♦ Capítulo 3 ♦

4.7K 273 70
                                    

CAPÍTULO III : «JAMÁS TE METAS CON LAS PRINGLES DE UNA MUJER».

— ¿Mackenzie?, ¿pequeña, eres tú? — pregunta mi padre incrédulo. Ruedo los ojos.

Me pongo un vestido y automáticamente soy otra persona. Por Dios, entiendo que un extraño se confunda, ¿pero que mi familia lo haga?. Es el colmo.

— Mmmm, no lo sé, la última vez que revisé me llamaba Mackenzie Stuart. Aunque creo que debería chequear mi acta de nacimiento porque como me miran, hasta a mi me hacen dudar.

Papá sonríe encantado con mi clásica ironía y en cuestión de segundos me envuelve en un abrazo. Al principio me quedo con los brazos quietos, hace cuatro años que no abrazaba a mi padre por lo que se siente raro. Supongo que he perdido la costumbre.

Luego de un par de segundos decido devolver el gesto y tal parece que eso lo emociona pues me aferra con mucha más fuerza. Una vez nos separamos noto que tiene lágrimas agolpadas en sus ojos. En un acto reflejo llevo mis manos a su rostro y difumino las lágrimas. Mi papá me sonríe conmovido.

No quiero admitirlo pero lo he extrañado más de lo que pensaba.

— Hija,estás diferente, realmente hermosa — dice orgulloso.

— Al parecer me veo tan bien que hasta mi hermano me quiere cortejar — bromeo mirando a Christian de manera coqueta. Mi padre ríe divertido.

— Yo...yo...yo — ¿mi hermano tartamudeando?, ¡eso es nuevo! — ¿Ya podemos irnos?.

Sus mejillas se tiñen de rojo y eso me hace reír. Sin que él se lo espere, me le abalanzo y lo abrazo con fuerza. Noto que su cuerpo está tenso pero a los segundos se relaja y me devuelve el abrazo con la misma intensidad.

— Dime que sigues siendo la Kenzie de siempre — me susurra temeroso al oído.

Me alejo un poco de él — Tu pregunta me ofende, maldito sangre sucia. Podré verme más femenina pero eso no hace que mi personalidad cambie. Aún en estos tacones soy capaz de patear tu flácido trasero.

Sonríe complacido con mi respuesta — Me asustaste por un momento, troglodita, pensé que te habías vuelto una niñata engreída y delicada.

— Tranquilo, cara de moco, sigo golpeando igual de fuerte — le pego un suave puñete en el rostro a modo de juego.

Christian chilla y se aparta de mi — ¡MIERDA, MACKENZIE! — se frota la nariz adolorido —¡GOLPEAS MÁS FUERTE QUE RAMBO!.

— Ups, a veces no mido mi fuerza.

(...)

— ¿Es necesario ir? — digo haciendo un puchero — podría estudiar desde casa. Soy una chica autodidacta, el instituto es para tontos.

Mi padre niega con la cabeza — Ya te inscribí Kenzie, irás al mismo instituto que Christian. No hay opción a reclamo.

— Pero no conozco a nadie, solo a Chris, todos me verán como una alienígena.

¡Hablando del Rey de Roma!.

Christian hace acto de presencia en la sala con solo una toalla cubriéndolo. Tonto exhibicionista. Espero haya amarrado muy bien esa toalla porque no quiero tener que ver sus carencias.

— Me vengaré, pequeño monstruo — dice fulminándome con la mirada antes de ir a la cocina por una lata de soda.

Mi hermano tuvo que bañarse ni bien llegamos a casa porque alguien le embarró Nutella en toda la espalda. ¿Quién fue?, ¡ah,sí!, fui yo.

El rey de los idiotas  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora