Capítulo 16: Trapos sucios y un armarito...

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✴✴✴✴✴ NARRA PIERO ✴✴✴✴✴
Tras poner a TN en semejante encerrona y hacer que aceptara mis condiciones, sentí que mi rostro, que había estado tenso hasta el momento, se relajaba lentamente, muy poquito a poco:
Piero: Bien. Ahora sí ya creo que debería irme.
Me di media vuelta para marcharme, pero ella no me dejó, me tomó de la mano para que no pudiera escapar:
TN: Piero... ¿Desde cuándo llevas enamorado de Gian?
Yo apreté los labios, pero terminé contestando:
Piero: Al año de conocernos, empecé a sentir cosas que no había sentido antes. Me di cuenta de que me empezaba a poner nervioso cada vez que estaba a su lado, y al principio me asusté, pero luego comprendí que me gustaba, y que no era una simple obsesión de adolescente. Ahora soy un hombre hecho y derecho y sigo sintiendo lo mismo por él. Soy gay, él es mi amor platónico, tú eres su amada y fin, punto pelota.
✴✴✴✴✴ NARRA TN ✴✴✴✴✴
Tan pronto como escuché todo lo que Piero me había contado, mi cerebro comenzó a trabajar de una forma veloz, a la velocidad de la luz, diría yo. Y, a medida que fui procesando la información y los datos se fueron conectando entre si, no pude evitar preguntar:
TN: Tú eras el que le enviaba las cartas de amor anónimas, ¿cierto?
Él pegó un pequeño saltito. La pregunta lo había pillado con la guardia baja:
Piero: ¿Qué? ¿Qué cartas?
Yo cerré los ojos y traté de calmarme mentalmente, porque odio cuando la gente se hace la tonta, y eso era lo que estaba haciendo Piero:
TN: Ahórrate las mentirijillas y los despistes. Sé que fuiste tú.
Piero, por su parte, se llevó la mano a las gafas para reajustárselas sobre el puente de la nariz, y entreabrió la boca, dejando salir un leve suspiro:
Piero: Está bien... Sí, he sido yo. Todo este tiempo.
En mi mente, obviamente estaba pensando: "! Lo sabía, lo sabía!" pero decidí mostrarme dura:
TN: Pues no quiero que vuelvas a hacerlo. No soporto que alguien que no sea yo pueda hacerle feliz.
Creo que eso lo enfadó. Bueno, no es que lo creyera, es que eso fue exactamente lo que sucedió:
Piero: ¿Pero quién te crees tú que eres para decirme lo que puedo o no puedo hacer? ¡Yo soy mayor de edad y hago lo que me sale de la punta del asunto!
Sonreí. Nunca lo había visto así, y me hizo gracia. Aparte, si quería pasarse de listillo conmigo, yo también sabía cómo jugar a ese juego, y me acerqué a él para encararlo:
TN: La verdad es que no te recomiendo que me trates de esta manera, querido amigo. No olvides que podría sacar tus trapos sucios a relucir, y no querrás que pase eso, ¿a que no?
Él se retorció un poco en el sitio y sonrió de una forma... Un tanto perturbadora:
Piero: Genial. Pero permíteme recalcarte algo que quizá se te haya olvidado. Yo también puedo dejarte a la altura del betún si me lo propongo. Y sabes de sobra que, tratándose de Gianluca, soy capaz de lo que sea.
Mierda. Menuda sorpresita con la mosquita muerta de Piero, ese tipo de personas siempre son las peores. Pero, al fin y al cabo, ahora éramos... ¿Cómplices? Sí, supongo que podríamos considerarnos algo así. No pude emitir nada más que un:
TN: Touché.
Eso pareció agradarlo, ya que giró sobre sus pies, pero volvió a girarse para mirarme:
Piero: Oh, TN, una última cosa...
TN: ¿Sí?
Piero: Tampoco eres nadie para tirar mis cartas por el desagüe.
Yo bufé:
TN: Que sepas que mandaré el trato a la mierda si vuelvo a ver alguna más.
Piero: Cómeme el rabo.
Y se fue. Después de habernos expuesto el uno al otro de esta manera, Piero y yo nunca volveríamos a tener la misma relación de amistad que teníamos antes, y no hacía falta ser un experto para saberlo.
✴✴✴✴✴ NARRA GIANLUCA ✴✴✴✴✴
Todavía seguía en el apartamento, de hecho, había vuelto al hotel desde que Piero se fue, a por mis cosas y a por TN también, pero ella no estaba, así que le envié un mensaje para avisarla de que ya había regresado y que ya había traído su equipaje. Estaba tumbado en la cama, viendo un programa de televisión que no sabía muy bien de qué iba, ya que no le estaba prestando mucha atención, cuando sentí esas ganas impetuosas de hacer mis necesidades en la intimidad de mi baño. Al entrar, pronto detecté un olor muy familiar para mí, pero no caía en la cuenta de a quién podría pertenecer. ¿Cartas, quizá? No... Las cartas olían a otra cosa. Aún así, guiándome por mi olfato, abrí el armarito y...:
Gianluca: Oh, Dios mío...
Alargué el brazo para hacerme con el sobre perfumado que se encontraba detrás de una de mis lociones, y lo coloqué bajo mi nariz, cerrando los ojos como siempre hacía:
Gianluca: Cuánto las echaba de menos...
De repente, mi vejiga se agrandó y ya se me pasaron las ganas de hacer pis que tenía anteriormente, por lo que regresé a la cama para leer cómodamente:
"Querido Gianluca:
Quizá creas que no sé nada sobre lo que haces con mis cartas, pero, pequeño... Estoy más cerca de lo que te imaginas. ¿Sabes que sigo teniéndole envidia a tu esposa? ¿Y sabes por qué? Porque la has elegido a ella... Estos estúpidos trozos de papel que yo te escribo no pueden compararse con el privilegio que tiene ella de poder darte amor, poder besarte, abrazarte, tocarte... Pero quizá sea hora de que deje de soñar despierto. Porque, seamos sinceros... Aunque estuvieras soltero, jamás te fijarías en mí. ¿Sabes lo liberador que me resulta escribirte? Me siento bien, porque, de algún modo, me desahogo plasmando todo lo que siento por ti sin arriesgarme a que me descubras y me alejes de tu lado. ¿Y sabes qué más? Que te quiero, chiquitín bombín, te amo.
Siempre tuyo:
ANÓNIMO".
Observé bien la hoja y tuve que frotarme varias veces los ojos para asegurarme de que mi querido escritor me había dejado una pista... Su sexo. Normalmente, siempre escribía poniendo ambos géneros, masculino y femenino, pero esta vez solo había usado uno de ellos... Lo que significaba una sola cosa: Mi admirador secreto era un hombre. Y, a juzgar por el olor, lo conocía.

♡ Doppia Vita ♡ {Ignazio Boschetto & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora