capítulo 3.

37 2 1
                                    

Escuchaba los reclamos de Hanna debido a mi discreción de no voltear a ver a Henry Cox.

-En serio Emma, cuando te digo no voltees es que en serio ¡no voltees!.

Hanna es algo dramática, siempre exagera demasiado las cosas, caminábamos a la cafetería y aún seguía regañandome, moría de hambre, casi no comía, estaba tan delgada que mis huesos se empezaban a notar.

-Tranquila, él tampoco estaba disimulando. -puse los ojos en blanco.

-Lo se, lo cual es más aterrador, ¡que tal si te quiere secuestrar y te usa como un objeto sexual!. -Me detuvo agarrandome con sus dos manos los hombros.

-¡Oh por dios Hanna!, deja de ver películas. -Seguí mi camino y Hanna corría atrás de mí.

-Esta bien, solo te pido que tengas cuidado, él es peligroso. -Me rei por mis adentros, vivía con el peligro en persona. Aunque debo admitir, Henry Cox es el tipo de persona que te causa un escalofrío que te recorre todo el cuerpo y no del bueno.

Siempre usaba ropa negra, estaba lleno de tatuajes, iba siempre en moto, su ceño ligeramente fruncido, esa era su expresión de siempre, el era transparente, lo que veías era lo que es.

-¿Sabias que estuvo antes en prisión?. -Ahoge un grito tratando de no escupir la pizza que estaba comiendo.

-¡No es cierto!. -Dije,  prestandole toda la atención a Hanna.

-Si, dicen que casi mata a su padre. -Se acercó diciéndome en voz baja.

-Pensé que solo era el tipico "chico malo de los tatuajes que siempre iba en moto" -Dije haciendo las comillas con los dedos.

-Y yo pensé que eras la típica chica que vive felizmente con su novio. -Dijo una voz ronca atrás de nosotras, las dos nos volteamos a ver, sentí como mi cara ardía, Henry Cox nos había escuchado hablar de él.

Le pegó fuertemente a nuestra mesa haciendo que nos sobresaltaramos y que barios estudiantes voltearan a ver a nuestra mesa.

-Niñas, no se metan conmigo. -Nos dedico una miraba asesina, su mirada recorrió todo mi rostro y sonrió de una manera escalofriante, al instante se dio la vuelta y salio de la cafeteria. Él ya sabia lo de Jack.

-Debo admitir que moje mi puto pantalón. -Dijo Hanna con una voz que apenas se le escuchaba. Yo seguía sin poder hablar.

-Veo que ya sabe de los engaños del imbécil de Jack. -Dijo Hanna tomando su bebida. Solté un suspiro, crei que me interrogaria sobre a lo que Cox se refería.

-Si, ya sabes lo que dicen, las cosas siempre salen a flote. -Dije y me quede mirando un punto fijo, Jack Anderson algún día sabrán que clase de hombre eres.

-¿Y tu mamá ya se fue? -Preguntó sacándome de mi trance.

-Am Si, ayer se fue. -Dije encogiendome de hombros.

-Me hubiera gustado ir a comer juntas. -Dijo Hanna, hice una mueca debido a que a Jack no le hubiera gustado, si sólo con acompañarla al hospital me gane una golpiza, Jack no me creía nada, tengo toque de queda, con eso digo todo.

Llegue a casa, o debo decir a maldito infierno y al parecer no había rastro de Jack, solté un suspiro y me deje caer en el sofá.

-¡Despierta!, Tengo hambre. -Me sobresalte, Jack había llegado, no se cuanto tiempo dure dormida, ya era de noche.

-¿Que, que quieres de comer?. -Me pare rápidamente tallandome los ojos.

-Mm, ¿Que me puedes dar?. -Me miró de arriba abajo, y empezó a desabrocharse el cinturón, me aleje pero este me halo bruscamente hacia el.

-Por favor Jack, no quiero. -Dije en un susurro.

-Que lastima, yo si quiero. -Dijo y recorrió mi cuello con besos demandantes hasta llegar a mi boca, esto estaba mal.

Mientras Jack me violaba, pensaba en mil maneras de morir.

-Te odio. -Dije sollozando, no había expresión alguna en mi rostro, sólo las cálidas lágrimas que recorrían mis mejillas.

Me di cuenta que Jack nunca fue bueno, solo era un enfermo que trataba de ocultar su obscuridad.

ConspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora