-Inuyasha, ¡INUYASHA!.- El grito resonó por la habitación, arrancándolo de su sueño profundo. Se incorporó de golpe, revelando su pecho desnudo por accidente. Aome estaba sentada junto a la cama, con una expresión entre preocupada y avergonzada.
Inuyasha parpadeó varias veces, aún adormilado. -¿Qué pasa?.-
Aome desvió la mirada brevemente, nerviosa. -Inuyasha, es hora de irnos.- dijo suavemente, evitando encontrarse con sus ojos.
Inuyasha revisó el reloj junto a la cama y sus ojos se abrieron de par en par. -¡¿Las 5:30?! ¿Por qué tan temprano?.-
-Tú dijiste que querías salir lo antes posible.- recordó Aome, jugueteando con sus dedos.
Inuyasha se levantó de un salto y comenzó a vestirse rápidamente, tratando de ocultar su sonrojo. Aome se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, dándole espacio para que se preparara.
-Te esperamos afuera.- dijo con voz suave antes de salir de la habitación.
Después de unos minutos frenéticos de preparación, Inuyasha finalmente salió. En el pasillo, Naomi, Takeo y otros compañeros los esperaban con expresiones animadas.
Naomi les sonrió con aliento. -Buena suerte, chicos. Estoy segura de que lo harán genial.-
Takeo asintió con una sonrisa burlona pero amistosa. -No olviden lo que les enseñaron.-
Inuyasha miró al grupo con determinación. -Vamos, tenemos un trabajo que hacer.- declaró, liderando el camino hacia el helicóptero con paso decidido.
———
En la oscura guarida de Naraku, las luces titilaban sobre la pantalla holográfica que mostraba los codiciados códigos de lanzamiento de los misiles nucleares de la Casa Blanca. Naraku estaba de pie frente a la pantalla, con una expresión de triunfo en su rostro, mientras Kagura observaba desde la sombra, expectante.
-Estos códigos son más valiosos de lo que la mayoría podría imaginar, Kagura.- comenzó Naraku, su voz resonando en la habitación silenciosa. -Con ellos, podemos controlar el destino de naciones enteras.-
Kagura se acercó con cautela, sus ojos ámbar fijos en la pantalla brillante. -¿Y cuál es tu plan, Naraku? ¿Qué harás con tal poder?.-
Naraku giró hacia ella, sus ojos rojos brillaban con una mezcla de ambición y determinación. -Primero, estableceremos alianzas estratégicas con aquellos que puedan asegurar nuestro dominio. Gobiernos, organizaciones, cualquiera que pueda servir a nuestro propósito.-
Kagura asintió, comprendiendo la magnitud de lo que Naraku estaba planeando. -Pero, ¿qué pasa si alguien intenta detenerte? Los códigos de la Casa Blanca no pasarán desapercibidos por mucho tiempo.-
Naraku sonrió con suficiencia. -Nadie se atreverá a desafiarnos directamente. Poseer estos códigos nos coloca por encima de cualquier oposición. Sin embargo, debemos ser estratégicos y actuar con precisión.-
-¿Y qué sigue después?.-preguntó Kagura, su voz apenas un susurro en el aire tenso de la guarida.
-Después, Kagura.- respondió Naraku con una voz serena pero llena de certeza. -Mostraremos al mundo el verdadero significado del poder. Mostraremos que somos los arquitectos del nuevo orden global.-
Kagura asintió, sabiendo que estaban entrando en un territorio peligroso y desconocido. -Entiendo, Naraku. Estoy contigo en esto.-
Ambos se quedaron en silencio por un momento, observando los códigos parpadeantes en la pantalla. El brillo frío de la luz azul reflejaba el peso de las decisiones que estaban por tomar y las consecuencias que tendrían para el mundo entero.
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Los Espias
RandomEn esta versión moderna de "Inuyasha", Inuyasha y sus amigos, que apenas se conocen, se verán envueltos en una serie de intrigas donde descubrirán secretos ocultos y se desarrollarán romances inesperados mientras persiguen a Naraku y buscan respuest...