Capítulo 10: ¿Herí sus sentimientos?

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✴✴✴✴✴ NARRA TN ✴✴✴✴✴
TN: ¿Ignazio? ¿Estás bien?
Me pilló por sorpresa no sentirme culpable por haberme acostado con Igna, y eso que sabía que le estaba siendo infiel a Gian, pero... Por alguna extraña razón, la culpabilidad no acudía a mí. Él se giró para mirarme. Respiraba muy agitadamente y eso me gustaba:
Ignazio: ¿Qué... Qué has dicho?
No pude evitar reírme un poco. Realmente, la que había mandado en esta ocasión, había sido yo:
TN: Te he preguntado si te encuentras bien...
Ignazio: ¡Oh! ¡Oh, sí, por supuesto! Tú... ¿Tú te encuentras bien?
Yo asentí ligeramente con la cabeza, y me amarré a su torso desnudo. Estaba tan cerca que los pelos del pecho de Ignazio me hacían cosquillas en la nariz. A esa corta distancia, podía olerlo a la perfección, inhalaba su aroma, que era una especie de mezcla entre colonia de hombre y sudor. De repente, él me habló:
Ignazio: Pues yo creo que no deberías estar tan tranquila como lo estás...
Alcé la vista hacia él:
TN: ¿A qué viene eso?
Él exhaló un gran suspiro y desvió la mirada hasta el techo:
Ignazio: Estás recién casada. ¿Y ya empiezas con los cuernos? ¿Estás segura de que estás enamorada de tu marido?
No le hice caso. Solo empecé a acariciar su mejilla con la mano y agarré su mentón para que me mirara de nuevo:
TN: Amo a Gianluca.
Él me rebatió:
Ignazio: Pues no creo que él se merezca esto.
TN: Pero también te amo a ti.
No sé por qué se lo solté así, tan a la ligera y con tanta sangre fría, el caso es que lo hice. Ignazio levantó las sábanas y, al siguiente segundo, ya estaba fuera de la cama, vistiéndose. ¿Por qué le había dicho aquello? ¿Lo amaba? No, qué tontería, estaba felizmente casada con Gian... Pero él... No, como mucho, sería un tipo de atracción sexual estúpida y propia de una niña de 15 años... Lo había espantado, más claro, agua:
TN: Ignazio, yo...
Se detuvo, paró de atarse los cordones de los zapatos para dedicarme una mirada de incredulidad:
Ignazio: ¿Sí, señorita Ginoble?
Extrañamente, odié la forma en la que lo dijo, en la que me llamó eso. Y me olvidé de lo que se supone que iba a decirle:
TN: Yo... Creo que debería irme a casa.
Ignazio: Sí, en eso tiene usted razón, será lo mejor.
Me molestó mucho que me tratara de "usted", así que, cuando estuve lista para largarme de allí, le espeté:
TN: Por favor, no vuelvas a tratarme de "usted". Lo odio.
Pero no me esperaba su contestación:
Ignazio: Por favor, no vuelva a usarme como su juguetito sexual para ponerle los cuernos a su marido, señorita Ginoble. Lo odio.
Y ya no pude más. Mi mano se estrelló contra su cachete, ni yo misma sé por qué me importó tanto lo que él me dijera, pero puedo asegurar que me dolió. Y empecé a gritarle:
TN: ¡¡¡NO PUEDES PEDIRME QUE DEJE DE TRATARTE COMO A UN JUGUETE SEXUAL PORQUE TODAS LAS MUJERES CON LAS QUE TE ACUESTAS TE TRATAN IGUAL!!! ¿ACASO PIENSAS QUE ELLAS TE CONSIDERAN SU AMIGO, SU CONFIDENTE? ¡NO! ¡¡¡TE ASEGURO QUE LA MAYOR PARTE DE ELLAS TE USAN PARA SERLE INFIEL A SUS PAREJAS, PERO NO TE LO DICEN, PORQUE SE SUPONE QUE ESO TE IMPORTA UN BLEDO!!! ¡¡¡TU SUELDO DEL DÍA A DÍA DEPENDE DEL NÚMERO DE CHICAS QUE QUIERAN JUGAR CONTIGO!!! ¡¡¡ACEPTA QUE ERES COMO PRETTY WOMAN EN VERSIÓN MASCULINA!!!
Pude ver cómo sus ojos parecían algo desorbitados, pero no me dejé impresionar ni le mostré gran atención. Quise darme la vuelta para salir, pero me lo impidió, agarrándome del brazo:
Ignazio: Escúcheme. Quizá a usted le parezca que este no es el trabajo más digno, pero es mejor que vivir debajo de un puente y muerto de hambre. Sí, ahora que lo pienso, es muy posible que tenga razón, es casi seguro que solo soy como un vibrador para las chicas, y, bueno, ¿qué le voy a hacer?
Observé que sus ojos empezaban a cristalizarse, y quise soltarme de su agarre para no tener que verle llorar por mi culpa. Todo fue en vano:
Ignazio: Pero usted, precisamente USTED, no es nadie para juzgarme a mí. Yo trato de ganarme la vida como puedo, ¿comprende? Y créame que me encantaría tener otro empleo, y de verdad que he intentado de todo, y cuando digo todo, es todo. Pero... ¿Cómo va usted, señorita Ginoble, a valorar lo que yo soy capaz de hacer, además de acostarme con usted? Todos se sienten asquerosamente libres para comentar sobre lo que hacen los demás, pero nadie se molesta en tratar de conocer las historias que hay detrás de cada persona. Y es eso lo que más ganas de vomitar produce en mí.
Me quedé pasmada, completamente inmóvil. No podía siquiera pestañear. Al final, pude emitir algunas palabras:
TN: Ignazio, yo no pretendía herir tus sentimientos... Lo siento mucho.
Él arqueó una ceja y sonrió con falsedad:
Ignazio: Oh, no se preocupe, señorita Ginoble. Seguro que, para usted, yo solamente soy un salido que no es capaz de sentir nada que no sean orgasmos.
TN: No, Igna, estás equivocado...
Ignazio: Como sea. Ahora, si no le importa...
Me señaló la puerta para que saliera de una vez, y cuando iba a hacerlo, volvió a llamarme:
Ignazio: ¡Señorita Ginoble!
TN: ¿Qué?
Ignazio: Todavía no me ha pagado.
Puse los ojos en blanco, suspiré y saqué la cartera. Él solo agarró el dinero que yo le ofrecí y por fin salí de esa habitación.
✴✴✴✴✴ NARRA GIANLUCA ✴✴✴✴✴
Gianluca: ¿Pero dónde mierda puede haberse metido esta mujer?
En eso estaba pensando cuando escuché un ruido procedente de la puerta y, al posar mis ojos en ella, la vi entrar:
TN: Hola...
Gianluca: ¡Amor! ¿Dónde estabas?
Fui corriendo a abrazarla, pero me rechazó, pegándome un manotazo para que no le pusiera un dedo encima. Obviamente, estaba cabreada:
TN: ¿Que dónde estaba yo? ¡No! ¿Dónde estabas tú, Gianluca? ¡Ni siquiera has pasado conmigo nuestra luna de miel!
Gianluca: Escucha, haz el favor...
TN: ¡Que no! Suéltame, necesito un tiempo para mí sola. Trata de respetar mi decisión, "amor".
Me dolió que pronunciara la palabra "amor" haciendo comillas con los dedos, como si yo no fuera nada para ella... Pero decidí dejarla en paz. Yo tampoco pensaba contarle dónde había estado, así que, en cierto modo, estábamos en paz.

♡ Doppia Vita ♡ {Ignazio Boschetto & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora