Capítulo 33: El final ||Dylan||

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Llegué lo más rápido que pude, pregunté por Geneby y enseguida una mujer de cabello rojo; igual que el de Gene, ojos cafés, alta y delgada, se me acercó.

—¿Tú eres Dylan? —preguntó la señora con su rostro totalmente desubicado.

—Sí —le di la mano—. ¿Que pasa con Gene? —me apresure a decir.

—Mi hija tiene cáncer terminal —dijo entre sollozos.

En ese momento todo se vino abajo, no podía estar pasándome esto, no ahora, sabía por fin quien era la chica de la que estoy enamorado y ella está a punto de morir. Ni siquiera tuve la oportunidad de conocerla más allá de unos mensajes, más allá de una estudiante ejemplar tan sencilla e invisible dentro del instituto.

—Familiares de la señorita Kenth —habló el doctor que salía de algún pasillo cercano y enseguida caminamos hacia él.

—Aquí —dijo la señora—, cómo esta ella?

—Está en coma —las lágrimas de ambos no tardaron en salir.

—¿Puedo verla? —pregunté y miré a la señora para encontrar una señal de asentimiento y la encontré.
Ella no me conocía, tal vez no tenía ni la mínima idea de quién era yo, y sin embargo, me daba la oportunidad de estar ahí y poder ver a su hija.

—Sólo un momento —respondió el doctor—. Habitación 201.

Caminé hasta la habitación y ahí estaba ella, acostada en la camilla, consumida por el cáncer, pero se veía hermosa, como siempre.
Mis lágrimas corrían aún, ¿cómo podía conocerla en estas circunstancias? Todo debería ser diferente, deberíamos estar en una cita, no es un hospital.

—¿Por que? ¿Por qué me pasa esto a mi, por qué Dios? ¿Por qué a ella? Te suplico que la dejes aquí, no te la lleves, no ahora, por favor Dios, que despierte, aunque sea sólo por un día, te suplico, tú sabes cuanto la amo, sabes que no podría estar sin ella, no ahora, no tendría vida si ella se va esta noche, por favor Dios, te lo ruego.

[Dos meses después]

"Tenemos que desconectarla", esas palabras retumbaron completamente en mi ser, no podían hacer eso, sé que han pasado dos meses y ella no ha despertado, pero tengo fe en que ella despertará, Dios hará el milagro, lo sé, él prometio que lo haría, y lo hará...

Imaginar el hecho de que en tan poco tiempo me enamoré de esa chica, tan dulce y tierna, tantos días para descubrir quién se escondía en esos mensajes torpes, y terminar aquí, viéndola por primera vez tumbada en una cama, con la piel pálida, casi en los huesos, sus parpados como si estuviesen sumidos. No se compara para nada a aquella tierna chica que chocó conmigo al salir de su salón, provocando que cayera al piso por mi tamaño, y la velocidad que ella llevaba. Esa típica escena en la que se enamoran los dos chicos que cochan el primer día de clases, sólo que, por mi parte, no me enamoré. Siempre dije que era linda, lo es, para muchos es una simple niñata inteligente y sencilla que nadie mira, no era como esos típicos nerds que viven en su mundo y son patéticos, no, ella solo era sencilla, como cualquier otra persona. Pero era imposible que pasara desapercibida, con ese color de cabello, y esa piel tan blanca y ojos tan negros como la oscuridad. Pero ella siempre se sintió un fantasma ante todos.

—No, esperemos unos meses más —suplicó Mariel, la madre de Gene.

—Lo mínimo que podemos esperar es un mes, ya pasaron dos meses y si ella no responde en ese tiempo tendremos que hacerlo —respondió el doctor Ramírez; quien atiende a Gene y ambos asentimos.

[Un mes después]

—Sé que despertaras, tengo fe, ya se cumplió el mes, y tres desde que caíste, falta poco para tu desconexión pero despertarás antes de eso linda y te tengo una sorpresa —besé su frente y me quede contemplando su rostro.

De repente oí gritos en el pasillo, al parecer me había quedado dormido. Joder.

—Por favor doctor no lo haga! Se lo ruego —gritaba aferradamente Mariel.

—Lo siento señora, pero ya se cumplió el plazo, su hija tiene que ser desconectada —dijo abriendo la puerta de la habitación y sin piedad alguna la desconectó, y como sí fuera yo quien estuviera conectado a esa máquina mire todo negro y caí.

[...]

—Al fin despertó joven, tuvo un desmayo nada grave así que ya puede irse si así lo desea, afuera lo esta esperando una señora —anunció una joven enfermera que miré cuando abrí los ojos, hice lo que me dijo y al salir vi a Mariel sentada en una silla, llorando aún y fue ahí cuando todo regreso a mí.

—¿Dónde esta ella? —dije y ella captó mi presencia, limpio sus lágrimas e indico una habitación al final del pasillo.
Caminé hasta allá, y al abrir la puerta sentí algo que me dio aún más esperanza—. Sé que nunca es tarde para ti, y que nada te es imposible y que cumples tu palabra, así que no me iré de aquí hasta que ella despierte, confió en tidije mirando por la ventana de lejos y enseguida me acerque a ella, deposite un beso sobre sus labios secos y cuando estaba apartandome para marcharme...

Sentí su calor, sentí su mano atreves de la mía, sentí sus ojos negros sobre mi, sentí mi vida de nuevo.

—Yo también confíe en Él...

11:11 Pide tu deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora