Despierto en una cama algo arrugueteada y con la mirada de Ben clavada en mí. Me incorporo con lentitud, con la espantosa imagen de James muerto martilleando mi cabeza.
- Dime que ha sido un sueño. -le digo a Ben- Dime que James está vivo y que toda esa gente herida ha sido fruto de un sueño. Dímelo.
Ben me mira con una chispa de emoción contenida en sus ojos y niega con la cabeza lentamente.
Un par de lágrima amargas se derraman por mis mejillas sin darme cuenta.
- Esta tarde lo... Lo entierran en Ryliak. -musita Ben.
"Lo entierran." , me digo a mí misma. "No, esto no es un sueño, está muerto de verdad."
- ¿Por qué en Ryliak y no aquí?
- Cada Familia Elemental tiene su tradición a la hora de despedir a los muertos. Los Terrai entierran a sus fallecidos en el árbol hermano de éste.
- ¿Árbol hermano?
- Sí. Cuando nace un Terrai, siempre se lleva al bebé al bosque y lo colocan a los pies de un árbol. Así hasta que el recién nacido abre los ojos bajo un árbol. Ese árbol pasará a ser su árbol hermano, aquel en el que el bebé abrió sus ojos.
Me quedo pensativa un instante.
- Entonces... James tie... -me interrumpo- tenía un árbol hermano.
- Sí. Lo enterrarán ahí. Cuando un Terrai muere, su árbol hermano muere con él.
- Quiero ir.
Ben me mira con aprensión.
- Sería demasiado duro para tí...
- Quiero despedirme de él, Ben.
Él asiente y se acerca a mí para rodearme con los brazos. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en su pecho.
- Aún no me has contado qué pasó para James... se fuera. -musito.
Ben no dice nada durante un rato.
- Magia negra. -dice finalmente- Eran unos veinte... No sé cómo llamarlos, semihumanos, eran altos, de piel completamente negra, tan oscura como la noche misma, y los ojos rojos. Nos pillaron desprevenidos: Estaba con un grupo de aprendices en el jardín trasero, entre ellos James, cuando algo sacudió la barrera de la Sede; algo oscuro. Atacaron sin piedad, sólo nos dio tiempo a sacar los creadores y dibujar runas con hechizos protectores. Nosotros atacamos también después... Pero James no fue tan rápido, una de esas criaturas le atacó.
>>Le dije que se quedara ahí, que no pidiera ayuda, no quería preocupar a los Jefes... Por cierto, mala idea no avisarles antes. James no me hizo caso y entró en la Sede justo cuando una de esas cosas me arañó la cara...
- Y fue entonces cuando llegó hasta Tom, Ruby y yo para pedir ayuda.
Ben no dijo nada.
- Exacto. -respondió al rato.
- ¿Quién podría haber hecho algo así?
Ben hace ascender su mano hasta mi pelo y lo acaricia con ternura.
- No lo sé, Allison. No lo sé...
~※~
Salimos de la habitación, una contigua a la enfermería, y vamos al comedor. Al pasar por un pasillo con algunos espejos me reflejo en ellos y me cuesta reconocerme: el pelo alborotado y casi enmarañado en las puntas, mirada cansada y oscuras medias lunas bajo los ojos.
Tienes un aspecto horrible.
"Vaya, gracias."
- ¿Hace cuánto que no comes? -pregunta Ben de repente.
Casi me paro en seco. Estos días han tenido tantos acontecimientos que apenas he pensado si tengo hambre.
- No lo sé... No me acuerdo.
Al torcer un pasillo para llegar a una sala de puertas dobles y con amplios ventanales, un grupo de jóvenes Aquai pasan por nuestro lado hablando y alcanzo a oír unos retazos de la conversación:
- ¡Eh! -musita una chica de pelo corto castaño claro- Esos dos son Fuego y Hielo, he oído que están juntos.
- Genial. -añade con sorna otra chica de pelo largo rubio- Más preocupaciones innecesarias para los jefes.
Frunzo el ceño y echo una ojeada a Ben. Tiene el ceño fruncido y los puños crispados.
El grupo se aleja pero oigo algo que hace que todo mi cuerpo sufra una sacudida.
- Desde el ataque nadie ha visto a Jack. Dijo el Jefe que mandarían una partida de búsqueda. -dice un chico, rubio también.
Me doy la vuelta bruscamente.
- ¿Qué?
El grupo se da la vuelta también y me miran, interrogantes.
- ¿Cómo que Jack ha desaparecido? -mi voz se eleva un tanto.
- Sí, ha desaparecido y van a enviar a gente para buscarle. -dice la chica de pelo castaño claro.
Luego se dan la vuelta y se marchan.
- Ben... ¿Has oído eso?
Por mi mente desfilan varias cosas: ¿y si lo han secuestrado? O peor... ¿Y si le han hecho lo mismo que a James?
El chico asiente con gravedad.
- Primero vamos a comer algo, me muero de hambre.
Entramos en la sala de puertas dobles.
Es enorme y del techo cuelgan lámparas de araña que brillan enviando destellos de luz por toda la estancia. Hay muchas mesas colocadas aquí y allá, con algunas máquinas expendedoras a ambos lados de la sala. Al fondo hay un mostrador con algunos platos de comida a medio comer y una estantería metálica y, detrás, una nevera gigantesca y estanterías con algunos recipientes, además de una puerta.
Ben cruza el comedor y se acerca al mostrador, saltando para llegar al otro lado. Abre la nevera y extrae latas de refresco y algunas piezas de fruta.
La noticia de que Jack ha desaparecido y la muerte de James me pesan como una enorme losa de mármol. No me había dado cuenta de que me duele la cabeza a horrores ni de que me tambaleo al andar. Casi me caigo al suelo y Ben, rápido como un gato, me sujeta.
- Estás fatal, Allison. -dice mientras me levanta y me sienta en una silla.
Me tiende una lata de café y una manzana.
Al acabar dejo todo en la mesa y me abrazo las rodillas.
- ¿Qué hora es? -pregunto en un susurro.
Ben mira hacia un reloj que está en la pared y responde:
- Las cuatro y veinte. El... Bueno, lo de James es a las a las cinco y media... -se interrumpe cuando empiezan a brotar lágrimas de mis ojos.
Se acerca a mí y me abraza con fuerza.
- ¿Sabes? -digo con la voz ahogada por las lágrimas- No se lo merecía, no merecía desaparecer así, no merecía...
Y rompo a llorar.
Ben me acaricia el pelo y me susurra palabras que no logro oír al oído. Ahora mismo sólo pienso en James. No quiero imaginar mi reacción al ver como desaparece bajo tierra para no volver jamás... Tampoco quiero imaginar una vida sin él. Sin mi James. Mi confidente, ayudante en cualquier problema que he tenido y el mejor jugador de Mortal Kombat que he visto.
Sonrío con una mezcla de amargura, tristeza y cariño al recordar la primera vez que jugué con él a ese videojuego: James había elegido a Scorpion y yo a Mileena, y nos pasamos casi media hora en un combate hasta que él ganó diciéndome: 'Ha estado genial para ser una iniciada.' Me tocó la nariz y fue a buscar chocolate.
Siempre lograba ganarme, no sé cómo, pero lo hacía.
~※~
El Bosque de Min estaba completamente de luto, hasta los árboles, con sus ramas algo caídas, parecían expresar tristeza.
Tuve que ponerme las ropas de luto de los Terrai: una larga túnica de color verde oscuro con un medallón representando a la diosa Lenai. La madre de Ben se acerca a mí y me abraza.
- Oh, Allison... -llora desconsoladamente en mi hombro, al igual que yo.
Se hace el silencio y una mujer de largos cabellos negros salpicados de canas, ojos verdes y ataviada con la túnica de luto empieza a trazar runas alrededor del árbol hermano de James. Runas que hablan de paz, tranquilidad y descanso.
Un grupo de familiares de Ben trae el cuerpo del chico, haciendo que un sudor frío me recorra la espalda y los ojos me ardan por las lágrimas.
Mi James...
Lo depositan en el suelo, junto a un rectángulo excavado en la tierra, al lado de su árbol hermano. El árbol están desprovisto de vida: sus hojas son cobrizas y se caen, poco a poco, dejándolo desnudo.
La madre de James, empapada en llanto se acerca al cuerpo de su hijo y susurra unas palabras. Cuando acaba, me mira invitándome a ir. Camino hacia ella casi tambaleándome y llorando en silencio. Me siento vacía, muy vacía, como si una parte de mí hubiera muerto. Y así es. Su madre se retira y yo caigo de rodillas junto a su cuerpo.
- Oh, James... James...
Ahogo un gemido.
- ¿Por qué, James? ¿Por qué...?
Me seco las lágrimas con el dorso de la mano y le susurro:
- Fuiste el hermano que nunca tuve, James. No merecías esto, pequeño Roxas -sonrío al recordar cómo llegué a ponerle ese apodo-. No aún. Siempre estarás en mi corazón, te llevaré siempre en mi memoria... Y mataré al que ha hecho esto. Lo prometo.
Saco del bolsillo de la túnica un pequeño medallón con una foto en la que salimos James y yo, sonrientes y alegres, el mismo que cuelga ahora de mi cuello, y se lo pongo entre sus pálidas manos. Le beso en la frente, y, mientras las lágrimas me nublan la vista, derramándose por mi rostro, y mi corazón muerto de tristeza, susurro:
- Hasta siempre, James, pequeño Roxas...
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Quisiera dedicar este capítulo a Roxas_Filth por crear a unos Allison y Ben y por recordarme el MK para este capítulo. Gracias, amigo.
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Las Crónicas de Ryliak
Ciencia FicciónCinco elementos. Cinco Dioses. Dos mundos. Un amor peligroso.