Viñetas XiuHan

Destino II

N/A: se puede considerar como continuación de la viñeta anterior.

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El destino arremete con todas sus fuerzas en las personas que creen fervientemente en él aunque no siempre puede ser así.

Jamás creí en el "destino". Siempre he sido una persona racional pero en este punto comienzo a dudar hasta sobre quien soy.

Una fragancia parecida al café, tal vez con un toque de vainilla, inundó mis fosas nasales e hizo camino por todas las fibras nerviosas de mi cuerpo.

Me estremecí incontrolablemente al ver a Lu Han cruzar la puerta de mi habitación.

— ¿Qué carajos haces aquí?

Lo vi avanzar hasta el escritorio de madera que estaba cerca de la ventana, apoyó sus caderas en este a la vez que cruzaba sus brazos. Sentí su mirada penetrando cada célula de mi cuerpo y volví a estremecerme inevitablemente.

— Vengo por lo que me pertenece.

Su voz salió una octava más grave de lo normal. Lo miré alzando una ceja y haciendo una mueca que solo indicaba desprecio.

— No soy un maldito objeto Lu Han.

— Lo sé, Minseok. Pero eres mío, te guste o no.

Un calor recorrió mi cuerpo al ver como Lu Han se saboreaba descaradamente los labios. Oí un rechinido en la madera del escritorio, su cuerpo comenzó a avanzar hacia el mio. Me senté abruptamente en mi cama.

— Vete ahora mismo Lu Han.

Sus ojos demostraban determinación, cada vez más cerca... debía huir... pero, maldición, esta era mi casa, era "mi lugar seguro".

— Te odio, maldito Lu Han.

Tomó bruscamente mi mentón, su rostro ya estaba a centímetros del mío. Su olor invadió mis fosas nasales. Cerré mis ojos inconscientemente y fue el peor error que pude haber cometido.

Su lengua acarició mis labios cerrados. Intenté apartarme, pero sus piernas me apresaron fuertemente, estaba a horcajadas encima de mis caderas.

— Dime una vez más que me odias Kim Minseok y yo mismo me encargaré de castigarte, si es que sabes a lo que me refiero.

Tragué duro. Estaba pisando arena movediza, estaba entrando al jodido infierno.

— No juegues conmigo, maldita sea.

Una bofetada cayó en mi rostro. Abrí mis ojos rápidamente y observé el rostro calmado de Lu Han. Mi cuerpo se estremeció, pero esta vez de un miedo abrumador.

— Vuelve a decir una mala palabra Kim y ya sabes que sucederá.

Su voz fue monotonía pura. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Realmente estaba asustado, tenía miedo...

Estaba cayendo en las peores pesadillas.

— Yo soy tu destino Kim Minseok, acéptalo, ríndete y acompañame al mísmismo infierno.

Sus caderas embistieron tocasmente en mi entrepierna. Sentí como sus dientes se paseaban a lo largo de mi cuello para dejar un mordisco en la base de este.

Un grito atravesó mi garganta.

Ya no podía hacer nada, estaba cayendo junto a mi irremediable "destino".

Mi camino al jodido infierno.

Porque Lu Han era un demonio hecho carne y hueso.

Me arrastra, me consume, me quema.

Me completa.

Porque tal vez siempre tuve conmigo la idealización de consumirme en llamas.