Había una vez un jovenzuelo que no tardaría en morder el tan dulce y pelirrojo anzuelo de la chica aquella que terminaría conociendo.
Y conocería el amor, pero con ello un gran dolor.
-Humanos, tan enamoradizos que enferman, tan enfermos que contagian, tan contagiosos que merecen morir.-
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El costurero
Short StoryLos humanos son tan hermosos, como tan desatrozos... pero siguen llenandome de gozo.