Parte 2

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Al salir, se encontraron con el helicóptero afuera, con varias personas a bordo. Ambos se sintieron incómodos al darse cuenta de que habían sido reclutados para algo en lo que los recién llegados también parecían estar involucrados.

-Todos están aquí, Jamie. Es hora de despegar.- anunció Naomi con firmeza mientras se acomodaba en su asiento.

-Sí, jefa.- respondió Jaime desde el asiento del copiloto, ajustando los controles con precisión.

El helicóptero se elevó con suavidad, envolviendo la cabina en un silencio incómodo. Inuyasha y Aome evitaban cruzar miradas, sintiéndose algo fuera de lugar en aquella situación. Observaban discretamente a los otros pasajeros, cada uno inmerso en sus propios pensamientos o mirando fijamente por la ventana.

Naomi, notando la tensión, decidió romper el hielo. -Bueno, creo que sería genial conocernos un poco más. Por ejemplo, Shippo, sé que eres un cibernauta experto, ¿no es así?-

Shippo asintió tímidamente, jugueteando con su teléfono. -Sí, eso es correcto.-

-Sango, he oído que eres una experta en artes marciales.- continuó Naomi, tratando de animar la conversación.

Sango sonrió ligeramente, algo nerviosa. -Bueno, sí, tengo cierta experiencia.-

-Miroku, dicen que eres bueno con los planes.- agregó Naomi, mirando hacia él.

Miroku sonrió con confianza. -Sí, suelo pensar en varias estrategias.-

Naomi luego se dirigió a Inuyasha. -Y tú, Inuyasha, sé que eres ágil con la espada, ¿verdad?.-

Inuyasha asintió modestamente. -Sí, tengo cierta habilidad con la katana.-

Aome se quedó admirando a Inuyasha.

Después de presentar a todos, Naomi giró hacia Aome. -Y Aome, sé que eres muy ágil con el arco y las flechas, ¿verdad?.-

Aome sonrió, sintiéndose un poco más cómoda al recibir la atención. -Sí, me encanta practicar con ellos.-

Con cada uno compartiendo sus habilidades, la atmósfera en la cabina se relajó gradualmente. Naomi observó con satisfacción cómo el grupo comenzaba a conectar a través de sus habilidades únicas, creando un ambiente más amigable y colaborativo.
———

Pasaron varias horas en vuelo antes de que finalmente llegaran a su destino: un lugar remoto que desde lejos parecía una fortaleza, pero al acercarse revelaba ser más bien una base de operaciones avanzada. El helicóptero aterrizó con suavidad en medio de un silencio expectante, y los jóvenes, con expresiones de curiosidad y ligera aprensión, descendieron uno por uno.

-No se preocupen, esto no es una cárcel. Aquí es donde entrenamos y llevamos a cabo nuestras operaciones.-explicó Naomi, buscando tranquilizar a los recién llegados.

Los jóvenes exploraron el lugar con fascinación. El espacio estaba repleto de nuevas tecnologías y equipos de última generación. Al caminar entre las instalaciones, cada uno se maravillaba ante las máquinas y dispositivos que no habían visto antes.

-Chicos, sus cuartos están a la derecha. Chicas, a la izquierda.-anunció Naomi, guiándolos hacia sus respectivas áreas.

Siguiendo sus indicaciones, los jóvenes se separaron. Las chicas caminaron juntas hacia su alojamiento, al igual que los chicos. Durante el trayecto, conversaron animadamente, compartiendo sus primeras impresiones y comenzando a formar lazos de amistad entre ellos.

Al llegar a sus habitaciones, las puertas se abrieron automáticamente hacia los lados, revelando espacios cómodos y bien equipados. Había grandes televisores, estaciones de trabajo con computadoras y camas confortables que prometían un descanso reparador.

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