Rutina

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Haces de luz natural entran por la ventana, lentamente abro mis ojos, acostumbrándome a la tenue iluminación de mi habitación. Giro mi cabeza y siento mi almohada humedecida.

Había olvidado lo que pasó anoche...

Me siento en mi cama, aún adormecida hago un intento por levantarme pero la somnolencia y torpeza de mis movimientos me lo impiden.

Qué fastidio, no tengo ganas de otro "magnífico" día en aquel infierno al que llaman instituto. 

Antes me preocupaba y me angustiaba por todo, pero ahora simplemente soy como una hoja a la cual mece el viento; por lo único que me preocupo es por estudiar ya que, quiera o no, eso es lo que asegurará mi futuro, y lo único que me ayudará a sacar a mi familia de este infierno.

¡Bueno! Basta de flojera y pensamientos. Tengo que ir, sino mamá se va a levantar con un humor de perros y lo último que quiero es que se enoje... 

Sí, permíteme...

Me levanto de nuestra cama y me dirijo al armario. Tomo nuestro clásico uniforme de marinero, el cual es azul oscuro con rayas blancas en las mangas de la remera, un pañuelo rojo, una falda azul y pantis del mismo color. 

Comienzo a vestirme y casi automáticamente me pongo mi inteligente adición debajo de la falda, la cual supongo que me ahorrará varios problemas futuros y posibles: un short negro. Me calzo mis gastados mocasines negros y me pongo nuestros imprescindibles guantes largos de color negro.

No podemos dejar que nadie las vea...

Por último, nuestro saco abotonado de color negro, pues, a pesar de estar en verano, hace frío y el escenario que muestra mi ventana da a entender que va a llover.

Termino de vestirme, me higienizo y cepillo mi cabello; no desayuno. Últimamente no tengo mucho apetito.

Arreglo nuestra mochila, tomo nuestras llaves y salgo de nuestra casa un poco apresurada ya que es un poco tarde.

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Listo, Seiki.

Apenas entro y todavía no ha tocado el timbre de entrada, lo cual me alivia un poco.

Oigo un molesto y ruidoso murmullo pero no le presto atención. De mi mochila saco mi pequeño cuaderno de dibujos y un lápiz y me pongo a dibujar el entorno. De pronto, siento que me arrebatan mi cuaderno de las manos, levanto la vista y frunzo el ceño.

Y aquí empiezo mi rutina... Genial.

—¿Qué haces, fresita?

Otra vez fastidiando, esta chica no se cansa de joderme la existencia. Es Rin Otsuka, la chica más fastidiosa del instituto, y como no podía ser de otra forma, desgraciadamente, está en mi clase.

Me limito a observarla. Sinceramente, hoy me levanté con el pie izquierdo así que si no me lo devuelve, lo lamentará.

—Devuélveme eso, Rin.

Como pensé, es tan cobarde que nunca me enfrenta sola.

—Cállate, cabello de chicle, ¿quién te crees que eres para hablarle a Rin de esa forma?

Ahí saltó su abogada, Mizuki Yamada.

—¿Qué pasa si voy para atrás en tu cuadernito? ¿No tendrás algún secretito interesante?

Dio en el blanco. Este cuaderno lo tengo desde pequeña y he dibujado a Shigeru varias veces ahí. ¡Maldición!

¡Mierda! No puedes ser más inteligente, ¿verdad? Haz algo ya.

—¡Devuélvemelo, Rin! —grito, forcejeando con ellas—. ¿Cuál es tu maldito problema conmigo? 

Si ella ve los dibujos estoy jodida. Ahí tengo varios secretos y dibujos sobre Shigeru, si los ve, estoy frita.

—Oh... así que crees que tienes alguna oportunidad con mi Shigeru, ¿eh? —Pone énfasis al decir "mi", con una sonrisa arrogante. Puedo oír cómo Mizuki se ríe y ella la acompaña.

Los vio. Pero Shigeru no puede de ninguna manera ver esos dibujos, no quiero ni pensar en lo que va a decirme si lo hace. Seguramente va a insultarme y burlarse de mí, como ya es costumbre. 

Pero aun después de tanto tiempo no logro entender la razón de su cambio conmigo...

Parpadeo repetidamente, intentando alejar mis pensamientos y evitar que mis ojos se humedezcan más.

¡Contrólate! ¿Qué ganarás con hacerlo? ¿Algo de toda esta puta mierda cambiará?

Es tan indignante. Anoche juré no volver a llorar por su causa, y aquí estoy.

¿Y entonces? ¡No lo hagas, te verán débil y vulnerable! ¡No les des lo que quieren!

—No es así... Sólo... Devuélvemelo, Rin, ya cumpliste con tu numerito diario.

Mis ojos se humedecen más y puedo sentir cómo la vista se me nubla gracias a las lágrimas. Estoy cansada de esto.

Aquí vamos de vuelta.

—¿En serio? ¿Estás llorando? Mírate, eres patética —dice Rin con su voz irritante, mirándome de arriba a abajo con desprecio. Cambia su tono al instante y me mira amenazante, tomándome por el mentón—. Es la última vez que te lo digo, fenómeno. Shigeru es mi novio, estamos juntos, y alguien como tú no le llega ni a los talones. Así que no quiero que interfieras. No le mires, no le hables, ni siquiera te acerques a él, lo contaminarías... —dice lo último mirándome con asco y me suelta con fuerza, arrancando varias páginas de mi cuaderno y tirando todo al suelo. Me dispongo inmediatamente a recogerlo todo, en silencio.

—Así que... ¿soy pertenencia de quién?

Reconocería esa voz de lejos.

Lo que faltaba.

Alternation [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora