Capítulo 20

15 1 0
                                    

Los días siguientes del funeral de James fueron algo borrosos, como quien intenta mirar a través de un cristal empañado. No he dormido casi nada y el cansancio se refleja en mi rostro: pálida, con sombras muy oscuras bajo los ojos. Ha sido demasiado doloroso darle el último adiós a mi querido amigo, el hermano mayor que nunca tuve. Miro hacia el techo de mi habitación y pienso en él. Aprieto contra mi pecho el colgante donde hay una foto en la que salimos James y yo: los dos sonrientes tirados en el césped de un parque de Dublín, donde fuimos de viaje de fin de curso. Es una foto muy bonita, parecía que no podría haber nada que le arrebatara la sonrisa a James... Salvo la muerte. Jamás pensé que pudiera pasarle esto a una edad tan temprana...
Súbitamente noto un olorcillo a quemado.
- ¡Ah, mierda! -exclamo.
No me había dado cuenta de que, sin querer, chamusqué un poco la manta de mi cama.
Contrólate.
"¡Eso intento! ¡Pero me cuesta!"
- ¡Allison! ¿Qué pasa? -pregunta Ruby tras mi puerta.
- ¡Nada! No pasa nada... Sólo que...
Y rompo a llorar.
La puerta de mi cuarto se abre y aparece Ruby con una taza de algo humeante. Café.
Al verme deja la taza en una sillita y me abraza.
- Eh, eh... Ya está... Tranquila... -me susurra al oído.
Mis hombros se convulsionan en un gemido y me aferro al cuerpo de Ruby.
~※~
Hace tiempo que Elá, mi madre, no se me aparece... Lo cual me pone muy nerviosa.
Ahora estoy en la Sede, últimamente paso mucho tiempo ahí, entrenándome y estudiando. Mi poder ha aumentado mucho durante los últimos acontecimientos. Soy capaz de hacer cosas que ningún otro Fuego puede hacer: crear bolas de fuego e incendiar cosas con la mirada. En esos momentos, un poder salvaje se apodera de mí y me cuesta mantener la mente fría. Es como... Como si perdieras por un momento el control de tu cuerpo, como si alguien tomara las riendas por unos segundos y te dejaran a un lado, casi sin poder hacer nada.
Pero, mi propósito por el cual estoy entrenando tan duramente no ha cambiado desde que miré a James por última vez: encontrar y matar a su asesino. No descansaré hasta encontrarlo, lo juré.
Así pues, estoy en la gigantesca biblioteca buscando información sobre esos seres que lograron penetrar las barreras de la Sede. Con la ayuda de una escalera logro llegar a una estantería muy alta que, según el índice de la biblioteca, contiene información sobre la magia negra. Oí decir a Ruby que aquellas criaturas eran fruto de magia negra. Bajo de la escalera y me siento en una de las redondas mesas que hay entre las estanterías. El libro es muy voluminoso y el tiempo ha hecho mella en él: cubierto de polvo, con manchas de humedad.
Pero aún se puede leer el título: El libro sobre las Artes Oscuras.
El título hace que mi cuerpo sufra una leve sacudida.
Es como si... Si el libro despidiera energía. Nunca antes había sentido esto.
Es energía maligna, sí.
"¿Cómo?"
Un mago oscuro escribió ese... libro, por llamarlo de alguna manera, y selló una pequeñísima parte de su esencia en él.
"No me gusta, pero tengo que encontrar a esas cosas que mataron a James... Y darles muerte a ellos también."
Está bien.
Abro el libro y me sorprendo al ver un dibujo en la primera página: una serpiente negra formando un círculo y, encerrado en él, cuatro llamas de fuego, negras también.
- ¿Qué es? -le pregunto al alma.
El símbolo de la magia negra. Incluso a mí me infunde temor, creéme, Allison.
Asiento y empiezo a buscar.
Creación de las Artes Oscuras. No.
Omur y sus seguidores. No.
La Batalla de Khaalas. No.
Sigo pasando páginas y más páginas. Me detengo en una cuyo título me llama la atención:
Nigromancia.
- ¿Qué es? -murmuro.
Es una rama de la magia negra... Es... Despertar a los muertos.
- ¿Qué? Imposible.
Posible. Creo que...
Algo me impulsa a coger el libro y ponerme a leer las diez páginas sobre la nigromancia.
- ¿Qué haces?
Calla.
Termino de leer y vuelvo a dejar el libro sobre la mesa.
- ¿Qué has hecho?
Tomar tu cuerpo por unos momentos, simplemente.
La voz calla por unos minutos que se me hacen eternos. Finalmente, habla.
Allison, el ser que mató a James era un muerto al que despertaron. Le practicaron nigromancia.
~※~
- ¡Ben! ¡Ben, despierta! -zarandeo al chico.
Ben tiene la costumbre de echarse una siesta por la tardes en su cuarto en la Sede.
Y tiene que dormir justo ahora, cuando sé qué es lo que mató a James. Finalmente, Ben abre los ojos y murmura con voz somniolenta:
- ¿Allison? ¿Qué ha pasa...?
- ¡Lo que mató a James era fruto de la nigromancia!
El chico pone los hombros en tesión y me mira con gravedad. Todo el sueño que quedaba en él se esfuma.
- ¿Cómo lo sabes? -pregunta.
Sin responderle, le pongo el libro en la cara.
- ¿Te lo has llevado? -pregunta de nuevo.
- Era necesario. -respondo alzando una ceja.
Ben asiente y sujeta el libro casi con cautela. Empieza a leer el apartado de nigromancia, donde lo dejé marcado, con el ceño fruncido.
- Las descripciones coinciden... -murmura- Sí. Esas cosas que nos atacaron también eran producto de nigromancia.
Cierra el libro con fuerza y me mira a los ojos:
- No pensarás en ir a buscarlos, ¿verdad?
- Pues claro que iré. Van a pagar por lo que han hecho. Juré encontrar y matar al asesino de James.
- Si encontramos su base o su fuente de poder, tú te quedarás aquí tranquilita sin hacer nada mientras yo voy en tu lugar.
- ¿Perdona? -una llama de odio florece en mí- Iré sí o sí.
- Perdonada. Sería peligroso.
Que plasta el pibe.
"Calla un segundo."
- Tú no lo entiendes, Ben... Tengo que ir. Debo ir.
El chico se levanta de la cama y se pone frente a mí. Me saca más de una cabeza. No dice nada por unos segundos, simplemente me mira a los ojos y yo buceo en la inmensidad azul claro que son los suyos...
- Tienes que hablar con los Jefes. Ya te dirán qué hacer. -dice finalmente en tono solemne.
Algo me deja paralizada unos instantes.
En los ojos de Ben aparece una chispa de... Poder.
Lo sé porque pasa igual cuando hablo con el fragmento de alma.
Lo sabía.
"¿Qué sabías?"
Ese chico tiene un vínculo muy directo con Khaleesa. Otra reencarnación, parece.
- Imposible... -susurro entre sorprendida y asustada.

Las Crónicas de RyliakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora