho de que un conocido mío estuviera involucrado, aunque no estuviera muy seguro de en qué manera. Sin embargo, debo saberlo... ¿te importan un bledo estas personas sobre las cuales hemos estado averiguando?-.

- Claro que me importan, las vi morir.-

- Eso no quiere decir que tengas que averiguar nada. Fuiste una espectadora más. Lo normal hubiera sido que pensaras "Qué tragedia, una noche verdaderamente horrible", y listo. Te vas, sigues haciendo tu vida y podrás contar la historia en una noche de maratones de terror o en discusiones sobre lo enferma que se ha vuelto la sociedad. En el fondo, no deberían importarte esas personas, ni siquiera las conocías. Sigues aquí con un objetivo muy claro: Tony.-

Me acomodé en mi silla y me hice con toda la dignidad que tenía. Si aquello iba encaminado a convertirse en una broma, lo detendría de inmediato.

El Confesionario #JustWriteIt #FreshStartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora