Capítulo 12

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Shiro estaba rojo, y con razón, mi madre era demasiado... ¿directa? puede ser. Yo no estaba roja, aunque estaba un poco avergonzada con Shiro por esa pregunta de mi madre. Busqué algo para escapar de esa situación, pero por el afán no se me ocurrió nada. No tuve más opción que contestarle:

- Mamá, aún no somos novios- dije, por mi mente pasó: "Demonios, empeoré la situación con el "aún""

- ¿Aún? ¿lo serán?- preguntó mi madre.

- Nunca los lo hemos planteado- dije.

- Ya veo - dijo mi madre - bueno hija, él parece un buen chico, no lo dejes ir fácilmente.

Shiro esbozó una sonrisa tímida en su rostro, yo me limité a mirarlo. Mi madre recogió los platos de la mesa y los llevó al fregadero. Shiro y yo le agradecimos. Le pedí el favor a Shiro de que me esperara en la sala mientras me lavaba  los dientes. Al salir del baño me dirigí hacia la sala, me senté el el sillón que estaba enfrente de Shiro.

- Bueno Shiro, ¿y qué te pareció mi madre?

- Es muy agradable, simpática -

- Sí... Oye, discúlpala por esa conversación -

- No tengo nada que disculpar, algún día alguien tendría que tocar ese tema ¿no?-

- Pues sí- dije.

Nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos. Hasta que Shiro rompió el silencio:

- Bueno, se hace tarde, mañana hay escuela así que debo irme. Ha sido un placer haber pasado la tarde contigo -

- Igualmente - dije mientras abría la puerta- hasta mañana-

Salió, me sonrió y comenzó a caminar.Me quedé mirándolo hasta que dobló la esquina. Me dirigí a mi habitación, empaqué los libros y cuadernos del lunes en mi mochila, me puse la pijama, me despedí de mi madre y me acosté.


¿Novios? Aún no. Creo que tengo miedo de que Shiro llegue a gustarme mucho, enamorarme de él, por mi madre y mi abuela. Desde que estoy pequeña mi madre y mi abuela me han dicho que los hombres son materialistas, que solo quieren aprovecharse de las mujeres para "obtener lo que quieren". Me han estado diciendo desde pequeña que no me enamore, que no tenga novio, que no me case, que sea feliz sola. Pero creo que la felicidad verdadera, es compartir la vida con alguien, sin embargo todo eso me hace temer y pensar que soy ingenua, que tal vez me equivoque y me tope con un mal hombre. Simplemente no quiero llegar a sentir dolor por amor... por nada, de hecho. No quiero experimentar eso que te hace llorar y qué, según otras personas, te deja destrozado. 

Dudo que el enamorarse se pueda evitar, es decir, no creo que puedas decirle a tu corazón "no te enamores de  esa persona, no lo hagas", por que una cosa es no darse cuenta o negarlo y otra es no hacerlo. 

Att: Misaki Himura


El Diario de una KuudereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora