Crónicas de un héroe patético

Capitulo III

Capítulo III

Recuerdos dolorosos parte I

"dime, ¿Tiene que ver con lo que paso con Santiago?" Esas palabras me hicieron eco en ese momento, Eili tenía razón, yo era alguien más alegre, como dijo, "lleno de vida" pero todo cambio con la última tragedia que viví.

Verán, en mi vida he sufrido tres tragedias, yo las llamo "Las tres tragedias que empeoraron mi vida". La primera fue el fallecimiento de mi abuela, aquella mujer que fue como una segunda madre para mi, ya que mi madre por razones que no entiendo, jamás estuvo a mi lado, de hecho solo la veía cuando traía a la casa un nuevo hijo o hija, mi abuela falleció por una enfermedad de pulmón que la empezó a carcomer por dentro cuando yo tenía apenas doce años, falleció en ese mismo año, dos meses después de ser internada, ese día perdí a una persona importante para mí, esa fue la primer tragedia de mi vida.

La segunda tragedia es algo de lo que no puedo hablar, de hecho no debería haberla mencionado, debido a un pacto que tuve con mis hermanos mayores, no puedo hablar de eso, ya que mis ocho hermanos mayores y yo juramos jamás hablar de esta tragedia, pero aun así no quita que afecto mi vida, por lo que es la segunda tragedia de mi vida

La tercera tragedia, a diferencia de las otras dos, no afecto mucho a mi familia, debido a que ningún familiar falleció en esa tragedia, tal vez debería contarles desde el inicio.

Esto inicio el 16 de Febrero del 2004, es gracioso que aun recuerde esa fecha y no pueda recordar lo que veo en clase de historia, será que es más importante esa fecha que lo que ya paso antes de que yo naciera, en esa fecha yo tenía apenas nueve años, estaba ansioso ya que en 2 meses cumpliría los diez años, al fin tendría una edad de dos cifras pensaba, el día lo conocí, ese día, cambio mi vida y cambio la suya.

Estaba sentado bajo un árbol leyendo un libro que nos dejaron leer en la escuela cuando tres chicos se me acercaron, dos de ellos se veían algo mayores para su edad y el más pequeño era su líder, los tres estaban en el mismo salón que yo.

El más chico se acerco a mí y me tiro mi libro al suelo

-Bueno al parecer el japonesito está solo, bueno siempre lo está –se empezó a reír- no te cansas de leer.

-¿Q-que quieres Héctor? –dije temeroso-

-Nada, que no puedo acercarme y saludar a mi pequeño compañero –lo dijo con tono burlón y sarcástico-

-Tú y yo no somos amigos

-Lo sé y créeme, jamás seria amigo de alguien como tú, digo eres un caso perdido, eres casi ciego, no puedes hablar sin tartamudear, ni siquiera puedes respirar bien (Se refería a mi asma).

-¿Y-y eso en que t-te afecta?

-Simplemente tu no debiste salir de tu cueva, digo tu familia no es más que una bola de fenómenos juntos, dime ¿Quién podría tener más de 3 hijos? Solo los conejos pueden tener muchos niños.

-N-no te metas con mi familia

-¿O qué?

En ese momento me llene de furia así que me levante y lo empuje, fue un grave error contando que yo era uno contra tres.

-Rafa, Mario atrápenlo –le ordeno a sus guardianes-

En ese momento, los dos mastodontes me agarraron, uno tomo un brazo y lo jalo, quede a merced de aquel niño

-llevémoslo al baño, vamos a enseñarle quien manda.

Y lo cumplieron, me llevaron arrastrando al baño, llegando al baño cerraron la puerta pero los idiotas no se dieron cuenta que no la cerraron bien, hasta eso eran bastante idiotas.

-¿Y que haremos con nuestro pequeño amigo? –Dijo burlándose-

-Metamos su cara al excusado-decía Rafa-

-Que originales son –lo dije con sarcasmo-

-Tengo una idea –su cara se torno seria, tanto que me asusto- tal vez deberíamos enseñarle a respetar, hace unas noches por error vi una película donde un señor hacia que una mujer lo respetara, le introdujo algo por atrás, creo que fue lo que tenemos colgando entre las piernas

Al decir esto último me paralice, sabia de lo que hablaban porque un día sorprendí a mi hermano viendo una película parecida

-Mario, baja su pantalón, ¡rápido!-Ordeno a su cómplice-

Este último con temor empezó a bajar mi pantalón con sus manos que temblaban

-Bien, es hora de que yo haga lo mismo.

Empezó a bajar su cremallera y saco su órgano que era cubierto por una tela blanca

-Voltéenlo, quiero empezar ya

En ese momento creí que mi vida acabaría, trate de zafarme de las manos gordas de sus ayudantes, pero no lo conseguí, en ese momento sentí como me acercaban algo en mi retaguardia.

-Vas a disfrutarlo mi amigo-lo decía en un tono de supremacía-

Al momento de que sentí que se acercaba mas ese "tubo" perdí la conciencia de mi cuerpo, podía ver todo pero no podía moverme, creí que era el fin, hasta que escuche una voz que provenía de la puerta

-Déjenlo en paz malditos idiotas –Grito el extraño-

Después de eso, me desmaye.....