Había una vez un jovencito, que le sonreía coquetamente a cualquier chica de su elección.
Rompiendo corazones por cualquier lugar...
Obteniendo la atención de cualquiera al voltear.
Un chiquillo de ojos color esmeralda...
Tan rotos como su propia alma.
-Humanos, tan coloridos... como una paleta para pintar, con una hermosura tan familiar.-
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El costurero
Short StoryLos humanos son tan hermosos, como tan desatrozos... pero siguen llenandome de gozo.